El ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, arremetió contra los investigadores medievales. Acusándolos de utilizar fondos estatales para tratar temas ajenos a los intereses del país.
Martes 28 de febrero de 2017
Clío es la hija de Zeus y Mnemosina. La fusión del padre de los dioses y de todos los hombres con la titán que personifica la memoria da lugar a la musa que, con un libro del historiador clásico Tucídides en una mano y un rollo de papiro en la otra, resulta la mismísima representación de la historia para el pueblo griego. Este último hacedor de enormes trabajos que contribuirán posteriormente al desarrollo de todas las ciencias y sistemas de gobierno modernos.
Pero muy probablemente el señor Barañao desconozca. Ya que si arremete contra el estudio de la historia medieval de la manera en que lo hace, es casi seguro que no llegó a dedicarle tiempo a este periodo de la humanidad tan maravilloso. La época clásica se encuentra bastante más lejos, en relación con el periodo feudal, de la historia moderna que él tanto apremia como coronación del cientificismo y el interés del redito económico como motor para toda acción.
Estudiar la historia medieval es absolutamente necesario para entender la modernidad. Esto se debe a que en el feudalismo se formaron los cimientos de la moderna sociedad burguesa, el capitalismo. Junto con las contradicciones que estallan en el seno de este mismo. Las clases sociales que serían aliadas ocasionales en la lucha por finalizar con el sistema de opresión feudal, son hasta nuestros días las protagonistas de las más cruentas batallas por el sometimiento o la emancipación. La burguesía (originada en los burgos donde no debían cumplir vasallaje a un señor y podían dedicarse a la manufactura) y el proletariado (que como proletarii ya conocíamos el término desde la roma antigua, aunque este solo designaba al individuo sin propiedad y en la próxima revolución industrial lo tendremos ligado al proceso productivo en el que es empleado). La forma de la familia moderna y la religiosidad también son importadas desde el feudalismo ya que le son útiles al sistema de opresión de las amplias mayorías. Las distintas configuraciones nacionales, el sistema bancario, entre otra enorme cantidad de elementos presentes en la actualidad nacen en el feudalismo. Y a pesar de todos estos puntos evidentes el ministro se esmera en restarle importancia a la investigación histórica;
"Si quieren investigar en historia medieval que lo hagan, en las universidades. El Conicet no es una agencia de empleo, no puede ser que miles de becarios vean al Conicet como la única alternativa para una carrera estable" Barañao.
Lo alarmante es que semejantes declaraciones vienen del ministro de Ciencia & Tecnología de la Nación. Y empalma muy bien con el conocido;
‘‘¿Qué es esto de universidades por todos lados? Obviamente, muchos más cargos para nombrar.” Mauricio Macri.
Pero tampoco nos dejemos engañar que Barañao no es nuevo en la política. Arrancó su mandato en el 2007 de la mano del kirchnerismo. Fue portavoz en la importante muestra de arte, ciencia y tecnología de Tecnopolis, inauguro con la mandataria el Polo Científico, entre otros destacados reconocimientos con los que el oficialismo de la época lo alagó recurrentemente. Sin embargo en palabras del ministro respecto a sus actuales políticas de ajuste;
“No hay re direccionamiento. Cuando la conocí le dije que había que pasteurizar la ciencia argentina, por eso me eligió y es lo que estoy haciendo. Lo que digo ahora lo dije en un stand up en la Rosada que está en YouTube. Duró media hora y ella escuchó embelesada. Si ahora no se acuerda es su problema.”
Habría que ver a que refiere con pasteurizar la ciencia. Con la siguiente cita nos hacemos una idea.
“Ellos seguirán con lo que saben hacer, junto con las áreas de las ciencias sociales: lo que estamos diciendo es que todo fondo adicional será destinado a aquellas investigaciones que contribuyan a la generación de riqueza.”
¿De qué riqueza nos habla? Desde luego no de una que llegara a las capas populares del país. Se refiere naturalmente a la ganancia capitalista de las grandes corporaciones a las que el gobierno de los CEO ha aportado mucho y con lo que respecta al gobierno de corte “progresista” de la década pasada tampoco tiene las manos limpias.
Ejemplos claros de ajuste a la clase trabajadora en el ámbito de la investigación y educación tenemos varios;
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Si el ministro le diera un lugar algo más relevante a las ciencias sociales y puntualmente a la historia, que es el estudio del pasado de la humanidad en relación directa con nuestro presente, se daría cuenta de hechos esenciales como que fue en la época medieval donde se dio la génesis del sistema en el que vivimos. Y también si incorporara a su prisma liberal algo de conocimiento del materialismo histórico se daría cuenta que la historia en sí, es la historia de la lucha de clases, y como tal mientras la clase a la que él pertenece aprieta, ajusta y ahoga al conjunto del pueblo trabajador, este se prepara y se organiza para vencer. Primero sobre el ajuste, luego sobre la clase que lo impulsa.
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