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Música / Rock. Cielo Razzo: de las fábricas y el oeste de Rosario en los 90 a un tercer Luna Park

A punto de festejar 30 años de trayectoria con un repertorio de 30 canciones este 9 de septiembre, charlamos con la banda rosarina que vuelve a la conquista del mítico recinto del centro porteño.

Augusto Dorado

Augusto Dorado @AugustoDorado

Martes 5 de septiembre de 2023 00:00

Una historia de 30 años puede contener infinidad de pequeñas anécdotas, grandes hitos, altibajos, cambios de formación. En el caso de los Cielo Razzo hay además una conciencia del lugar desde el que partieron: las ganas de tocar como vía de escape en una ciudad de Rosario que en aquellos 90 no ofrecía demasiado futuro a una juventud a la que se le escapaban las horas aprisionada en una fábrica y que veía cómo le iban corriendo las fronteras de la diversión cada vez más lejos del centro. Probablemente esa conciencia los lleva a establecer una relación amable y respetuosa, casi de agradecimiento sincero, con los medios de prensa que se acercan a charlar con ellos sobre estas 3 décadas de música. Es tan importante el aniversario para la banda y para su público (“las razzeras y los razzeros”) que lo van a festejar este sábado 9 de septiembre con otro encuentro en el Luna Park, el tercero en su historia, para el que todavía queda algo de tiempo para conseguir entradas por sistema Ticket Portal. Recorrerán todas las etapas que quedaron registradas en sus 7 discos de estudio y presentarán parte de lo que va a componer el inminente Un Día fuera del Tiempo que piensan lanzar en breve.

La charla de La Izquierda Diario con Pablo Pino (voz), Javier Robledo (batería) y Diego Pájaro Almirón (guitarras) era tan cálida como con el resto de los medios, pero las referencias constantes a Pearl Jam entre sus gustos daban la pista de que si en el universo razzero se cruzó en algún momento una banda llamada El Templo del Gato, se trataba de un guiño rosarino a los Temple of the Dog que cranearon Chris Cornell y Eddie Vedder. Cuando en la charla afloró ese marco común, se profundizó la cercanía; después de todo estábamos hablando de algo que está entre lo que más nos interesa y nos gusta a entrevistados y entrevistador: la música.

LID - ¿Cómo se forma Cielo Razzo? ¿Qué influencias artísticas y musicales tuvieron?

PP - Yo recuerdo haber empezado con la música por una cercanía muy de escucharla, después en algún momento me dieron ganas de hacer música y de juntarme con esa gente que hacía música… Pero antes de cantar y tocar, dibujaba esos esos lugares, esos espacios donde había gente haciendo música. Después por suerte fui parte de una banda, lo conocí al Pájaro, que fue como un reflejo en aquel momento, confluimos en una búsqueda musical y tratando de ser parte de algo allá por los 90. Mi inspiración musical fueron, más allá de mis amigos y mis hermanos, ciertas músicas de los 90, la última gran era o época de rock, me parece: Los Piojos, La Renga, Los Redondos en su auge, Divididos, Las Pelotas… Yo particularmente tuve un enamoramiento con eso, más la música de Pearl Jam, Nirvana, todo ese movimiento…

DA - A mí la música siempre, de chiquitito, me pegó… La tenía ahí a mano, mi viejo tenía esos discos tremendos de rock nacional y bueno, me deslumbraba todo eso. De grande fue el acercamiento a través de juntarnos con dos amigos, a uno de ellos le habían regalado un par de “paredes”, tenía un patio con una casillita de 3 x 3 y ahí nos juntábamos a la salida de la fábrica en la que laburábamos, una fábrica de motores eléctricos. Después, bueno, esa banda se fue disolviendo y con el tiempo los conocí a los Cielo en el año ´95, por ahí… Y empecé a tocar en algunos shows…

PP – La banda del Pájaro, El templo, yo me acuerdo haber ido por primera vez a verla con un amigo en un festival de la facultad, cuando yo todavía no había empezado a estudiar Comunicación Social. Era un festival que se hacía en la Universidad por no sé qué quilombo había, era por una causa, y estaba tocando el Pájaro, y como en esa época yo estaba escuchando mucho los Pearl Jam, me impactaron los Templo del Gato con sus bermudas y su actitud…

DA - Todo concordaba ¿viste? Era esa ebullición, ese sonido que nos atravesaba mucho…

PP – Gibson, Les Paul, Marshall, mucho wa-wa, pelo largo, el tum-pam-tum de la batería…

DA – Uno de los flacos cuando entró a la sala parecía Slash, era un flaco alto, de cuero, rulos… Nos fascinaba todo ese mundo… Y tocar en los bares, que también era difícil, Rosario era complicado. Se tocaba en un bar que capaz al día siguiente ya estaba cerrado, Rosario era una ciudad bastante conservadora y tuvo muchos problemas con los boliches, por lo que en un momento se tuvieron que trasladar a las afueras de la ciudad… Volviendo a nuestra historia, básicamente fue en el 99 donde definitivamente yo quedé en la banda, por una cuestión de decantación, que para mí fue un salvataje porque me estaba quedando solo en El Templo del Gato, se empezaron a ir todos, ya los intereses no eran los mismo y yo sentía que realmente tenía que seguir y quería seguir… Por eso cuando ellos me llamaron fue una especie de “bendición” y ahí empecé un poco desde afuera a ver un tipo de organización que no teníamos con El Templo, de tocar, de juntar plata para comprar el micrófono, de pensar en grabar un demo… Fue todo un aprendizaje en los primeros años hasta que decidimos que ya era momento de grabar un disco. Ahí se empezó a grabar Buenas… Yo pensé que íbamos a vender 84 discos, siempre un mensaje negativo el mío (risas) …

Durante un período importante tenían que laburar de otra cosa hasta que llegó un momento en que decidieron volcarse exclusivamente a la banda ¿cómo fue ese cambio?

PP - Cuando una banda se da cuenta de que es profesional es cuando se entrega a la incertidumbre, básicamente. Decís “Bueno, ok. Soy músico profesional, dejo hacer todo y me dedico a la música”. Bueno, la incertidumbre ha llegado, amigos… Es un riesgo. En un punto la música te empieza a acaparar y vos tenés que darle tiempo y cuando la cosa andaba, se empezaba a ver que estábamos convocando gente, se empezaba a salir a gira… Bueno, ya no te dan los tiempos, entonces uno se termina metiendo por completo y la pasión termina abarcando todo, termina siendo lo laboral, tu estilo de vida, tu forma de moverte en el mundo…

DA – Igual algunos siguen trabajando de otra cosa, el Nano sigue trabajando la biblioteca, yo cada tanto vuelvo a mi oficio de pintor...

PP – Yo me hice tallerista de música también…

JR – Es que Cielo Razzo es nuestra actividad principal, nuestra familia y nuestra luz, lo que nos guía... Y después van surgiendo cosas…

¿En qué les parece que influye una ciudad como Rosario como geografía a la hora de componer?

PP - Para nosotros es seguramente algo natural que no podemos describir… Yo creo que no me entiendo de otra manera. Entiendo que vos, según el geográficamente por dónde te movés o en qué tipo de ciudad vivís y hacés tu experiencia, hacés música distinta. A nosotros nos tocó ser pibes zona oeste, de clase media, con la situación que teníamos en los 90 en Rosario, y bueno… Sí nos sentimos músicos rosarinos porque vivimos en Rosario, lo pisamos, lo caminamos, tomamos el 138, vamos a la zona sur, vamos al centro…

DA - Curtimos la Trova Rosarina, que artísticamente también estaba ahí como una influencia muy importante, más allá de la influencia internacional que fue muy fuerte para nosotros (Pearl Jam, Nirvana, Soundgarden)…

PP - Las voces de la Trova eran muy fuertes, posta… Yo recuerdo a alguna edad muy de pequeño haber estado en el Anfiteatro escuchando a Juanca (por Baglietto, NdeR) con mis viejos, mi familia tocando canciones de la Trova… Estamos totalmente enredados con esa historia, por una cuestión que somos eso, es nuestro lugar…

Rosario además es una ciudad hiper futbolera ¿Cómo se llevan ustedes con eso?

Todos - ¡Somos de Messi! (risas)

PP - No somos muy futboleros, nosotros somos música… Pero es cierto que el fútbol en Rosario te lleva por delante, amigo… La mayoría somos canallas, pero también tenemos un gran respeto por “los primos” del Parque (por Newell´s, NdeR) y eso a mí me pone feliz, me gusta esa convivencia…

Javier, vos ingresaste un tiempo después a la banda, sos el más joven ¿Cómo resulta esa diferencia generacional?

JR - Sinceramente ellos me llevan quizás unos años, pero siento como que curtimos la misma onda. Tal vez yo agarré la última ola de los 90, pero yo escuchaba música desde muy chico, por mi familia… Pero pasó que tenía amigos que tenían hermanos más grandes y que nos pasaron mucha data, eso fue muy clave para mí, con 8 años escuchábamos la Bersuit, pero ni siquiera Libertinaje sino Asquerosa Alegría, disco muy raro a los 8 años… O también escuchar Korn siendo muy chiquito… con lo que, a veces, cuando ellos hablan me siento identificado, si bien tenemos una diferencia de edad, siento que la energía que corre es la misma… Y con mis amigos de mi edad me pasó lo mismo que a ellos: hacíamos música, nos gustaba juntarnos a tocar, o sea, no era ir a un boliche, era vamos a tocar… Juntarnos en una sala a tocar lo que salga: Ojo de Buey, Motherfucker

PP – Igual estos pibes eran un par de monstruitos, tenía una banda que hacía covers de Jimi Hendrix este, te volaban la cabeza…

JR – Es que Rosario siempre tuvo eso, y lo sigue teniendo, eso del under y de las bandas que se juntan a tocar y salen… Nos sigue pasando de ir a ver bandas que vienen de Buenos Aires ya un poco más armadas y que abre una banda de Rosario que no conocemos y la rompen… Me pasó hace poco de hecho, y no sabemos si la magia de Rosario o si pasa en todos lados, pero a nosotros nos toca vivir ahí y lo vemos…

DA – Yo creo que ahora están más concentrados en el estudio, lo nuestro antes era mucho más visceral, era juntarnos aprender a tocar… Creo que ahora hay más estudio previo y está buenísimo.

PP - Claro, son como más profesionales a la hora de arrancar ¿no? Por ahí parecen bandas que ya tienen 5 años tocando y arrancaron hace unos meses…

JR - Nosotros somos muy rosarinos y nos sale hablar de Rosario, si vos nos hacés hablar de Rosario, andá a pararnos (risas)...

PP – Tal cual, pero bueno, estamos muy contentos de haber podido recorrer con nuestra música el país, quizás algunos otros países, y llevar la bandera de Rosario a todos lados, es un orgullo.

El disco Código de Barras es muy importante en la trayectoria de Cielo Razzo ¿por qué?

PP – Código tiene mucho que ver con un momento de quiebre cuando fue la muerte del Flaco… Nosotros estamos preparando el disco y el Flaco y Claudio mueren, entonces fue una detonación en la banda… Nos tuvimos que rearmar con la llegada de Javi, pero era como llegar a un lugar hostil, porque nosotros éramos pibes, no éramos hombres ni adultos, éramos pibes que no entendíamos lo que había pasado. Éramos chicos, eso me parece importante resaltar… Entra el Chelo también, el pianista, un hermano… Era el momento en que Cielo estaba empezando a salir a tocar, más allá de los primeros siete años que fueron preciosos porque fue el principio, lo de girar y hacernos carne con la música, ahí estaba empezando. Venía mucha gente a vernos… Por eso fue un disco de quiebre, donde nosotros nos rompimos, nos volvimos a armar, lloramos muchísimo tiempo, Cielo estaba totalmente roto, pero sabíamos que teníamos que seguir haciendo música porque si no hubiese sido todo en vano. Tiene eso especial, fue el renacer de la banda, hicimos un disco con el que explotamos…

JR– Pensar que ya hace 20 años de eso…

DA – Hubo algo de la tragedia que luego generó como una luz ¿no? Como que, de la grieta, del dolor, se generó algo nuevo y empezó otro camino…

Ya hicieron dos Luna Park y ahora van por el tercero, lo cual habla de un nivel de masividad importante ¿qué les parece que encuentran las pibas y los pibes en Cielo Razzo?

JR - Yo creo que no lo sabemos bien, no creo que lo podamos responder con mucha ciencia exacta, pero sí creemos que nos pasó siempre de subir al escenario a carne viva, a dejar todo, y también sabemos que la comunión que se arma con el público siempre fue igual de mágica, lo que para nosotros es una bendición. Siempre lo decimos, estamos muy agradecidos con el aguante de las Razzeras y Razzeros que, la verdad, después de 30 años sigue ocurriendo… Vamos a hacer otro Luna, es inexplicable, parece como irreal, no sabemos el por qué pero sí sabemos que acá estamos y con mucha energía para disfrutar de esa noche que va a ser muy especial, que encierra muchos festejos, y que también es como el comienzo de algo nuevo incluso porque empieza la etapa de Un Día fuera del Tiempo, que el disco nuevo… Nos encontramos ante un Luna Park para celebrar 30 años de banda, un disco nuevo, todas cosas lindas para festejar… Ya lanzamos el primer tema que sale del disco, “Corazón”, un tema que nos encanta.

PP – Porque es rooock… (risas)

JR - Estamos muy felices con la salida del tema y por suerte recibimos mensajes muy lindos en estos días, así que todo es mucha emoción, felicidad y un poco de estrés también. Pero todo encierra algo muy lindo, lleno de emoción y de ganas de tocar y de que llegue el 9 de septiembre para compartir con ustedes desde el escenario.