Jueves 11 de marzo de 2021
Como cada año, se produjeron en las principales ciudades gallegas manifestaciones en recuerdo de Amador Rey y Daniel Niebla, los dos obreros del astillero Bazán asesinados por la policía franquista en 1972, cuando participaban de una huelga histórica con epicentro en Ferrol y Vigo. Este año 2021 también se convocó una huelga general en Ferrol con motivo de la grave situación de crisis.
Se realizaron manifestaciones en Ferrol y Ourense por la mañana y en Vigo y Santiago de Compostela por la tarde. Hubo dos convocatorias en Vigo, de la CIG y la CUT. En la manifestación de la CIG, participaron varios cientos de personas y discurrió desde el cruce de Vía Norte hasta la Farola de Urzaiz. El hecho de que no hubiera una manifestación conjunta constituyó todo un ejercicio de sectarismo que, más si cabe en esta dura crisis provocada por la pandemia, es inadmisible.
Huelga general en Ferrol en 2021, 49 años después
La huelga general en las comarcas de Ferrol, Eume y Ortegal se convocó por la CIG, CCOO y UGT como respuesta a la destrucción de empleo y la grave crisis industrial que lleva azotando muchos años a la comarca. La crisis industrial y el desempleo se extiende por toda Galicia pero son más graves en el norte: A Coruña, Ferrol, As Pontes, A Mariña, Terra Chá, etc. En la huelga participaron también los trabajadores de Alcoa que se desplazaron desde Viveiro, y también los de Alu-Ibérica (antes Alcoa) desde A Coruña.
Entre los motivos de la huelga se encuentran la falta de carga de trabajo para los astilleros de Navantia, el cierre (sin claras alternativas de trabajo) de la Central Térmica de As Pontes y de Meirama, de Siemsa-Gamesa, la falta de garantía de continuidad de producción en Alu-Ibérica, el cierre de centros de trabajo de Naturgy en A Coruña y la situación de la industria electrointensiva.
Según la CIG la huelga fue un éxito y paralizó los principales polígonos industriales y el naval, así como en Inditex e Indiput, muy poca actividad en el transporte urbano y administración, así como en la recogida de basuras. En la manifestación de Ferrol salieron miles de personas a la calle en demanda de “políticas e inversiones que nos permitan tener futuro”. La marcha recorrió toda la carretera de Castela hasta Porta Nova y recibió el apoyo de trabajadores de Alcoa San Cibrao, AluIbérica en A Coruña, Ferroatlántica o Celsa Atlantic, empresas que también están en lucha.
Manuel Anxo Grandal afirmó que “la transición energética tiene que ser justa, no se puede dar un proceso que en la práctica sea una nueva reconversión para estas comarcas, con destrucción de puestos de trabajo y más pobreza”. En relación al cierre de empresas contaminantes y/o electrointensivas que están siendo realizados con las excusa dela transición energética sin ofrecer soluciones a los trabajadores. Asimismo, Grandal también habló de la crisis demográfica que sufre la comarca, por las altas tasas de emigración joven debida a la falta de empleo.
Además, añadió: "la industria en Ferrol se perdió. La deslocalización de empresas se dio a pasos agigantados y de manera mucha más escandalosa que otras áreas del paós, porque muchas de las empresas que estuvieron subvencionadas con los famosos planes ZUR, ZIR, Ferrol, etc. Planes industriales que al final solo sirvieron para engordar con dinero público los bolsillos de empresarios piratas, que en cuanto vieron la oportunidad en otro lugar, cerraron las puertas. No necesitamos más políticas para atraer especuladores de dinero, si no asentar tejido duradero y que genere empleo estable y con derechos"
¿Qué significó la huelga del 72?
En el 72 hubo dos episodios huelguísticos importantes en Galicia, el primero en marzo en Ferrol y el segundo en Septiembre en Vigo. Relataremos los principales eventos y cuál es su significado general.
El 7 de marzo de ese año el sindicato vertical firma en Madrid un convenio interprovincial que no reconocía las demandas de los trabajadores de Bazán, en Ferrol, de disponer de un convenio propio, en un contexto en el que CC.OO tenía mucha influencia en esa ciudad. El 8 de marzo los obreros rechazan el acuerdo en asamblea y acordaron una nueva asamblea para el día 9.
La empresa respondió despidiendo a 6 sindicalistas de CCOO: José María Riobó, Manuel Amor Deus, José Díaz Montero, Ramiro Romero, José Miguel Rey y Alfonso Couce. Ramiro Romero fue agredido por los guardias al negarse a firmar la sanción. Esta situación acabó provocando que a las nueve y media de la mañana cinco mil trabajadores se concentran a las puertas de la fábrica para exigir la anulación de los despidos y sanciones a los guardias. La policía cargó a las 5 de la tarde, continuaron los enfrentamientos en la ciudad y se escucharon lo primeros disparos.
El día 10 cuatro mil trabajadores se congregaron frente a las puertas cerradas de Bazán y decidieron marchar en manifestación hasta el polígono de Caranza y unirse con los trabajadores de ASTANO. La policía volvió a cargar en medio del recorrido de la manifestación y esta carga fue respondida con piedras. Las fuerzas del orden abrieron fuego. Amador y Daniel murieron y otro medio centenar de obreros resultan heridos, pero la policía tuvo que retirarse al cuartel, donde se defendieron de intentos de asalto.
En ese momento otras empresas de la ciudad de solidarizaron y también fueron a la huelga. En respuesta, el gobierno cortó las comunicaciones y ceró por tierra la ciudad, y un buque de la Armada se situó frente al Ponte das Pías. El ejército permaneció acuartelado y Ferrol fue tomado por la Guardia Civil y la Policía Armada con efectivos de León y Valladolid.
Esta situación continuó hasta el 20 de marzo, cuando los obreros se vieron obligados a ceder después de 10 días de rebelión contra la patronal y el asesino régimen franquista. Además de los dos muertos, hubo 16 heridos de bala, 160 despedidos, 101 detenidos, 60 encarcelados y 54 multados con entre 50.000 y 250.000 pesetas. A día de hoy aún no se han juzgado los crímenes que se produjeron por parte de las fuerzas policiales aquellos días.
Ya en marzo hubo en Vigo huelgas solidarias con los trabajadores de Ferrol, en una dinámica que se acercaba a la huelga general también en Vigo. En 6 de septiembre se reivindicó la jornada laboral de 44 horas semanales en Citröen y se produjeron despidos 3 días después.
Esto provocó una huelga que se convirtió en pocos días en una huelga general donde se sumaron 15.000 trabajadores, también de otras empresas como Vulcano e incluso los trabajadores del transporte público. Hubo más de 6.000 despidos, que se acabaron quedando en 400. La huelga se desactivó por la acción policial 15 días después de comenzar.
Un homenaje a la huelga del 72 cargado de lucha por nuestro futuro
Este episodio heroico de lucha de la clase trabajadora gallega supuso un golpe importante para el régimen franquista, que se tuvo que ceder en algunas de las reivindicaciones y el sindicalismo quedó reforzado. Pero sobre todo porque planteó la posibilidad real de un levantamiento obrero, con demandas económicas sectoriales pero también con un profundo sentido político a favor de las libertades democráticas contra un régimen dictatorial. Recordar esta fecha es parte de la recomposición del hilo rojo de la historia, que nos ayudar a preparar nuevas batallas para vencer.
Con la pandemia actual, se han producido ya 5400 despidos en el sector industrial en Galicia, y nuevos planes de ataques a la clase trabajadora se ven en el futuro. Esto se suma a una situación de pobreza, salarios y pensiones bajos (en comparación con el resto del norte peninsular) que ya venía de antes de la pandemia. En este sentido, la huelga general en Ferrol y alrededores es un paso en la buena dirección para la construcción de un movimiento obrero fuerte y combativo que sea capaz de conquistar todas las demandas sociales.
Sin embargo, aunque la situación en el norte de Galicia está siendo peor, no es suficiente con una movilización localizada en sólo algunas áreas. Para poder vencer es necesaria la solidaridad de los principales centros industriales y concentraciones de trabajadores en el sur (Vigo y alrededores), de la misma forma que lo hicieron nuestros antepasados. Además, la situación de relativa estabilidad en el sur puede cambiar a medida que se vaya desarrollando la crisis capitalista en el Estado español, que por seguro no acabará ni siquiera para cuando se haya superado la pandemia. Necesitamos un frente único del sindicalismo combativo, agrupando también al conjunto de movimientos sociales, incluyendo el movimiento estudiantil.
Solo con una estrategia así podremos hacer frente a los despidos y recortes de derechos laborales y conquistar un programa anticapitalista, que incluya, entre otras cuestiones, a expropiación sin indemnización de toda empresa que despida, así como de toda empresa que no esté dispuesta a realizar las inversiones necesarias para realizar una transición energética y ecológica justa.