El primer debate entre candidatos a la gubernatura del estado de Jalisco emuló mucho al debate presidencial, entre acusaciones y señalamientos. No hubo propuestas convincentes.
Martes 15 de mayo de 2018
Aunque algunos de ellos hicieron referencia a varias de las principales problemáticas presentes en la opinión pública como la movilidad y transporte, el problema del agua e indirectamente el problema de la presa El Zapotillo, las propuestas resultaron poco convincentes, hablando de multas, más presupuesto y mejor estructura organizacional del Estado. El mismo tipo de promesas que venimos escuchando campaña tras campaña y vuelven a quedar pendientes al final de cada gobierno.
De manera sintética podemos afirmar que las principales figuras que se disputaron la supremacía en el debate fueron Carlos Lomelí de la coalición morenista Juntos Haremos Historia y Enrique Alfaro de Movimiento Ciudadano, quien todavía lidera las preferencias.
Y es que como mencionó el candidato de Morena, el PAN y el PRD juegan un papel testimonial pues en los hechos favorecen a Enrique Alfaro debido a la alianza que pactaron para impulsar a Ricardo Anaya como candidato presidencial, demostrando que junto al PRI se muestran como la continuidad de un régimen corrupto que puede alternar sus variantes partidarias ya que no se diferncian mucho entre ellas.
El mejor golpe de Lomelí fue señalar esto y las alianzas pactadas con Raúl Padilla López, cacique de la Universidad de Guadalajara presentado a inicios de abril por Ricardo Anaya como su enlace para la secretaría de cultura, a pesar de que en años anteriores Enrique Alfaro declaraba públicamente no querer ninguna relación con Padilla López.
Alfaro por su parte se limitó a hablar más de sus propuestas, aunque con un discurso prefabricado donde habló de dar continuidad al tipo de administración que ha venido implementando e intentando mostrarse como “prodigioso” administrador del estado capitalista pero con “respeto a los derechos humanos”.
También habló de la continuidad del modelo ruta-empresa iniciado por el PRI y de buscar inversiones para desarrollar zonas de la entidad con menor industrialización (obviamente donde primará la mano de obra barata y todo tipo de concesiones del gobierno, como lo ha venido haciendo).
El candidato del PRD Carlos Orozco Santillán continuamente intentó golpetear al candidato de Morena, lo señaló por su declaración patrimonial incompleta, además de la sentencia que recibió por portación de arma ilegal en septiembre de 2002.
Sobre esto Lomelí respondió que su partido representa la honestidad y que no permitirían ningún enriquecimiento al amparo del poder, por lo que Enrique Alfaro contraatacó y lo señaló por los contratos hechos con administraciones pasadas que lo beneficiaron por 2 mil 300 millones de pesos y las cuales fueron licitadas de manera directa.
A decir del candidato del PRI Miguel Castro Reynoso tuvo muy poca presencia, intentando cuestionar la administración de MC en municipios como Tlajomulco, su slogan de “Tú mandas” fue claramente insuficiente junto a su propuesta de una nueva universidad pública que por cierto fue rebatida ya que en el estado se encuentran actualmente más de dos decenas de institutos tecnológicos.
A manera de resumen podemos extraer de este debate que:
- El candidato favorecido sigue siendo Enrique Alfaro de MC, aunque la alianza PAN-MC-PRD comienza a generar descontento, además de la relación con el padillismo, por lo que mientras mostrarse como el candidato más viable sin un marcado desgaste de su imagen pero con carácter duro ante la presión social.
- Morena junto con Carlos Lomelí intenta repuntar: Aunque probablemente no consiga la gubernatura, puede poner en pie una estructura más sólida que mejore el alcance de Morena en una de las entidades más conservadoras.
- Aunque las encuestas ponen en segundo lugar al PRI es indudable la debacle, más de ocho puntos lo separan de Enrique Alfaro, su vieja estructura no parece tener el mismo empuje y varias de sus figuras vienen muy cuestionadas como el ex-fiscal Eduardo Almaguer por su labor como procurador de justicia y sus posibles relaciones con el narco.