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Red Internacional
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Francia. Contra el autoritarismo de Macron: cientos de organizaciones convocan a movilizar este sábado

Exigen además amnistía para todos los luchadores. La convocatoria de casi 150 organizaciones sindicales, políticas y comunitarias ya cuenta con amplio apoyo.

Miércoles 20 de septiembre de 2023 11:23

Casi un centenar y medio de organizaciones sindicales, políticas y comunitarias llaman a manifestarse en todo el país "contra la violencia policial, el racismo sistémico y por las libertades públicas".

La iniciativa ya cuenta con el apoyo de un amplio abanico de fuerzas, desde organizaciones del movimiento antirracista y contra la violencia policial hasta organizaciones sindicales como la CGT, FSU y Solidaires.

La marcha es una oportunidad para empezar a debatir la estrategia a defender para organizar la respuesta al endurecimiento autoritario del gobierno francés. Revolution Permanente, que impulsa la Red La Izquierda Diario en Francia, participará de la jornada: "Tenemos que ser muchos, para oponernos a los ataques autoritarios y racistas, como la prohibición de la abaya, y para exigir la amnistía para todos los que han sufrido represalias tras la muerte de Nahel [Merzoukj, joven de 17 años asesinado por la policía, hecho que desató masivas protestas que fueron brutalmente reprimidas] ¡y para todos los procesados por su lucha!".

Con el inicio del nuevo curso escolar centrado en la prohibición de las abayas y el regreso de la "autoridad" a las escuelas, Macron continúa con una contraofensiva para dividir a los trabajadores que expresaron una amplia unidad durante el movimiento contra la reforma de las pensiones, y en reacción a los levantamientos en los barrios obreros tras la muerte de Nahel.

A fines de junio, el Estado movilizó una fuerza policial sin precedentes contra los jóvenes de los barrios populares que expresaban su bronca por un nuevo crimen policial, lo que provocó un estallido de violencia policial y la muerte del joven en Marsella. Desde entonces, la ofensiva, que incluyó detenciones masivas, se ha saldado con más de 2.000 condenas y penas de prisión para muchos jóvenes.

Esta ofensiva a gran escala se hace eco de la implacable represión policial y judicial contra los movimientos sindicales y ecologistas, como los 400 activistas del sindicato CGT Énergie que se enfrentan a un proceso judicial tras su protesta contra la reforma de las pensiones, o el juicio de activistas sindicales y ecologistas en la localidad de Sainte-Soline.

Frente a la vitalidad de la lucha de clases en los últimos meses, el rumbo marcado por el presidente Emmanuel Macron es claro: "orden, orden, orden". En un intento de aplastar la ira expresada en los últimos meses, apuesta por el endurecimiento del autoritarismo y los ataques islamófobos, mientras se prepara la ley de inmigración y la policía exige cada vez más impunidad.

En este contexto, se espera una importante participación en la "marcha unitaria contra la violencia policial, el racismo sistémico y por las libertades públicas" convocada para el sábado 23 de septiembre.

Superar las perspectivas institucionales para hacer frente a la ofensiva autoritaria

Al igual que en el comunicado de prensa del 5 de julio, el llamamiento a la movilización del 23 de septiembre sigue impregnado de ilusiones institucionales, como demuestra la idea de que "la institución policial [...] pone en tela de juicio el Estado de derecho, en lugar de poner fin a la impunidad de los autores de la violencia policial" o las reivindicaciones planteadas, que exigen "una reforma en profundidad de la policía" y la introducción de "recursos para luchar contra el racismo, también en la policía".

En un momento en el que el régimen de la V República se enfrenta a una crisis cada vez más profunda, y en el que los policías se han movilizado en los últimos meses para defender su impunidad, este planteamiento apuesta por la posibilidad de una reforma policial. Esto no sólo es impotente sino utópico frente a una institución estructuralmente racista cuyo papel fundamental es mantener el orden establecido, aplastando la movilización y la opresión racista de los barrios populares. Para contrarrestar cualquier ilusión de reforma policial, ha llegado el momento de cuestionar los fundamentos mismos de la policía, exigiendo la disolución inmediata de los cuerpos especiales de policía.

En términos más generales, estas demandas sugieren que sería posible hacer retroceder la actual ofensiva autoritaria en pequeños pasos, mediante demandas parciales de reforma institucional. Esto ignora el hecho de que el creciente número de ataques en los últimos años, el endurecimiento de la represión y la creciente impunidad son una respuesta a la profunda crisis en curso y a las protestas que está generando.

En este contexto, es la construcción de una respuesta integral la que puede ayudar a hacer retroceder los ataques autoritarios. Si bien la movilización de las organizaciones del movimiento obrero es progresiva, ceñirse a un día de manifestaciones un sábado para organizar el regreso de las actividades luego de las vacaciones no está a la altura del desafío que supone construir una verdadera relación de fuerzas contra el gobierno. Aunque esta posición resuena en boca de figuras sindicales como Sophie Binet (CGT) y Marylise Léon (CFDT) en las últimas semanas, que hablan en contra de tomar "venganza" contra el gobierno, lo que realmente hace falta es un plan de batalla ofensivo.

Por la amnistía para todos los luchadores, contra las ofensivas islamófobas: ¡hay que construir una respuesta!

Révolution Permanente habló del programa con el cual se manifestará el 23 de septiembre y con el cual invita a unirse en París, Burdeos, Toulouse, Marsella, Montpellier, Mulhouse y en muchas otras ciudades en toda Francia.

Frente a la ofensiva del gobierno, urge construir una respuesta que pueda realmente poner fin al endurecimiento autoritario. Mientras cientos de jóvenes reprimidos durante las revueltas en los barrios populares siguen durmiendo en la cárcel, y muchos sindicalistas y manifestantes están siendo procesados, tenemos que empezar por exigir la liberación inmediata y la amnistía de todos los que se han levantado contra el gobierno.

Esta es una exigencia esencial si queremos desbaratar el terror que el Estado intenta instaurar, pero también si queremos estar hombro con hombro con los reprimidos y mostrar una solidaridad sin fisuras. La afirmación del comunicado de llamamiento de la CGT de que "los daños a los servicios públicos y a las empresas" cometidos "tras la muerte de Nahel han empeorado aún más las condiciones de vida y de trabajo" forma parte de una retórica extremadamente problemática que, en lugar de unir frente a la represión del Estado, inculca la idea de que estas revueltas tienen que ver con intereses opuestos al mundo del trabajo.

Al mismo tiempo, luchar contra el "racismo sistémico", como señala el comunicado, significa combatir sin ambigüedades la actual ofensiva racista que, con la prohibición de la abaya en las escuelas, pretende una vez más estigmatizar a los musulmanes o a quienes se los percibe como tales. En un momento en el que esto está dando lugar a un acoso islamófobo en las escuelas, es esencial, contrariamente a las recientes declaraciones de Sophie Binet, número uno de la CGT, oponerse firmemente a esta prohibición y, más ampliamente, exigir la derogación de la ley de 2004 que sirve de base a este ataque.

Por último, para que el 23 de septiembre no sea una movilización aislada, debe ser un primer paso en la construcción de una verdadera respuesta antirracista, obrera y popular a la actual ola de represión, que combine el rechazo a las medidas de seguridad y racistas con un programa de lucha contra la miseria social y la inflación que se abaten sobre los trabajadores y las clases populares. Es una perspectiva que debe plantear rápidamente la cuestión del plan de batalla que nos permita realmente conquistar reivindicaciones a la altura de la ofensiva.