En redes sociales se difunde la campaña contra el uso de los popotes o pajillas, sin embargo hay que mencionar que el problema es aún más grave.
Axomalli Villanueva @1quiahuitl
Viernes 20 de julio de 2018
Hace algunos días la cadena cafetera Starbucks dio a conocer su campaña en la cual pretende eliminar el uso de popotes o pajillas en las bebidas en todas sus tiendas a nivel global para el añ0 2020, debido a la creciente preocupación en cuanto a la basura en el océano que afecta a la vida marina.
Ante la creciente exigencia de que comercios y ciudades reduzcan sus desechos, que comenzó desde el pasado 8 de junio, día mundial de los océanos, en la que la ONU llamó a disminuir el consumo de productos plásticos puesto que la polución por plástico está causando enormes daños a los recursos marinos. El 80% de la contaminación en los océanos es causada por los seres humanos: 8 millones de toneladas de plástico al año acaban en los océanos.
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Ante esta campaña, otras cadenas de alimentos han señalado que dejarán de consumir los popotes, ya que suelen convertirse en basura porque su reducido tamaño dificulta su reciclaje, cadenas como Marriott International, el grupo hotelero más grande del mundo, también anunció que el próximo año dejará de ofrecer estos productos.
La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) lanzó su campaña “Sin popote está bien”, la cual sostiene que una persona utiliza hasta 38 mil popotes a lo largo de su vida, que tomando la esperanza de vida en México, equivale al uso de más de un popote al día.
La Cooperativa de Trabajadores de Pascual Boing, también anunció la modificación de sus envases con el objetivo de disminuir el uso de los popotes y generar menos residuos que puedan terminar en los océanos.
El problema no son los popotes, es el plástico
Lo cierto es que, dejar de usar estos artículos ayudaría a reducir el impacto en el medio ambiente que producen los plásticos, pero solo reduce el problema a un solo producto, el cual sólo representa el 0.05% del plástico producido, según la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (ANIPAC).
Ante esto la ANIPAC, la cual agrupa a 250 compañías del sector mencionó que prohibir el uso de los popotes no es la solución a los problemas ambientales ya que "prohibirlo o rechazarlo no es la solución al reto que se enfrenta en este rubro, sino que debe existir la regulación correcta y una mayor cultura ambiental”.
El origen de todo este "fenómeno" contra el uso de los popotes es un video publicado en agosto de 2015, cuando la bióloga marina Christine Figgener, de la Universidad de Texas, grabó a una tortuga golfina luchando desesperadamente por quitarse un pedazo de popote de 10 centímetros atorado en sus fosas nasales. En la descripción original del video —que hoy ya tiene más de 30 millones de visualizaciones— Christine hace un exhorto urgente: "DI ’NO’ A LOS POPOTES DE PLÁSTICO Y CUALQUIER TIPO DE OBJETO PLÁSTICO DESECHABLE".
El año pasado, Denise Hardesty y Chris Wilcox, científicos marinos australianos, publicaron su estimación científica sobre el número real de popotes de plástico en los océanos. Después de cinco años de muestras, determinaron que hay entre 437 millones y 8,3 mil millones. El rango entre el mínimo y el máximo es enorme y, aún así, se trata de uno de los estudios más confiables en el tema.
A pesar de lo escandaloso del número, el portal especializado en ciencia Phys.orgprecisó que, incluso usando los 8,3 mil millones de popotes, éstos solo representan el 4 por ciento de la basura en los océanos, en otros términos, estamos hablando del menor de los males.
Para Ocean Cleanup, una organización dedicada a desarrollar tecnología para limpiar los océanos, el verdadero problema es otro: las redes de pesca pues estos objetos hechos de plástico para atrapar grandes cantidades de peces representan el 46 por ciento del peso de desperdicios plásticos en los océanos.
En la mayoría de los casos, pescadores ilegales abandonan estas redes puesto que, orillados por la pobreza y restringidos por las vedas de los gobiernos, los pescadores navegan clandestinamente mar adentro en busca de un sustento para sus familias. Cuando los sorprenden buques de grandes compañías o policías navales, suelen soltar a sus presas con todo y las redes para deshacerse de la evidencia.
La solución de peso, apuntan muchos de los especialistas, es regular la pesca con el fin de tener mayor control sobre las redes de plástico y mejorar el sistema de vedas para evitar la sobre explotación de la fauna oceánica. Además de que no podemos olvidar otras prácticas que a gran escala también son causantes de la contaminación marina, como los derrames petroleros y las grandes industrias que tiran residuos contaminados al mar.
Si bien eliminar el uso de los popotes no ayuda en mucho a la descontaminación de los océanos, si ha podido permitir abrir la discusión de lo que pasa con los desechos humanos