En junio de 2014 más de 200 trabajadores de Panrico fuimos despedidos después de 8 meses de huelga. Luchábamos contra un ERE basado en los elementos de la reforma laboral de Rajoy que ni Sánchez ni Yolanda Díaz quieren derogar.
Miércoles 3 de noviembre de 2021
La tan cacareada últimamente “derogación” de la reforma laboral por parte de la ministra Yolanda Díaz, y ahora también por Pedro Sánchez, no parece más que una cortina de humo. Lejos de eliminar aquel brutal ataque del PP, lo único que se pretende ahora es parchearla en algunos aspectos. Pero los nefastos resultados que causó para los trabajadores seguirán vigentes.
Quisiera poner como ejemplo el caso de Panrico, donde trabajé más de 30 años y fui despedido, junto a 200 compañeros y compañeras, en junio de 2014 tras 8 meses de huelga. Con el preacuerdo entre PSOE y Unidas Podemos, pendiente aún de consensuar con sindicatos, patronal y por supuesto Bruselas, volverían a dejarnos en la calle impunemente.
La nueva reforma laboral del gobierno “progresista”, que no derogación, no se propone tocar elementos como la regulación de los EREs y sus posibles causas. Mantiene en estos puntos los mismos términos del ataque que en 2012 sufrimos los trabajadores por parte del gobierno de Rajoy.
La reforma de entonces permitió que los Expedientes de Regulación de Empleo se pudieran aplicar casi por cualquier causa. Concretamente por causas “económicas, técnicas, organizativas o de producción”, que permitieron a un fondo buitre comprar nuestra empresa y aplicar una rebaja salarial y un brutal ERE a pesar de no haber entrado nunca en pérdidas.
También eliminó la necesaria autorización de la autoridad laboral competente para la aplicación de estos despidos masivos. Esto nos restó capacidad de presión a nuestra huelga como a muchas otras que, aunque en nuestro caso luchamos siempre contra una triada de la empresa, la Generalitat y las direcciones de CCOO y UGT que querían que aceptásemos los despidos desde el primer día.
También los artículos que permiten modificaciones sustanciales de condiciones de trabajo en materia de jornada, salario, horario, turnos o funciones de cada categoría, cuando existan esas mismas “causas económicas, técnicas, organizativas o de producción”, quedan fuera de la supuesta “derogación”.
Así como los que permiten descolgarse de la aplicación de convenios de empresa -con el debido visto bueno de los representantes de los trabajadores, o sea de las direcciones burocráticas CCOO y UGT- son aspectos que quedan fuera del nuevo preacuerdo.
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Todos estos ataques no solo siguen vigentes a día de hoy. La reforma de Díaz y Sánchez pretenden dejarlos intactos. Es decir, las mismas herramientas que permitieron a la patronal llevar adelante los despidos en Panrico se podrán seguir aplicando para cualquier otra empresa del mismo u otro sector.
De las reformas laborales del PSOE ya sabemos quienes tenemos décadas de trabajo a la espalda. Solo recordemos la de Zapatero que abarató el despido y consideró procedente los despidos por acumular bajas por enfermedad. Por eso no sorprende esta falsa derogación de Sánchez y sus socios de gobierno. Esta tampoco servirá para paliar la grave situación laboral y económica que sufrimos los trabajadores. y que cuente con el aval con las entregadas direcciones sindicales de CCOO y UGT es otro motivo más para estar convencido de ello.
Es hora de denunciar este nuevo engaño y la política criminal de estos burócratas sindicales, y empezar a trabajar para informar a los trabajadores, organizar asambleas en los centros de trabajo, movilizaciones y exigir a estos grandes sindicatos la convocatoria de una huelga general. La izquierda sindical, que se muestra mayoritariamente crítica con esta “reforma de la reforma”, debería emprender de forma unitaria una fuerte campaña urgente en este sentido para conseguir la verdadera derogación de la reforma laboral de 2012 y todas las anteriores del PP y el PSOE.