La vicepresidenta protagonizó un papelón en un debate que presenció el mundo. Senadores y senadoras no se quedaron atrás. Una cueva de la reacción y un debate plagado de brutalidades.
Juana Galarraga @Juana_Galarraga
Jueves 9 de agosto de 2018 10:34
“¡Vamos, todavía, vamos!”, se la escuchó decir a Gabriela Michetti, vicepresidenta de la Nación y presidenta del Senado, este jueves por la madrugada. Ese fue su festejo al levantar la sesión en la que el proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo fue rechazado.
Ganó el No a las mujeres.
Ganó la desidia, la hipocresía y la ignorancia.
Mujeres que festejan que otras van a seguir muriendo como ratas en la clandestinidad, lo gozan y festejan con Vamos todavía!
La clase política es nefasta, les deseo lo que son. Desagradables. #YaEsLey— Loles (@FonziDolores) 9 de agosto de 2018
Vamos todavía dijo Michetti. Realmente no veo la hora de no verte más!
— carla peterson (@carlapetersonA) 9 de agosto de 2018
Su algarabía fue oída por todos y todas, dado que la máxima autoridad en el recinto había dejado el micrófono abierto por segunda vez a lo largo de la jornada. De todos modos, bien podría ser algo hecho a propósito; su festejo retuerce las tripas de millones que a lo largo y ancho del país pelean porque se terminen los abortos clandestinos.
Señora Vice Presidenta @gabimichetti la escuchó todo el país burlarse groseramente con su "vamos todavía". La vulgaridad en su máxima expresión. Nos vemos en las urnas. O en las clínicas clandestinas que ustedes decidieron mantener.
— Muriel Santa Ana (@murielsantaok) 9 de agosto de 2018
VAMOS TODAVÍA | Sin dejar de masticar, la frase de Michetti tras el no al #AbortoLegal. Su rol vergonzoso y retrógrado: https://t.co/U2oVwm4jc1 pic.twitter.com/CAINcVGh3i
— La Izquierda Diario (@izquierdadiario) 9 de agosto de 2018
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No podría decirse lo mismo de la primera vez que Michetti habló sin saber que el micrófono estaba abierto. “Es un pelotudo, que no rompa las pelotas”, fue el insulto que le propinó al senador formoseño Luis Naidenoff. El enojo de la presidenta de la cámara, se desató en medio de los cruces por el tiempo estipulado para los discursos. Mientras hablaba la senadora Pamela Verasay de Mendoza, Michetti interrumpió abruptamente su elocución para discutir con dos senadores que cuestionaban su forma de manejar el tiempo.
Allí terminó cruzándose con Naidenoff quien le cuestionó además, que no estuvo presente en la reunión de labor parlamentaria, previa al inicio de la sesión, donde se negociaron las reglas para sesionar.
“Usted no debe conducir la sesión, la tengo que conducir yo”, sentenció la vicepresidenta. Michetti se jactó de las atribuciones que solo a ella correspondían, pero estuvo lejos de estar a la altura de su función. Las dos veces que dejó el micrófono abierto son solo un ejemplo, el menos bochornoso, de su rol patético en el Senado de este 8A.
Michetti confundió nombres de senadores. Entre otras cosas, más de una vez se dirigió a senadores como diputados. Manejó discrecionalmente el tiempo, interrumpiendo a quienes exponían a favor del derecho al aborto. En el caso de la senadora tucumana, Beatriz Mirkin, el rol de Michetti fue particularmente desubicado. Mientras Mirkin hablaba con un discurso encendido, la vicepresidenta cortó su intervención.
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"Me deja decirle algo, me da miedo que le haga mal", expresó Michetti posando con preocupación. "Ya me ha hecho mal.... todos estos meses me hicieron mal", contestó Mirkin. Luego Michetti se retiró del recinto y le dejó la presidencia de la sesión a Federico Pinedo.
El gesto más antidemocrático de Michetti, fue impedir el ingreso al recinto de la Madre de Plaza de Mayo, Nora Cortiñas. Pino Solanas expuso pasada la medianoche y la criticó por esta situación. Michetti reconoció que no podía hacer una excepción para que Norita presencie el debate. Mientras Solanas hablaba, otra vez Michetti interrumpió y se metió en medio del discurso para pedirle al senador que dijera “la verdad completa”. “Yo la fui a recibir, la saludé, estuve con ella, charlé como cinco o diez minutos, no es que no tuve contacto con ella”. “Qué bien señora presidenta”, ironizó Pino.
“Hable lo que usted quiera, nos vamos a las tres de la mañana”, fue una de las respuestas de la vicepresidenta a Solanas. La preocupación de Michetti había sido planteada cerca de las 20 h. Michetti se dirigió al Senado para pedir que la sesión terminara antes de las 22 h. Según planteó, autoridades del Ministerio de Seguridad habían sugerido que la sesión no sobrepasara ese horario, por la seguridad de senadores, senadoras y de todas las personas que concentraban en las inmediaciones del Congreso. A partir de ese momento, Michetti apuró el debate lo más que pudo, para tratar de volver temprano a casa.
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El rol de la vicepresidenta en el Senado en el marco de una jornada histórica fue nefasto. Todo el mundo tenía los ojos puestos sobre el debate que impulsaron las mujeres argentinas. Había mucha expectativa a nivel internacional. La movilización alrededor del Congreso fue realmente masiva, pero tanto Michetti como la mayoría de senadores y senadoras no estuvieron a la altura. Michetti como presidenta de la Cámara Alta cumplió un rol bochornoso, pero no mucho más que la mayoría de quienes estuvieron en las bancas.
El nivel de brutalidades y conceptos reaccionarios que el movimiento de mujeres tuvo que escuchar ayer por parte de senadores y senadoras, superó incluso a lo sucedido en Diputados en 13J. Típico de gente que no está acostumbrada a estar en el centro de la escena, ni a enfrentar el escrutinio público atento, senadores y senadoras hablaron este miércoles dejando en evidencia un nivel de atraso, ignorancia y reacción que no va más.