Hablamos con Fernando, trabajador del Garbarino de Lanús que se encuentra tomado por sus trabajadores desde el día 1° de julio. Al igual que los 4500 trabajadores de la empresa a lo largo del país que se encuentran hace 4 meses en conflicto, exigen el pago de los sueldos adeudados desde marzo así como también la continuidad de sus puestos de trabajo y una respuesta respecto a la incertidumbre que cierne tanto el nuevo dueño de la empresa.
Miércoles 21 de julio de 2021 19:39
Transitando por la avenida comercial 9 de julio, en el centro de Lanús Este, nos encontramos con las persianas de la icónica sucursal de Garbarino con la persiana a mitad bajada y una bandera que lee “Local tomado por los trabajadores”. Desde La Izquierda Diario nos acercamos para conocer más a fondo la situación, reproducimos la entrevista con Fernando, trabajador del local que nos cuenta en detalle desde cuándo vienen realizando esta acción y por qué, cómo se organizan, la falta de respuestas tanto de la empresa como el ministerio y un llamado a todos los trabajadores de la empresa en la misma situación a continuar la pelea.
Como nos cuenta Fernando, se encuentran realizando esta acción desde el 1° de julio, a raíz de que cesaron de percibir los sueldos por parte de la empresa y que ya venían recibiendo los pagos de forma parcial en meses anteriores. Esto forma parte del conflicto que vienen enfrentando los trabajadores de Garbarino en todo el país ante la amenaza de cierre total de la empresa que dejaría a más de 4.500 familias trabajadoras en las calles, en muchos casos, como el de Lanús, encontramos a trabajadores que tienen hasta 20 años de antigüedad en la empresa, haciendo aún más crítica la situación ante la amenaza de quedarse sin sus puestos de trabajo y peor aún, sin ningún tipo de resarcimiento económico.
¿Cuál es la respuesta de la empresa y del ministerio de trabajo ante todo esto? silencio y dilaciones. Por parte de Garbarino es cada vez más escasa la comunicación mientras que el ministerio de trabajo habla de posibles negociaciones y lleva adelante audiencias que no llevan a ningún tipo de conclusión, ni hablar de la federación y el sindicato de comercio a cargo de Armando Cavalieri, que no sólo no ha dado la cara sino que los trabajadores apuntan a él como uno de los artífices de la compra que llevó a la empresa a la quiebra.
El Sindicato de Empleados de Comercio seccional Lanús y Avellaneda (SECLA) al que pertenecen los trabajadores y su delegado se han hecho presente acompañándolos como mercadería y asesoramiento legal. También diferentes organizaciones de la izquierda han acercado su solidaridad y acompañamiento a la lucha.
Pero… ¿Qué sabemos de la persona detrás de la crisis de Garbarino?
Con todos los trabajadores que hablamos, así como los de otras sucursales que se encuentran en conflicto así como también en varios titulares, resuena el mismo nombre: Carlos Rosales. Y no es necesario investigar en demasiada profundidad para ver el por qué.
Desde la izquierda diario y Alerta Spoiler realizamos un pequeño repaso por la ilustre carrera de este “comprador serial” de empresas y nos encontramos con datos más que interesantes: Parte del ministerio de vivienda de la ciudad durante 2007; Ministro de desarrollo durante el primer gobierno de Cristina Fernandez Kirchner, en el 2008; Protesorero de San Lorenzo; Amigo íntimo de Marcelo Tinelli y Matias Lammens, Ligado también al ex-gobernador de la provincia Daniel Scioli y actualmente dueño de la radio Continental así como de Garbarino, Compumundo, Digital Fueguina, Tecnosur, Garbarino Viajes y Fiden al cerrar un negocio multimillonario que apuntaba a la precarización de las condiciones de todos sus trabajadores y que, como denuncian quienes ahora pesan con esta crisis en su espaldas, cerró en diálogo con otra de sus íntimas amistades Armando Cavalieri, actual secretario general de la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios, casualmente quien debería estar representando a los trabajadores que actualmente toman en sus manos la pelea por sus puestos de trabajo.
Lejos de cruzarse de brazos, los trabajadores toman la pelea en sus manos
El ejemplo de lucha de los trabajadores de Lanús no es el único de los trabajadores de Garbarino a nivel nacional, que el lunes de la semana pasada realizaron una movilización y corte frente al ministerio de trabajo exigiendo también respuestas y denunciando el silencio tanto por parte de la empresa como del ministerio así como también poniendo sobre la mesa a los responsables.
Pero los trabajadores de Garbarino tampoco son los únicos que se encuentran en lucha tampoco. Como pudimos ver en la gran jornada de lucha que tuvo lugar el jueves de la semana pasada, que tuvo como protagonistas a tercerizados del ferrocarril Roca cortando las vías de Dario Maxi, a tercerizados de la energía y trabajadores del hospital Garrahan cortando la 9 de julio en Capital y marchando la ministerio de trabajo y a las familias de La Ribera en Lomas que pelean por vivienda digna y denuncian los amedrentamientos de la gendarmería que junto a trabajadores informales cortaron El Puente de la Noria.
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Todas estes expresiones no son casuales sino causales, enfrentando el comienzo del segundo semestre a nivel nacional con una desocupación del 11% que abarca a un 40% de la juventud cuyos trabajos son un o 60% precarios o la escalofriante cifra de que un 63% de los niños se encuentran en situación de pobreza.
Ante todo esto la decisión del gobierno de Alberto Fernandez es continuar profundizando el ajuste, llevando ya pagados 6500 millones de dólares al FMI y un próximo desembolso de 230 millones de dólares al Club de París se ve que el Frente de Todos, a diferencia de como vaticinaron en su campaña, no ve como tan fraudulenta a la deuda con los acreedores privados que continúa pagando de forma contante y sonante. Así como mostró la hilacha respecto de sus prioridades cuando el actual ministro de trabajo Claudio Moroni dejó en claro que no estaba en ningún tipo de planeamiento la idea de una nueva medida como el IFE, ante el claro crecimiento de la desocupación y la precarización laboral.
Por su parte, la efectividad de la ley anti despidos que se dictó el año pasado sigue haciéndose esperar, a medida que se hace más cómplice y criminal el silencio de los grandes sindicatos como la CGT que solo buscan poder mantener una tranquilidad imposible en medio de un año electoral atravesado por una durísima crisis.