La conferencia de la CRT (Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras) del Estado español debatió el pasado 14 y 15 de diciembre acerca del nuevo escenario que se abre a nivel internacional y estatal.
El panorama está marcado a nivel internacional por la polarización política y la irrupción de un nuevo ciclo de lucha de clases en varios continentes, donde los grupos que forman parte de nuestra corriente internacional están participando activamente, como en Chile, Bolivia o Francia. [1]
En el Estado español, la continuidad de la represión al movimiento democrático catalán y la crisis del procesismo por un lado, y la integración del reformismo de Podemos como apéndice del PSOE en la gestión del Estado imperialista, por otra parte, plantean nuevos desafíos para la construcción de una organización socialista revolucionaria, internacionalista y de clase.
Un nuevo ciclo de la lucha de clases y polarización política
El elemento nuevo y más dinámico de la situación mundial es la emergencia de un nuevo ciclo de lucha de clases, que tiene un epicentro importante en América Latina, atraviesa varios países de Medio Oriente y más recientemente se ha trasladado con fuerza a Francia, que lleva dos semanas de huelga indefinida del transporte y enormes jornadas de lucha contra la reforma de pensiones de Macron. En este marco, se reactualizan importantes debates estratégicos para quienes nos proponemos construir grupos y partidos revolucionarios a nivel internacional.
La conferencia de la CRT debatió sobre estas cuestiones, partiendo de señalar que el estancamiento a largo plazo de la economía capitalista es el trasfondo del ciclo actual de la lucha de clases. Se verifica una mayor coordinación entre centro y periferia en el estancamiento, y varios analistas prevén en el próximo período una vuelta a situaciones más recesivas.
Crisis orgánicas de profundidad, como la que atraviesa hace tres años Reino Unido con el brexit -a la que Johnson intentará dar una resolución por derecha-, son expresión del agotamiento del ciclo neoliberal de la globalización, sin que exista una alternativa de recambio clara por parte de la propia burguesía imperialista. El crecimiento de la extrema derecha en varios países tiene sus raíces en la crisis de los partidos tradicionales del "extremo centro" que gestionaron la Europa del capital las últimas décadas.
A nivel social, se trata de la acumulación de 30 años de políticas neoliberales, que tuvieron como resultado en todo el mundo un aumento monumental de las desigualdades sociales, poblaciones empobrecidas, subempleo, trabajo parcial, precariedad no solo laboral sino precariedad del conjunto de la vida. Por eso, en el actual ciclo de la lucha de clases, en diferentes idiomas se escucha la misma idea: el aumento del billete de metro en Chile o la reforma de pensiones en Francia han sido “la gota que colmó el vaso”. En Francia, los huelguistas sostienen que están luchando contra “Macron y su mundo” en referencia a las políticas antiobreras que abrieron una brecha profunda entre la Francia de las elites ilustradas y las clases medias acomodadas respecto a la Francia de la periferia, con servicios sociales degradados, la pobreza de las banlieueu y la vida “sin futuro” de los jóvenes precarios y superexplotados.
Esto implica que estamos ante un descontento profundo, caldo de cultivo para un ciclo de lucha de clases con elementos radicales y con un importante protagonismo de la juventud. Aunque puede haber altibajos, tenemos que prepararnos para un período con más polarización a izquierda y derecha y mayores procesos de la lucha de clases, esto es lo nuevo.
Como parte del debate, la conferencia abordó también los límites que aún tienen las jornadas de lucha y revueltas en varios países, donde la clase trabajadora participa más bien diluida en el “pueblo”, en las manifestaciones o acciones, pero sin que la huelga general esté en el centro. Con la excepción de Francia, donde después de un año de movilizaciones de los gilet jaunes salen a escena sectores estratégicos de la clase obrera con la huelga general como método. Sin embargo, las burocracias sindicales siguen jugando un importante papel de contención, buscan negociar por migajas con el gobierno de Macron e intentan desactivar el conflicto desde adentro.
Contra todo el escepticismo en las fuerzas de la clase trabajadora al que nos tiene acostumbrados el neorreformismo como Podemos y Syriza, la conferencia debatió sobre las “posiciones estratégicas” y su potencialidad. Se señaló también que es necesaria una política de hegemonía obrera, desarrollar la autoorganización y defender un programa transicional que cuestione las ganancias capitalistas y defienda la necesidad de gobiernos de trabajadores, para que estos procesos de revueltas puedan transformarse en revoluciones abiertas, en desafíos generales al poder de los capitalistas.
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Finalmente, la pelea por una estrategia revolucionaria pasa por actualizar la urgencia de avanzar en la construcción de grupos y partidos revolucionarios, como parte de la lucha por la reconstrucción de la IV Internacional.
Sobre esta cuestión se destacó también el hecho de que los grupos que integran la red internacional de La Izquierda Diario como parte de la Fracción Trotskista-Cuarta Internacional (FT-CI) vienen actuando en la primera fila de los actuales procesos de la lucha de clases, como en Chile, Bolivia y Francia. En este marco se produce la querella persecutoria contra nuestro compañero del PTR chileno Dauno Tótoro, la detención arbitraria del corresponsal de la red en Bolivia, Carlos Cornejo. En Francia, el impulso de incipientes coordinadoras entre sectores de huelguistas del metro, buses, ferrocarril, maestros y estudiantes, las asambleas interprofesionales, también muestra esta importante intervención de la FT. En ese país clave por el impacto que puede tener en otros países de Europa y a nivel mundial, es fundamental avanzar en construir un partido revolucionario, algo por lo que están luchando nuestros compañeros de la CCR, como tendencia dentro del NPA.
Ante este nuevo ciclo de la lucha de clases, que tiene en estos días su proceso más agudo en la vecina Francia, la conferencia resolvió una campaña política de solidaridad con la lucha de la clase trabajadora y la juventud francesas bajo el lema #HagamosComoEnFrancia, que ligue la lucha de clases internacional a la perspectiva por la que peleamos en el Estado español para enfrentar la ofensiva represiva y la crisis social.
La conferencia también reafirmó la necesidad de seguir desarrollando y extendiendo la Red internacional de La Izquierda Diario, que cuenta actualmente con ediciones en 12 países y permite expresar los procesos más vivos de la lucha de clases, así como la lucha política por una perspectiva revolucionaria, debatiendo con las corrientes políticas y de la izquierda.
Un salto en la integración al régimen por parte del neorreformismo español y la crisis del procesismo
La crisis orgánica del régimen español está lejos aún de haberse resuelto, después de varios años. El intento de formar un gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos, después de los intentos fallidos anteriores, puede abrir un nuevo momento político, pero no sin grandes contradicciones, ya que es muy difícil que se pueda lograr un cierre de estabilidad a la crisis profunda que atraviesa el régimen.
La crisis catalana sigue siendo la principal brecha de esta crisis que hace muy complicada incluso una estabilización relativa. A pesar de la voluntad manifiesta de la dirección procesista, en especial de ERC, de ser parte de la estabilización que proponen Sánchez e Iglesias, la crisis catalana reflota permanentemente por abajo -como vimos este otoño con las movilizaciones contra la sentencia- y por arriba -como los nuevos episodios judiciales que esta misma semana hemos visto con la sentencia del TJUE sobre Junqueras o la inhabilitación de Torra-.
La conferencia debatió la hipótesis de que pueda conformarse el gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos, con el apoyo pasivo de ERC. Pero al mismo tiempo no descartamos que éste pueda verse finalmente truncado y se dé un giro de la situación que podría derivar en nuevas elecciones o alguna fórmula de acuerdo de Estado entre el PSOE y los otros partidos constitucionalistas.
Desde al menos 2017 la crisis orgánica viene expresándose en distintos giros de este tipo, como la movilización que hizo posible el 1 de octubre, el golpe del 155, la moción de censura, el adelanto electoral o la repetición del 10N. Coyunturas que han erosionado no solo al régimen, sino que también han hecho ahondar la crisis y descrédito de direcciones políticas que aspiran a jugar el rol de bombero social, como el neorreformismo o el mismo procesismo.
Si logra formarse finalmente el llamado gobierno “progresista”, este será un gobierno que nace sobre la base de un salto en la vulneración de las libertades democráticas, la represión al movimiento democrático catalán y la negación del derecho de autodeterminación. Será también un gobierno que se base, como consta en su acuerdo de gobierno, en el respeto inamovible al “equilibrio fiscal” impuesto por Bruselas y la UE, esto es, la continuidad las políticas de austeridad, recortes y privatizaciones que ya hemos visto con los gobiernos del PSOE y del PP. Será, además, un gobierno para gestionar las políticas imperialistas del Estado español en todo el mundo, como sus intervenciones militares en Mali, Libia o Afganistán, sus acuerdos de venta de armas a las monarquías árabes, sus políticas de expolio y extractivismo mediante las multinacionales españolas en América Latina, sus políticas de racismo y xenofobia en las fronteras europeas, etc.
Lo que estamos viendo, por lo tanto, es un salto histórico en la integración al Estado imperialista del neorreformismo de Podemos, que hace cinco años atrás nacía asegurando que venía a “renovar la política”, “tomar el cielo por asalto” y dar una alternativa al bipartidismo.
Si lo hace además con el apoyo pasivo de ERC será la constatación de la crisis del procesismo, ahondándose la brecha entre la calle y el Palau de la Generalitat que se vio incipientemente en las movilizaciones de este otoño.
Este es el cambio político más importante que ha abordado la Conferencia de la CRT, ya que la asimilación completa de Podemos al régimen del 78 como ministros “progres” del gobierno imperialista y socio-liberal, abre un enorme debate en la izquierda española y también una gran oportunidad para ampliar el auditorio para las ideas y el programa de los revolucionarios. Mientras que en Catalunya la crisis del procesismo abre la oportunidad de que pueda emerger una izquierda que defina una hoja de ruta independiente, de clase y con un programa anticapitalista.
Desde la CRT nos proponemos intervenir audazmente en esta nueva situación, planteando la necesidad de abrir espacios de debate, acciones comunes y bloques políticos entre toda la izquierda que nos reivindicamos anticapitalistas y que estamos por levantar una alternativa de izquierda que confronte con el régimen político y con el nuevo gobierno “social liberal” del PSOE-Podemos. En particular, dirigimos esta propuesta a grupos como la CUP en Catalunya o Anticapitalistas en el resto del Estado español -planteando a estos últimos que terminen de romper con Podemos y se vuelquen a impulsar una política de este tipo-.
Una orientación ofensiva para el próximo período
Además de plantear estas políticas de reagrupamiento y acción común hacia sectores de la izquierda, la conferencia también resolvió avanzar en construir “bastiones” en el movimiento estudiantil y el movimiento obrero, ya que la posibilidad de levantar audazmente una política revolucionaria necesita contar con “fuerzas materiales” para hacerlo. Una izquierda que aspire a incidir en la realidad necesita construirse ligada a las universidades, los institutos y los centros de trabajo, aquellos lugares desde donde las fuerzas de la clase obrera, la juventud y los sectores populares pueden desarrollar la autoorganización necesaria para vencer.
También se debatió las vías para revolucionar una vez más La Izquierda Diario/Esquerra Diari, apostando a fortalecer la agitación, la propaganda y la organización mediante un sistema multimedia como parte de un proyecto colectivo internacionalista de la FT-CI. Queremos además abrir nuestro medio digital a decenas de colaboradores y corresponsales que quieran contribuir a fortalecer un medio internacionalista y que se proponga ser una voz contra el régimen, las tendencias más reaccionarias y los engaños y ataques que vengan de un posible gobierno “progresista”.
Nuestra intención es que Izquierda Diario/Esquerra Diari sean una plataforma desde donde poder difundir y pelear por un programa anticapitalista y transicional que dé respuesta concreta a las grandes demandas democráticas pendientes y los grandes problemas sociales.
Mientras muchos grupos de la izquierda tienen la tradición de intervenir en los movimientos sociales diluyéndose como “un activista más”, mientras por otro lado llaman a apoyar salidas políticas reformistas, desde la CRT nos planteamos actuar en los movimientos sociales, en el movimiento estudiantil y en la clase trabajadora y los sindicatos para formar “fracciones revolucionarias” que peleen por una perspectiva de lucha e independencia política del régimen, de unidad con la clase trabajadora y anticapitalista.
En este sentido, numerosas intervenciones de delegados juveniles plantearon, a su vez, el relanzamiento de la agrupación Contracorriente junto con estudiantes independientes en universidades, institutos y entre la juventud trabajadora. Y la reactualización de su manifiesto, en el marco de la lucha por una juventud revolucionaria, antiimperialista y de fuerte oposición del régimen, dispuesta a enfrentar la precariedad de la vida y al nuevo gobierno.
En el movimiento de mujeres, las compañeras de la CRT que impulsan la agrupación Pan y Rosas junto a compañeras independientes, propusieron desplegar una gran campaña llamando a organizar la huelga de mujeres el 8M, frente a la pasividad que quieren imponer en el movimiento sectores del movimiento feminista ligados al PSOE y a Podemos, que pretender hacer creer que se van a solucionar las reivindicaciones de las mujeres trabajadoras y precarias “desde arriba”, con el nombramiento de ministras mujeres en el nuevo gobierno.
Finalmente, en el terreno de la batalla de las ideas, la Conferencia resolvió una serie de importantes medidas para jerarquizar la formación política e ideológica de todos los militantes, así como multiplicar el auditorio para las ideas del marxismo revolucionario, mediante charlas, conferencias y el relanzamiento de la Cátedra Libre Karl Marx en las universidades, con un programa que aborde los nuevos fenómenos de la lucha de clases, los debates sobre el socialismo y el comunismo, la ecología y el marxismo, clase y diversidad, feminismo y marxismo, etc., porque “sin teoría revolucionaria, no hay partido revolucionario”. En este sentido va la publicación del semanario quincenal Contrapunto, para aportar al debate de ideas desde el marxismo.
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En la coyuntura actual del Estado español se mantiene todavía una relativa pasividad social a pesar de la inestabilidad política. Sin embargo, tanto las tendencias persistentes de la crisis orgánica como la propia dinámica internacional que abordamos al comienzo de la conferencia hacen pensar que escenarios como los que estamos viendo ahora en Francia o América latina pueden contagiarse, con sus particularidades, en el próximo periodo. Y es para esa perspectiva que nos queremos preparar.
Hasta ahora los principales fenómenos políticos y de la lucha de clases que se han dado desde el arranque de la crisis capitalista de 2008 han sido desviados por distintas vías, bien por el neorreformismo de Podemos -en colaboración con la burocracia sindical- como por las direcciones burguesas y pequeñoburguesas del independentismo catalán.
La orientación que aprobamos en la conferencia de la CRT va justamente en la dirección de prepararse desde ahora para nuevas oportunidades que la lucha de clases brinde, para que éstas no terminen nuevamente cautivas de direcciones reformistas que actuarán una vez más para evitar que las grandes fuerzas sociales de la clase trabajadora y los sectores populares puedan intervenir y cambiar el rumbo de la historia. Construir una fuerte izquierda revolucionaria en el Estado español, que defienda la lucha por gobiernos obreros y una Federación de Repúblicas socialistas ibéricas como parte de un partido revolucionario internacional, sigue siendo una tarea ineludible.
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