La cinta dirigida por el connotado Mamoru Oshii, es probablemente junto con Akira una de las primeras obras de animación japonesa reconocida como película de culto, llamando la atención de la crítica internacional tanto por su compleja narrativa, como por su animación fuera de serie a mediados de los años noventa.
Miércoles 18 de noviembre de 2020
El día de hoy se cumplieron 25 años del estreno del anime Ghost in The Shell, película icónica de mediados de los años noventa, que al igual que Akira, significó un impulso para la expansión de la animación japonesa en occidente, no como objeto de entretención, sino como una obra de enorme calidad cinematográfica.
La película dirigida por el prolífico Mamoru Oshii (Patlabor, Sky Crawlers), está basada en un manga homónimo creado por Masamune Shirow (Dominion Tank Police), relata la historia de la Mayor Motoko Kusanagi, cabecilla de la Sección 9 especializada en delitos informáticos y terrorismo, a quien se le encarga la tarea de atrapar al “Puppet Master”(Titiritero). Un habilidoso hacker que penetra en los sistemas y redes informáticas, manipulando ciborgs a quienes les delega el cometer una serie de acciones como robos y asesinatos, llegando incluso a instalar recuerdos falsos en la memoria de sus objetivos.
Cabe destacar que el desarrollo técnico de la humanidad ha llegado a tal nivel de perfeccionamiento que los ciborgs llevan una vida prácticamente idéntica a la de cualquier persona, por lo que las brechas entre el ser humano y un tipo de vida a partir de compuestos artificiales, es prácticamente imperceptible a nivel de las apariencias. Y es esto mismo lo que hace tan peligroso al “Titiritero”, quien ya lleva realizando diversas acciones con tal de desestabilizar el modelo de funcionamiento de la sociedad.
Es así como en pleno año 2029, y en un contexto de distopía absoluta como a la que nos tienen acostumbrados estas producciones japonesas, la Mayor Kusanagi -quien en términos científicos se encuentra compuesto por un cerebro y médula humana recubierta de material electrónico- junto a sus compañeros Bato y Togusa desarrollan una persecución implacable en contra de este “Titiritero”, que a cada momento consigue escaparse de las manos de la Sección 9.
Sobre la animación
Sin duda uno de los elementos característicos de esta clásica obra de la ciencia ficción nipona, corresponde a su despuntante animación a cargo de Production i.G, cuenta con artistas de la talla del animador clave y diseñador de personajes Hiroyuki Okura (Akira, Roujin Z), y el director artístico y pintor de fondos, Hiromasa Ogura (Ninja Scroll, FLCL).
Es importante mencionar el sólido ensamblaje de animación CGI y dibujo bidimensional que permite al espectador deslumbrarse con increíbles secuencias que expresan uno de los puntos más altos en lo que refiere a la representación robótica del desarrollo científico y social. Donde escenas como las del comienzo permiten mostrar en detalle el nacimiento de una ciborg, o el reconocido trayecto de Kusanagi por los canales de Hong Kong, hacen patente un trabajo hasta entonces difícil de reconocer, quizás en algunas producciones como Akira de Katsuhiro Otomo, Macros Pluss de Shinchiro Watanabe, o Patlabor 2: La Película del mismo Oshii.
Sobre la banda sonora
Otro de los aspectos formidables de Ghost in The Shell es la banda sonora a cargo del reconocido músico Kenji Kawai (Devilman, Ranma 1/2, Patlabor 2), que con una serie de temas que intensifican el pesimismo de una sociedad cada vez más decadente, absorbida y triturada por los avances técnicos de la ciencia, consigue punto más alto con la canción “Reincarnation”, una sinfonía lírica japonesa, acompañada de percusiones niponas e instrumentos electrónicos que por medio de la utilización de metáforas, describe la fusión entre el ser humano y la máquina.
El impacto e influencia de Ghost in the Shell
Tal como señalábamos al principio, Ghost in the Shell significó un enorme impacto para la difusión de la animación japonesa a nivel internacional, como material artístico de culto. Resulta significativo sobre todo si es que tomamos en cuenta el año de su estreno, en el cual tecnologías de la información y los medios como internet, resultaba aún lejana para aquellas personas cuya vía de visionado era principalmente a través del formato VHS, que se arrendaban a video clubes, o alguna versión pirata en uno que otro negocio especializado en el tema.
Es reconocida también la influencia que provocó en diversos cineastas y artistas relacionados al cine, como las hermanas Wachoski, cuya inspiración en este género cyberpunk resalta a la vista en esta propuesta de mundo ilusorio promovido por máquinas, en que la realidad aparente no es más que una base de datos o programas diseñados para mantener un modelo diseñado para el control de la población inmersa en el más común de los rutinarismos. Incluso del éxito desprendio por la cinta de las Wachoski, se realizó una serie de cortos animados con temática similar conocidos como Animatrix, que contó con directores y animadores del más alto nivel como Yoashiaki Kawajiri (Ninja Scroll, Vampire Hunter D) con el segmento “Program”, Tekeshi Koike (Redline, Lupin III: Bloodspray of Goemon Ishikawa) con el segmento “World record”, o Koji Morimoto (Dirty Pair, Memories) con el segmento “Beyond”.
Incluso en el año 2004 apareció una secuela de Ghost in the Shell, con el nombre de “Innocence”, postulando a la Palma de Oro en el Festival de Cannes, y también a otras producciones derivadas de la película como las producciones “Stand Alone Complex” y “Arise”, aunque ya no bajo la dirección de Oshii.
Sin embargo las dos obras dirigidas por Oshii, Ghost in the Shell, y Ghost in the Shell: Innocence, seguirán siendo recordadas por un sello propio, la animación que busca romper con barrera del realismo tanto en su compleja narrativa, como en su animación detallada y potente.