La Izquierda Diario reproduce el testimonio de un joven trabajador de una fábrica de Munro, que muestra la complicidad entre empresarios, Ministerio y burocracia para actuar contra los trabajadores.
Lunes 29 de agosto de 2016 11:40
Nuestra experiencia organizando una lista opositora al sindicato ocurrió durante hace unos años. La idea surgió de que los mismos delegados bancados por el sindicato que estaban hace doce años, quería meter más gente de ellos y sacar a otro de la propia lista que estaba con parte de enfermo. Querían hacer una pantomima de que todo era legal, de que querían hacer elecciones abiertas y el que quería podía postularse. En ese trayecto surgió la idea de un compañero de otro sector de proponernos a delegados, en eso fui elegido yo y otros compañeros más.
“Nos quisieron meter miedo, pero mis compañeros y yo estábamos decididos”
La idea nuestra era representar a nuestros sectores, a nuestros compañeros y dar respuesta a los reclamos que había, conseguir las cosas que necesitábamos. Decidimos irnos al sindicato, era todo secreto, solo los más cercanos sabían que la lista estaba hecha. La presentamos en el sindicato y nos echaron tierra diciendo: “no, ustedes no saben de esto, los pueden echar”. Nos quisieron meter miedo, pero mis compañeros y yo estábamos decididos así que seguimos actuando como teníamos que actuar.
El ambiente cambió en el laburo por el hecho de que apareció la oposición, la otra lista se dedicó a difamarnos por toda la planta, se notaban muy nerviosos, hasta dieron un tiempo mas de veda, porque ya teníamos un 80% de la planta a favor nuestro, pero el día de la votación se notaban muy campantes los muchachos, después de estar toda la semana nerviosos.
Entramos a la votación y nos primeriaron por ser nuevos en el tema. Los del sindicato nos dijeron: “no muchachos acá es todo honesto, firmen acá, firmen acá, los que tenemos que estar en la urna somos nosotros, porque somos el sindicato”, nosotros nos quedamos en la puerta de tontos, haciendo custodio no más. El tema lo tenían muy claro, nos sabotearon la urna, cuando llegamos y fuimos a buscarla, de costado le habían metido votos de ellos de forma muy evidente, perdimos la elección y en ese momento nuestros compañeros de los dos sectores comenzaron a decir que nos habían votado todos a nosotros y decidieron parar, con los cuál la lista del sindicato se borró, desaparecieron.
Al día siguiente volvimos y paró toda la fábrica increpando a los delegados que estaban escondidos en un depósito, no dieron la cara. El sindicato no les permitía hablarles a los compañeros, pero si le respondían a la empresa. Decidimos hacer una asamblea, hicimos una nota al sindicato pidiendo explicación. De los 200 trabajadores que éramos, firmaron 160 la nota. Los supervisores amenazaron que la hora que no trabajáramos se nos iba a descontar del sueldo. Nosotros dijimos: “si no nos pagan esa hora, paramos por mas tiempo”, pero ya empezó el miedo en la fábrica.
En el Ministerio de Trabajo se mataron de risa: “Te cagaron pendejo”
Llevamos la nota firmada al Ministerio de trabajo de Maipú, la llevé yo, me atendió un abogado, le cuento lo que pasó y se me empieza a cagar de risa en la cara, y me dice “te cagaron pendejo”, ¿quién te atendió del sindicato?, ah Polo, el del Sindicato de Sanidad, esos muchachos hace rato que están en eso, sabes lo que pasa pibe, acá todos se conocen”, me siguió cargoseando, hasta que me enojé, “tengo 23 años, no tengo edad como la que tenés vos”, y ahí me dijo que tenía que ir al Ministerio de San Martín, que se ocupan de la parte sindical y ahí si no me dan bola tenía que buscar un quiebre en el propio sindicato que tenga los mismos rubros, o que arme un conflicto en la empresa.
“Todos de la Cámpora de aquella época, todos con la foto de Perón y Evita"
Fuimos al Ministerio con mis compañeros, con las firmas y nada, quedó archivado como un expediente más, nos dieron un número y quedó siempre estancado en el mismo lugar. En el documento decía que supuestamente iba a ser intervenido el sindicato, que nos iban a llamar a declarar, que seguramente habría nuevas elecciones, que el Ministerio iba a estar con nosotros, nunca pasó nada, llamamos a los sindicatos, pero siempre decían lo mismo: “no pertenecemos a ese rubro”, “con sindicatos amigos no nos metemos”, todos los mismos de la Cámpora de aquella época, todos ahí con la foto de Perón y Evita. Seguro que ninguno de ellos agarró nunca una pala en su vida.
Todo lo que pudimos lograr haciendo todos esos intentos de un mundo mejor, fue la renuncia de dos del sindicato, durante un tiempo fuimos varios trabajadores pidiendo asambleas y respuestas, pero el sindicato se nos cagaba de risa en la cara, se nos fueron cerrando las puertas, te vas dando cuenta que es un círculo en el que ellos mismos solamente se podían manejar, y que no querían mejoras para nadie, ni para el trabajador ni para sus compañeros, se cagaron en todo. Así aprendí que burocracia sindical y patronal van siempre de la mano.