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Red Internacional
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Brote de Covid-19 en el geriátrico Hogar Modelo de Berisso

Recibimos una nueva denuncia, esta vez de familiares de trabajadoras del geriátrico ubicado en calle 12 de Berisso. Sostienen que casi la totalidad del personal dio positivo al test de Covid-19, producto de las malas condiciones y la falta de elementos de protección en la que se encuentran tanto ellas como las personas mayores que viven allí. Ante reiterados reclamos, la patronal hizo oídos sordos.

Jueves 27 de agosto de 2020 11:16

Una vez más, las trabajadoras dedicadas a las tareas de cuidado de personas mayores son las más expuestas a la enfermedad y la desidia patronal. Si ya antes de la pandemia, como denuncian las familias, “las condiciones de trabajo en el lugar dejaban mucho que desear”, a la fecha la situación ha tomado ribetes dramáticos, ya que de las 12 mujeres que trabajan allí, 8 dieron positivo al test de Covid-19, mientras otras fueron aisladas a la espera del resultado, quedando para la atención diaria de 33 abuelas, solo dos trabajadoras (una por turno).

A su vez denunciaron que quienes toman decisiones en la institución “no solamente trataron como material descartable a las trabajadoras, desoyendo cuando denunciaban los síntomas y pedían medidas de protección frente al primer caso sospechoso, sino que ahora dejan a su suerte a las personas mayores que viven allí y necesitan de cuidado permanente”.

Por su parte, las trabajadoras manifestaron que “luego del primer caso positivo, el
médico de PAMI encargado de la recorrida diaria dejó de asistir.”
En un establecimiento de las características de un geriátrico, se supone que los controles y las medidas para evitar el riesgo de contagio deberían ser extremas, pero según ellas mismas relataron “lo único que hay es un papel impreso colgado en la pared a modo de protocolo en donde se indica en general la necesidad de tomar los recaudos pertinentes” trasladando a las trabajadoras (con multiplicidad de tareas y mal pagas) la responsabilidad absoluta frente a la enfermedad.

Pero el problema parece no haber comenzado ahora; Otras personas que trabajaron allí también aseguraron que en el lugar “nunca hubo enfermeras, pese a que se administra medicación y se controlan síntomas de varias enfermedades, y la presencia de un profesional médico siempre fue escasa”. Los interrogantes más obvios entonces aparecen: ¿Dónde está el Gobierno Municipal, y sus controles? ¿Dónde está el Sindicato ATSA, para garantizar los derechos de sus afiliadas? Una vez más, “Nos cuidamos entre todos” quedó para una consigna de tribuna.

En comunicación telefónica con Elsa Wilchen, dueña del geriátrico ubicado en la calle 12, su respuesta fue negar los hechos, “Está todo bien. No hay ninguna trabajadora ni abuela con fiebre”, afirmó. Pero ante la insistencia sobre la denuncia que hacen las trabajadoras y las familias reconoció que “habría dos trabajadoras y una abuela enferma”. Ante la falta de veracidad de su respuesta, la pregunta volvió a serle realizada pero la comunicación “se cortó”.

Desde este diario nos hacemos eco de la denuncia y alertamos sobre la gravedad de la situación y la inacción del Municipio en este caso.