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Red Internacional
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CNTE, Audi y Monte de Piedad: ejemplos de lucha ante propuesta patronal para telefonistas

La base del Sindicato de Telefonistas decidirá estos días si ratifica o no los acuerdos firmados entre funcionarios del sindicato y directivos de Telmex en la reciente revisión contractual.

Miércoles 12 de junio

Los días 13 y 14 de junio el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana realizará votaciones internas para aprobar o rechazar el “Convenio de Revisión del Contrato Colectivo de Trabajo 2024-2026”, que fue firmado el 28 de mayo entre funcionarios sindicales y directivos de Telmex, después de meses de pláticas, dos prórrogas al emplazamiento de huelga y la “mediación” de la Secretaría del Trabajo (STyPS). Mientras, la patronal de Telmex se negó a responder a las tres demandas de los telefonistas más urgentes del pliego petitorio: incremento salarial no diferenciado del 16.7%, paquete de 5 mil vacantes y renovación de 4 mil vehículos de Telmex.

El Convenio que la dirección sindical busca aprobar en la base está lejos de resolver estas demandas y lo vuelven a presentar como “el mejor acuerdo posible”. Con un incremento salarial nuevamente diferenciado, del 5.1% para activos y jubilados con ingresos menores a $1,245.50 diarios y de $63.52 diarios a quienes perciban por encima de dicho monto; más un bono de mil pesos al personal jubilado sindicalizado, que recibiría incremento en pesos y la “promesa” de ser la última vez que se aplica una diferenciación. Un paquete de 300 vacantes nuevas, con el “compromiso” de cubrir alrededor de mil cuatrocientas pendientes desde hace años. Y finalmente la entrega de 975 vehículos nuevos, sustitución gradual de 385 y la revisión mecánica de 809 más.

¿El mejor acuerdo “posible”?

Es evidente que la fuerza de los telefonistas podría arrancar a la familia Slim mejores condiciones laborales y salariales, pero el discurso de la burocracia sindical busca imponer la aceptación de sus negociaciones y la falta de un plan de lucha consecuente para quebrar el despotismo y la ambición patronal.

Telmex pudo imponer en la negociación un incremento salarial “diferenciado” por cuarto año consecutivo y un porcentaje bajo, respecto al aumento de los salarios mínimos. Nuevamente logró evitar compromisos para cubrir los miles de puestos de trabajo faltantes a nivel nacional, por causa de décadas de poca o nula contratación. Y también consiguió responder mínimamente a la fuerte solicitud de renovación de su parque vehicular, a pesar de las movilizaciones y paros de telefonistas en Baja California Sur y otros centros operativos.

Ante estas luchas que denunciaron 20 años de carencias en Telmex, que impiden condiciones dignas de trabajo y aumentan la explotación laboral, la dirección telefonista fungió mediando con promesas de solución en la revisión contractual, desmovilizó y alejó de las discusiones a la base y sus delegados. Alargando como resultado la negociación con métodos legalistas e institucionales alejados de la lucha y la movilización, para cansa a la base y evitar expresiones de descontento y combatividad.

Como las últimas dos prórrogas de huelga, que se suman a su largo historial, llamando a la base a confiar otra vez en la patronal STyPS, apaciguando acciones de descontento de base en algunas localidades y finalmente llamando a aceptar su llamada “última y definitiva” propuesta de la empresa.

Igualmente, la STyPS muestra de nuevo su carácter de clase al servicio de los grandes empresarios, aliviando la presión de la base telefonista a la familia Slim, por demandas cruciales. Como los últimos años de negociaciones ríspidas entre la empresa y el STRM, avalando concesiones mínimas del patrón y grandes sacrificios sindicales como reformas jubilatorias.

Este rol de la institución en los conflictos laborales es usado por la burocracia sindical como justificación ante la base, para demostrar que sus acuerdos con el patrón se encuentran avalados por una autoridad “neutral” y convencerla de que no es posible conquistar más. Toda vez que el camino de la lucha y la huelga, de acuerdo a su lógica derrotista y amedrentadora, podría llevarlos a perder más de lo que pacífica e institucionalmente podrían lograr.

Abajo el Convenio pro-patronal

Las últimas semanas, miles de profesores de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación se movilizaron en las calles, realizaron paro nacional educativo, instalaron un plantón en el Zócalo de la Ciudad de México y en Oaxaca, entre otras protestas exigiendo solución a su pliego petitorio. Entre sus principales demandas están el aumento salarial, la abrogación de la ley del ISSSTE de 2007, que les impone condiciones indignas de jubilación e inversión en infraestructura en las escuelas que permita condiciones óptimas para maestros y alumnos.

Su lucha combativa como base organizada, es un ejemplo de cómo los trabajadores podemos conquistar nuestras demandas más urgentes. También está el ejemplo de los trabajadores de Audi en Puebla y de Nacional Monte de Piedad, nos muestran que para arrancar demandas que los patrones se niegan a dar, es necesario movilizarse y luchar mediante paros y huelgas, confiando en nuestras fuerzas, más que en las promesas de los patrones y en la falsa “neutralidad” de la STyPS, que no ha hecho más que halagar a Carlos Slim todo el sexenio, igual que la presidencia.

En su lugar la dirección del STRM apuesta constantemente a la conciliación con el patrón y a la mediación institucional, para impedir que los cuestionamientos de base escalen, garantizar los ritmos productivistas en los centros de trabajo y permitir la continuidad de los planes financieros de la Telmex sobre los trabajadores. Muestra su subordinación patronal al frente del STRM, para contener y desviar a la base en beneficio de los intereses de la empresa.

Es Telmex quien necesita retroceder en sus posiciones hasta dar plena respuesta a las demandas del STRM, para ello el Convenio firmado por la burocracia sindical y el patrón necesita ser rechazado en los centros de trabajo. Apostando a la fuerza de su organización nacional, a su peso en el sector estratégico de las telecomunicaciones y a sus numerosas alianzas obreras y populares, los telefonistas pueden y deben ir más allá de los límites que su dirección y la STyPS buscan imponerle. De lo contrario será el patrón quien seguirá fortaleciéndose y endureciendo sus ataques.

Para lograr esto, quienes impulsamos la agrupación “Desde las Bases Telefonistas” creemos que es necesario mirar la experiencia de otros trabajadores en lucha del país, recuperar la más amplia democracia interna en el sindicato, mediante la realización de asambleas verdaderamente democráticas en todos los niveles donde la base pueda expresar sus posiciones y acordar sus propuestas con libertad de crítica, de tendencia y con derecho de réplica y cuestionar la burocratización de las asambleas y convenciones que la cúpula sindical opera, de forma cada vez más autoritaria y represiva para contener a los trabajadores de base más críticos.