El domingo pasado se cumplieron 113 años de su nacimiento, recordamos la vida de una de las escritoras que, con el convencimiento de su obra, cambió el rumbo de la cultura.
Martes 23 de febrero de 2016
Nacida en Francia el 21 de febrero de 1901, Anaïs Nin fue una escritora reconocida, especialmente por sus diarios, que fueron escritos ininterrumpidamente desde 1914 a 1977: “Para mí, el mundo que existe es el mío, y no hay ficción que pueda escribir más bella que mi propia vida”.
Hija del pianista y compositor Joaquín Nin y de la cantante Rosa Culmell, ambos cubanos, Anaïs Nin vivió parte de su infancia y adolescencia entre La Habana, Barcelona y Nueva York. A los once años, al ser abandonada por su padre, Anaïs comienza a escribir su diario como una carta dirigida a él, a quien no vería por los siguientes 20 años.
A los dieciséis años, empezó a trabajar como bailarina de flamenco mientras se iniciaba en el conocimiento del psicoanálisis: “Yo sola logré salir del catolicismo, de la burguesía de mi madre, del ambiente estúpido de la vida americana en Richmond Hill. A solas encontré a D.H. Lawrence. A solas lo situé críticamente.” escribiría en su diario.
En 1931, viviendo en París, escribe su primer libro, un ensayo sobre Lawrence.
Además de sus diarios, escribió relatos eróticos y pornográficos para un compilador y fue la primera mujer de la literatura que firmó los relatos eróticos con su propio nombre.
Anaïs Nin volvió a Nueva York y allí instaló, en su altillo, un espacio para poder imprimir sus escritos que los editores, por el contenido erótico de sus relatos, se negaban a publicar. El primero fue una novela que había iniciado en París, “La casa del incesto”; precisamente por aquellos años se reencontraría con su padre con el que aseguraba en sus diarios haber mantenido una relación incestuosa.
En 1935 regresa a Francia y funda junto a otros una casa editora, "Ediciones Siana", convencida de que la negación de las editoriales no podía detener su escritura, y que el erotismo en ellos no podía ser censurado, al ser una de las bases del conocimiento de uno mismo, tan indispensable como la poesía.
Anaïs Nin fue una escritora que se mantuvo en la orilla. En Estados Unidos era vista como una autora que escribía en inglés pero que había publicado sus obras en Francia. Mientras tanto, en Francia sus novelas aparecían como “novelas americanas.”
"A mí me pueden encontrar en una fiesta y se me puede ver bailar y reír; pero lo que escribo es muy serio. Sólo cuando muera llegaré a ser visible, y entonces algún editor se inclinará sobre mis manuscritos y hasta quizás pujará por ellos. Pero durante mi vida no hubo ningún escritor ni editor que diera un solo paso para prolongar mi vida o revelar mi obra."
Cuando, compelida por la segunda guerra mundial, abandona París para instalarse en Norteamérica, dice: "Lo trágico es que justamente cuando íbamos a gozar de nuestra madurez en Europa, que ama y aprecia la madurez, fuimos desarraigados todos nosotros y situados en un país que ama la juventud y la inmadurez. Aquí en Norteamérica, el extranjero es un intruso. Trato de introducirme en la vida americana, pero noto recelo, desconfianza e indiferencia."
En 1966, Anaïs conoce la fama tras la publicación de sus diarios íntimos, que fueron un éxito absoluto. Las confesiones personales de Anaïs eran tantas que se editaron dos versiones de los mismos: la primera, censuró los nombres de las personas con las que se había relacionado y aún vivían y a las que podría comprometer; la segunda, una vez que las personas aludidas habían muerto, se editó de forma íntegra, como ella deseaba.
Murió en Estados Unidos de cáncer, el 14 de enero de 1977.