La Universidad Complutense no lo dice, pero es cómplice del rearme y del genocidio en Palestina mediante convenios con empresas y la industria de guerra. En estas elecciones estudiantiles denunciamos esta farsa. ¡Convirtamos las universidades en trincheras contra el rearme imperialista! ¡Levantemos un gran movimiento estudiantil antiimperialista!
Jueves 4 de abril
Mientras el Estado de Israel ya ha asesinado a más de 32.000 palestinos, la Unión Europea y EEUU continúan con su apoyo. Con el pretexto de la guerra de Ucrania, de defender los “valores democráticos”, todos ellos hablan de “prepararnos para la guerra”, incluido el gobierno del PSOE y Sumar. Los “valores democráticos” que dicen defender los gobiernos y universidades son los de continuar con el saqueo, la devastación ambiental y los negocios empresariales. Lo que no cuentan es que el rearme también se empleará para continuar apoyando el genocidio en Palestina, mantener la racista política contra la migración y dar alas a la política de la extrema derecha.
Hay que decirlo bien claro: quieren prepararnos para nuevas guerras, sólo organizándonos contra la barbarie capitalista podemos enfrentarlo. Las universidades y centros de estudio son un espacio fundamental para esta pelea, con este objetivo, el de levantar un gran movimiento estudiantil antiimperialista, participaremos en las elecciones a junta de facultad y claustro en la UCM.
Contra el rearme imperialista del Gobierno, el genocidio en Palestina y la complicidad de la UCM.
La UCM celebra ahora mismo elecciones estudiantiles, tratando de que pasen sin pena ni gloria. Tiene sus motivos, y es que en mitad del rearme y del genocidio en Palestina las universidades mantienen una estrecha colaboración con el Ejército y con las empresas que participan en la industria de guerra. En 2021 existían 101 convenios de colaboración entre el Ministerio de Defensa siendo la UCM una de la que más convenios mantiene. Por ejemplo, oferta másteres específicos para la formación de personal militar, como el Máster de Política de Defensa y Seguridad Internacional, que se cursa en Somosaguas.
También en las instalaciones de la universidad se colabora en la investigación de nuevo armamento con empresas como Airbus, que supone el 32% del sector de la industria militar, o Indra, que es el coordinador nacional en la producción de sistemas de combate aéreo para aviones militares. Actos que buscan adoctrinar en los valores del militarismo y el imperialismo, como “playing NATO”, son impulsados y realizados en sus mismas instalaciones. Estos actos son un nido de la extrema derecha en nuestros campus.
Las universidades también son cómplices del genocidio en Gaza. Además de esta estrecha colaboración con el rearme, la UCM blanquea al Estado genocida de Israel a través de los convenios de colaboración y la presencia de empresas vinculadas al genocidio. El Banco Santander invirtió más de 1.500 millones en compañías que están haciendo negocio con la masacre, y el BBVA tampoco se queda atrás: casi 1.200 millones. Sin embargo, estos son solo algunos casos. La UCM también patrocina actos propagandísticos en colaboración con Israel, como el acto que la embajadora realizó el año pasado, donde más de 40 estudiantes fueron multados por concentrarse en protesta y entre los cuales se encuentran varias compañeras de Contracorriente y Pan y Rosas.
¿Sabías que el voto de un catedrático vale más de 30 veces el de un alumno? Es la casta de catedráticos, con mil vínculos con la política burguesa, y los representantes de las empresas del imperialismo español, presentes en el Consejo Social, como Repsol o el Corte Inglés, quienes realmente determinan las decisiones de la universidad. Que no te engañen, desde los escaños de Junta de Facultad y de Claustro los representantes estudiantiles son prácticamente decorativos.
¿Por qué entonces unos escaños al servicio de fortalecer las luchas fuera de los organismos antidemocráticos de la universidad? Nuestra participación en las elecciones no es un fin en sí mismo, sino que tiene el objetivo de contribuir a levantar un gran movimiento estudiantil. Queremos utilizar el Claustro y las Juntas de facultad como altavoz de la pelea fundamental que tiene que dar la juventud contra el rearme, el genocidio en Gaza, el imperialismo, la extrema derecha, la precariedad de estudiantes, profesores y el resto de trabajadores. A la par que denunciamos lo antidemocrático de la universidad peleamos por una universidad gobernada por estudiantes y trabajadores.
Si estás de acuerdo, súmate a impulsar una gran campaña antiimperialista en tu centro de estudio y vota nuestras candidaturas.
Contra la represión, la ley mordaza universitaria (LCU), y la complicidad de todos los decanatos.
Somos conscientes de que las universidades no sólo son una correa de transmisión del militarismo y la ideología imperialista, sino que también son una posición clave en la que los estudiantes podemos golpear contra la maquinaria de guerra y el sistema capitalista que la alimenta. La universidad también es consciente, por eso ahora mismo la UCM está llevando a cabo un ataque en toda la línea a los estudiantes y sus asociaciones. Mientras la UCM colabora con el rearme y es cómplice del genocidio, tratan de apretar las tuercas de la ley mordaza universitaria de Unidas Podemos, la LCU, aprobando nuevos protocolos que suponen un aumento en la represión en nuestros campus. Estudiante organizade, compañera feminista, tienes que saber que… ¡te están atacando!
Contra el crecimiento de la extrema derecha, la LGTBIfobia, y el racismo, contra los vínculos de la UCM con el PP de Ayuso.
Nos ponemos de pie, además, frente al avance de la extrema derecha tanto dentro como fuera de la universidad. Estamos hartas de del crecimiento del machismo, el racismo y la LGTBIfobia. ¡La UCM el año pasado nombro Alumna Ilustre a Ayuso! La misma que desde el Gobierno de Madrid decide sobre las tasas universitarias, y que ataca a la universidad pública. Frente a toda esa reacción, las compañeras de Pan y Rosas peleamos por una perspectiva feminista socialista, denunciando la complicidad de la universidad con la derecha. Las políticas imperialistas del gobierno central no van a parar a una extrama derecha desbocada, sino que le dan alas. El rearme imperialista, la racista política en las fronteras, el discurso militarista… son una promesa de más opresión sobre las mujeres más explotadas por el capitalismo patriarcal.
Contra la precariedad de trabajadores, docentes y estudiantes, por la salud mental y en defensa de la universidad pública.
Además, mientras aumentan los presupuestos militares desmantelan la universidad pública. La subcontratación en cadena de los servicios de la universidad precarizan a sus trabajadores. El Personal Docente e Investigador también están cada vez más precarizado, sujeto a todo tipo de problemas burocráticos e inestabilidad laboral. Los estudiantes somos cada vez más los que tenemos que currar para pagar las tasas, al mismo tiempo que realizamos prácticas no remuneradas y estamos constantemente evaluados. Por todo ello, hay que pasar del cuestionamiento de la universidad de clases al cuestionamiento de la sociedad de clases.
La universidad quiere mantener a la juventud en una burbuja ajena a los problemas del mundo. Pero nada nos es ajeno. La crisis capitalista, las guerras y la crisis climática impactan en la juventud, la apatía, la depresión, los problemas de salud mental… peleemos por convertirlos en organización, porque solo la lucha colectiva mostrará que hay una fuerza capaz de vencer. Ya los estudiantes en los 60 se levantaron contra el imperialismo, como el mayo del 68 en Francia. Conscientes de su fuerza, con la movilización de miles de estudiantes, un mes después salieron a la huelga 10 millones de obreros, parando el país, ¡retomemos esta tradición de lucha! Convirtamos las universidades en punta de lanza contra los tambores de guerra del imperialismo.
Vota y organízate con Contracorriente y Pan y Rosas, ¡Construyamos un gran movimiento estudiantil antimperialista!
Nuestra perspectiva, desde Contracorriente y Pan y Rosas, es la de levantar un movimiento estudiantil antiimperialista, autoorganizado, en grandes asambleas. Sólo así podremos superar a las burocracias que dirigen los sindicatos y asociaciones corporativas en las facultades y que están ligadas por mil lazos a la casta de decanos y catedráticos, y que ahora mismo están “cocinando” a puerta cerrada la aplicación de la LCU, mientras mantienen la boca cerrada ante el genocidio. Decanos y burócratas son enemigos de las asambleas masivas, de la autoorganización. Ahora bien, no se trata solo de luchar por la autoorganización. En nuestra perspectiva, se trata de pelear por un movimiento estudiantil antiimperialista que además pelee por confluir con la clase trabajadora. Esto es así porque solo mediante la unidad de trabajadores y estudiantes podremos parar la maquinaria de guerra, pues solo la clase trabajadora, mediante la lucha de clases, tiene en sus manos la posibilidad de parar la producción capitalista.
Animamos a todos los estudiantes que rechazan el rearme imperialista y el discurso militarista de los gobiernos, a que no se resignen. Organízate para levantar un gran movimiento estudiantil antiimperialista y también vota nuestras listas, usaremos nuestros escaños para impulsar la autoorganización, para dar voz a las luchas de los trabajadores, los profesores y los estudiantes, para llevar una voz antiimperialista a junta y claustro, para sacar a la luz todos y cada uno de los vínculos de la universidad con el genocidio y la guerra, y para desenmascarar el funcionamiento antidemocrático de una universidad imperialista.
La revuelta chilena, la lucha de clases en Francia, las movilizaciones en todo el mundo contra el genocidio en Palestina, muestran que hay respuesta. Preparémonos para que las revueltas que vendrán avancen hacia verdaderas revoluciones. Porque quienes militamos en Contracorriente y Pan y Rosas creemos que el rearme imperialista, el genocidio y el expolio, muestran la necesidad de acabar para siempre con este sistema de explotación y opresión. Hacemos nuestra la famosa frase de Luxemburg: socialismo o barbarie. ¡Súmate a Contracorriente y Pan y Rosas!