Tenemos que aclarar que, más que una cuestión de privilegio, tenemos que venir a mocionar contra los privilegios. Contra los privilegios inaceptables de los que goza el presidente de la Nación. Cuando estamos aquí debatiendo que prefieren no repartir la comida para atacar las organizaciones sociales, cuando se avanza sobre los partidos políticos de izquierda en un repudiable allanamiento hacia nuestros compañeros del Partido Obrero. Cuando tenemos que vivir el escándalo de funcionarias con paquetitos de yerba que recorren los programas de televisión y no tienen idea para qué se usa la yerba en los barrios. Cuando llegamos al escandaloso récord que se está gastando más en el pago de intereses de la deuda externa que en los jubilados y jubiladas de nuestro país, el presidente de la nación se da la gran vida. Le ha tomado rápido el gustito a eso de la casta, ¿no? Pensemos que llegó al gobierno diciendo que venía a ajustar a la casta y ahora en pocos meses de Gobierno ya viajó siete veces al exterior. Siete veces, señor presidente. Seis veces claramente a viajes totalmente privados donde es incuestionable que no tiene nada que ver con la gestión de gobierno. Cuatro viajes a Estados Unidos. Uno de los viajes fue a un acto político, Conferencia Política de Acción Conservadora, y aprovechó para ver al ahora convicto Donald Trump. Hoteles, traslados, almuerzos, cenas. Se dice que al menos viajaron con él 13 personas. Luego viajó a Miami y a Texas también, a recibir un premio de Embajador de la Luz, algo muy útil para nuestro país como todo el mundo sabe, un país con 18 % de indigencia, donde los pibes no tienen para comer, Embajador Internacional de la Luz… parece un chiste de mal gusto. Se alojó en un hotel, en el Grand Beach, 500 dólares la noche. Después de ahí se fue a ver otro amigo, a Elon Musk. Volvió a Estados Unidos, ahora ya no en el en avión comercial porque él descubrió que su figura era de alto riesgo, eso lo percibió. No percibe que hay pobres, no percibe que los jubilados no llegan a fin de mes, pero percibió que su seguridad personal podía estar en riesgo y entonces, nuevamente encontrándole el gustito a la casta, se consiguió la manera de viajar en el avión oficial y fue a visitar a otro malandra del instituto Milken, un financista condenado a 10 años de prisión por extorsión y fraude indultado por el convicto Donald Trump. ¡Lindos amiguitos se busca el presidente! Luego viajó a Madrid. ¿Se alojó en una pensión? No señor presidente, se alojó en el Hyatt porque cuando uno le empieza a encontrar el gusto a la casta… y se llevó a todos los cavernícolas que encontró, haciéndonos pasar vergüenza internacional con Francisco Sánchez y sus discursos cavernícolas. Entonces, señor presidente, como alguien con picardía popular ya definió, Milei tiene más millas que Marley. A nosotros nos parece que esto hay que repudiarlo, que nos ofende especialmente con la crisis que estamos viviendo en nuestro país, con la comida que no se reparte y con algo que vimos hoy aquí que no puedo dejar de mencionar. Porque paladines de la corrupción, que le han dedicado horas de televisión a hablar contra la corrupción, hoy vinieron aquí a ver cómo protegían a la ministra Pettovello, acusada no solo de acaparar comida con los fines ilegítimos que dije antes, sino también ya manchada de corrupción, rápidamente manchada de corrupción. ¿Pero sabe qué señor presidente? Las clases dominantes saben que Milei es una figura de paso, que es una figura descartable, pero lo están usando para aplicar un ajuste, un ataque que hace muchos años quieren aplicar sobre el pueblo trabajador. Por eso nosotros lo enfrentamos, por eso vamos a enfrentar a la Ley Bases y nos vamos a movilizar y por eso otros y otras vienen hoy aquí a tratar de tapar el sol con las manos de que no venga Sandra Pettovello a explicar por qué juega con algo tan esencial como los alimentos. Como siempre ocurre, señor presidente, estos personajes terminan en el basurero de historia por más que aquí algunos y algunas le hagan de guardia pretoriana.