A minutos de aprobada la media sanción en Diputados sobre la interrupción voluntaria de embarazos, concejales de la ciudad resolvieron por un voto de diferencia, rechazar el proyecto religioso que pretendía declarar a Concordia “Ciudad pro vida y pro familia.”
Viernes 15 de junio de 2018 12:54
Por diferencia de 6 votos contra 5 (con un ausente y una abstencion) se rechazó el proyecto realizado por los tres credos más grandes de la ciudad entrerriana de Concordia (judaísmo, catolicismo y evangelismo) y presentado por concejales que mantienen una relación cercana con la Iglesia Católica, a su vez apoyados por el Intendente Enrique Tomás Cresto (PJ), quien adhiriera al Pacto de San Antonio de Padua en 2016 tras su encuentro Papa Francisco en el Vaticano.
La marea verde que también creció allí, tuvo una doble jornada en los días 13 y 14 de junio. Como en todo el país, personas de todas las edades se juntaron manifestar su apoyo en el debate por la legalización del aborto libre que se discutía en el Congreso Nacional en una sesión que duró 24 horas. Pañuelazo, transmisión en vivo a pantalla gigante y una multitud que en su punto máximo reunió a más de 500 personas en la plaza Rural de la ciudad, se organizó para asistir el día 14, cuando aún no había terminado el debate nacional, al Concejo Deliberante local para rechazar el proyecto retrógrado que implicaría un escollo más en el acceso al derecho al aborto; un proyecto que no sólo no hubiera favorecido en ningún sentido a nadie, sino que además iba en contra de derechos básicos conquistados de un tiempo a esta parte como las leyes de divorcio y matrimonio igualitario, y el desconocimiento de las diversidades familiares existentes, imponiendo el modelo hegemónico de familia padre-madre e hijos. Y a su vez hubiera significado un apretón más del nudo que enlaza los acuerdos entre la Iglesia Católica y el Estado.
El proyecto había sido presentado en diciembre pasado, y ya entonces fue enfáticamente rechazado por agrupaciones de mujeres, jóvenes, colectivos de género, asambleas de lesbianas travestis y trans, partidos políticos, organizaciones sociales y un amplio arco de personas independientes; la denuncia al proyecto se viralizó y consiguió el apoyo de todo el país y de distintos lugares del Uruguay. Se trataba de un proyecto cuya finalidad no pudo ser explicada ni por los propios concejales firmantes durante sus intervenciones en el recinto.
En medio de la vigilia por el derecho al aborto, cuando los diputados aun no habían comenzado a votar, una parte de quienes estaban congregadas en la plaza concordiense, se retiraron para asistir a la sesión del Concejo local. Sabían que allí también la votación sería muy ajustada y que habría una consonancia con la posición que vieron durante la vigilia de la diputada entrerriana Mayda Cresto (hermana de Enrique, el intendente) en contra del aborto legal que les daba un espaldarazo para apoyar la declaración de Concordia “pro vida y pro familia”. Soledad Coquet, referente del Colectivo de Géneros en diálogo con La Izquierda Diario recordó ese momento de los dos debates en simultáneo que implicaban decisiones importantes respecto de la vida de las mujeres: “Ya nos habían avisado que ante el primer disturbio o grito nos iban a sacar del recinto, así que con una oreja escuchábamos a los concejales y con la otra por teléfono, la sesión en diputados. Cuando ganó la media sanción el derecho al aborto, mientras el resto del país gritaba y sacaba de adentro todo eso que durante años venimos guardando hace tanto tiempo, nosotras festejamos apretándonos las manos, mirándonos, riendo y llorando en silencio, reconociéndonos en la alegría de la otra, pero no podíamos hacer ruido, teníamos que impedir que la sesión se cayera, el proyecto tenía que ser rechazado”.
Recién a las 14.30 se resolvió la votación local y por la estrechísima diferencia de 1 voto, por 6 contra 5, con una abstencion y un ausente, con el peso del resultado nacional de la media sanción en Diputados al derecho al aborto, y el más pesado aún millón de personas movilizadas de verde en todo el país, se rechazó el retrógrado proyecto. Fue una lucha doble, ganada allí también en las calles.
Además del Colectivo de Géneros y la Asamblea de mujeres lesbianas y trans, surgió en la ciudad el Frente estudiantil por la legalización del aborto, como parte de la Campaña Nacional, como expresión de un fenómeno que recorre todo el país entre la juventud. El diálogo inter-generacional que se vivió en aquella plaza de vigilia fue emocionante: “A las más grandes que venimos de otro recorrido nos han enseñado un montón de cosas en estos meses, fundamentalmente a llevar el pañuelo verde siempre, sin esconderlo más. Porque en esta ciudad tan conservadora, donde la iglesia está muy fuerte, donde impulsamos una apostasía y se nos negó, donde obligan a las niñas abusadas a parir, en una provincia donde el protocolo de aborto no punible recién se implementó en agosto del año pasado, salir a la calle con el pañuelo puesto era bastante difícil, lo llevábamos en nuestras carteras y los sacábamos cuando llegábamos y después lo volvíamos a guardar, pero ustedes nos enseñaron a llevarlo con orgullo todo el tiempo y nos obligaron además a hacerlo, porque había que hacerle el aguante a la juventud, si ustedes lo llevaban todo el día teníamos que hacerlo nosotras también.”
En Concordia saben que como en todos lados, la sanción de una ley no garantiza un derecho, y que sin la lucha en las calles ni siquiera esas sanciones favorables a las mayorías lograrían imponerse. Con una nueva generación que empuña el pañuelo verde, se renuevan las fuerzas y la necesidad de debatir y organizarse para no dejar en manos de quienes votaron leyes como la del robo a los jubilados o el pago a los fondos buitres y un nuevo endeudamiento con el FMI, el destino de nuestras vidas.
Votos a favor de declarar Concordia ciudad pro vida:
Votos en contra:
Abstención:
Ausente: