Eduardo Solís, integrante del consejo directivo de la Confederación de las Cámaras Industriales (Concamin), señaló que no se embona con la reapertura de la industria automotriz estadounidense, que retoma actividades el próximo 18 de mayo. Para los empresarios, las vidas de los trabajadores no importan. Para el gobierno, tampoco.
La Izquierda Diario México @LaIzqDiarioMX
Viernes 15 de mayo de 2020
En el Diario Oficial de la Federación se publicó que la industria de la fabricación de equipo de transporte, la construcción y la minería pueden volver a las actividades a partir del 1 de junio. Ante esto, Solís declaró que se canceló lo que se había anunciado el miércoles 13, lo cual para el empresario es problemático porque no se empata la reanudación de actividades con EE.UU.
La gigantesca cadena de valor entre México y Estados Unidos cruje, ya que México es el principal proveedor de autopartes del imperialismo estadounidense, y factura alrededor de 70 mil millones de dólares anuales.
Pero en tiempos de pandemia, la producción de vehículos no es en absoluto indispensable para garantizar las vidas de las personas. Una vez más, la voracidad capitalista se evidencia ante la queja de la Concamin.
El presidente López Obrador, ansioso por dar gusto al imperialismo estadounidense y a las cámaras patronales de México, declaró como actividad esencial la industria automotriz durante un pico de la pandemia. Una medida que revela su prioridad: garantizar los negocios capitalistas.
Sin tests masivos, sin equipo personal de protección, con un sistema sanitario que ya venía en crisis desde gobiernos anteriores, el covid-19 golpeó especialmente en las fábricas, los hospitales y calls centers, porque los empresarios no detuvieron actividades no esenciales y porque el gobierno no tomó ninguna medida efectiva contra el gran capital.
Ahora se reabrirán actividades el 1 de junio, pero con el desarrollo de la pandemia en pleno auge, y sin medidas efectivas de control de la enfermedad SAR-CoV-2, se avecina un crimen contra las y los trabajadores y sus familias, que ante esta medida gubernamental expondrán sus vidas para satisfacer la sed de ganancias de los capitalistas.
Sin embargo, las protestas obreras que se han sucedido en estos meses de pandemia contra las patronales de la industria maquiladora por no cesar operaciones ni garantizar medidas de seguridad a sus trabajadores plantean como perspectiva la posibilidad de resistir la reanudación de actividades. Un panorama complejo para López Obrador, el imperialismo y los empresarios.
Son las y los trabajadores, corazón y músculos de la producción de bienes y servicios, quienes deben decidir cuándo y en qué condiciones se pueden reanudar las actividades, y definir cuáles son verdaderamente indispensables, y cuáles se pueden reconvertir en función de las necesidades de las mayorías.
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