El Movimiento de las y los Trabajadores Socialistas de México (MTS), junto a organizaciones de diversos países que integramos la Fracción Trotskista – Cuarta Internacional, te invitamos a sumarte el próximo 11 de julio a este acto internacionalista, en repudio a la violencia policial, al racismo y al capitalismo imperialista, que saquea, explota y oprime a los pueblos del mundo.
Sábado 4 de julio de 2020
El asesinato de George Floyd a manos de la policía de Minneapolis desató un amplio movimiento de protesta antirracista que recorrió de costa a costa Estados Unidos, haciendo resonar el grito de #BlackLivesMatter, sacudiendo al gobierno del xenófobo Donald Trump y las estructuras políticas del principal país imperialista del planeta.
Las movilizaciones que cuestionan el racismo estructural de este estado imperialista, las más importantes de las últimas décadas por su extensión y masividad, despertaron además una oleada de luchas obreras. Este racismo, que golpea en primer lugar a los afroamericanos, también se expresa duramente contra los migrantes, entre ellos los 18 millones de migrantes mexicanos, caribeños y centroamericanos.
Este movimiento traspasó fronteras, generando simpatía y manifestaciones en otros lugares, como Inglaterra y Francia, donde jóvenes y trabajadores arremetieron contra las estatuas de colonialistas y esclavistas, cuestionando el estatus imperialista de sus propios países.
O Brasil, el país con mayor población afrodescendiente de América, donde se reanimó el movimiento antirracista, no sólo contra la violencia policial sino también contra el racismo institucional representado por el derechista presidente Jair Bolsonaro.
Estas protestas se dan en el marco de una profunda crisis del sistema capitalista, agravada por la pandemia, que se está descargando sobre los trabajadores y pueblos pobres del mundo, con millones de despidos, rebajas salariales y mayor precarización laboral. A pesar de que son los trabajadores -muchos de ellos afroamericanos y migrantes- quienes han garantizado, en condiciones de extrema precariedad y riesgo, la continuidad de los servicios esenciales (como los de salud) en beneficio de toda la población. Estas condiciones han desatado múltiples huelgas y protestas de trabajadores de la salud, repartidores y otros sectores en Estados Unidos y otros países, como vimos en los últimos meses.
Mientras tanto, en México...
México, vecino y “socio menor” de Estados Unidos, no es ajeno a esta realidad. Mientras la pandemia se sigue cobrando la vida de miles de personas cada semana y parece no tener fin, poniendo en cuestión el exitista y tranquilizador discurso oficial, se pronostica un retroceso económico de magnitud histórica, que ya tuvo como consecuencia millones de despidos y suspensiones con rebajas salariales.
Ante esta situación, el gobierno de la 4T apresuró la reactivación de industrias no esenciales -como la maquiladora, minera y automotriz-, por presión del gobierno estadounidense, así como de los grandes empresarios nacionales y trasnacionales que se benefician de la mano de obra barata de nuestro país, sin importarles la salud ni la vida de millones de trabajadores.
La entrada en vigor, el pasado 1° de julio, del nuevo Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá (T-MEC), impuesto por Donald Trump con el aval del gobierno mexicano, garantiza que continúe el saqueo de nuestro país y la explotación obrera por parte del imperialismo y las grandes compañías extranjeras. Mientras que AMLO tiene como prioridad avanzar con sus megaproyectos, como el Tren Maya y el Corredor Transístmico, que amenazan a las comunidades del sur del país.
La reforma laboral, promovida por el mismo gobierno y aprobada por el MORENA y los demás partidos patronales en el Congreso, no eliminó el outsourcing ni las múltiples formas de contratación precaria con las que se niegan los derechos laborales. Esto se complementa con programas asistenciales como el de “Jóvenes construyendo futuro”, que a cambio de un “apoyo” mísero, promueve la sobreexplotación de los jóvenes, a los que ni siquiera se les reconoce como trabajadores.
En el sector público, los trabajadores de la salud se mantienen en la primera línea del combate a la pandemia sin contar con los insumos y equipo de protección necesarios, lo que provocó que un escandaloso porcentaje de ellos se hayan contagiado y muerto.
En lugar de aumentar el presupuesto para revertir las pésimas condiciones de los servicios públicos, el gobierno federal profundiza su política de “austeridad”, que se ha traducido en el despido de miles de trabajadores al servicio del estado, mientras los altos funcionarios siguen cobrando sueldos onerosos.
De ahí que, durante la pandemia, se hayan dado diversas protestas por parte de obreros de las maquiladoras, trabajadores de la salud, de la cultura y de otros sectores. Mientras continuan las huelgas de Notimex y Chapingo, el movimiento de los estudiantes de la EDPA y el de los profesores de la UACM. Los trabajadores de las aplicaciones (Uber, Rappi, etc.) han comenzado también a movilizarse.
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Sigue la militarización y el abuso policial
En lugar de resolver los justos reclamos obreros y populares, el gobierno federal decidió continuar con la política de militarización del país que se impuso desde el sexenio de Felipe Calderón, dictada por el gobierno de Estados Unidos. La Guardia Nacional se convirtió en el “muro” que quería Trump, para impedir el paso de nuestros hermanos migrantes centroamericanos desde la frontera sur de nuestro país.
Además, AMLO aceptó sin chistar la política antimigrante contra nuestros hermanos mexicanos, por la que el gobierno de Trump deportó a decenas de miles en plena pandemia, continuando lo hecho por las anteriores administraciones demócratas, como la de Barack Obama, bautizado por las asociaciones de migrantes en EE.UU. como el “gran deportador”.
Además, el gobierno federal cedió a los militares el control de más de 100 hospitales, para amedrentar a los trabajadores del sector y así tratar de evitar que expresen su descontento. Más allá del cambio de mando, es el mismo ejército, responsable de la masacre de Tlatelolco, del “Halconazo”, de la guerra sucia y cómplice de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Nada bueno podemos esperar los trabajadores y el pueblo de ninguna de las fuerzas armadas al servicio del estado. El reciente asesinato de Giovanni López en Jalisco, a manos de la policía, lo confirma.
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Mientras empresarios y funcionarios corruptos gozan de impunidad, a los trabajadores se les quiere amedrentar con represión, como mostró la reciente detención por motivos políticos de la abogada laboralista Susana Prieto, representante legal del Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores de Industrias y Servicios (SNITIS), organización surgida a partir del Movimiento 20-32 de Matamoros.
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Por la unidad de los jóvenes y trabajadores del mundo
Necesitamos organizarnos a escala internacional, porque como dice la consigna: “la clase obrera es una y sin fronteras” y nuestro enemigo común es el capitalismo imperialista, que explota, saquea y oprime a los trabajadores y pueblos del mundo.
Los aliados de las y los trabajadores mexicanos, de los pueblos originarios, de las mujeres y los jóvenes que luchan por sus derechos, son quienes se movilizan en las calles de Estados Unidos contra el racismo y la violencia policial; son los afroamericanos y los latinos que sufren la discriminación y se han puesto de pie para enfrentarla; es la clase obrera multiétnica estadounidense que protagonizó importantes luchas antes y durante la pandemia, harta de los abusos patronales que en las últimas décadas redujeron drásticamente los salarios y degradaron las condiciones laborales; son las y los trabajadores, jóvenes y migrantes que se movilizan en las calles de Gran Bretaña, de Francia, de Brasil, del Estado Español, contra el racismo y los planes de austeridad de sus respectivos gobiernos. Nuestro enemigo común son los gobiernos capitalistas y el imperialismo.
Esta lucha internacionalista está indisolublemente ligada a la que estamos dando en México ante los empresarios, el gobierno y los partidos de la derecha. Necesitamos unirnos en defensa de nuestros derechos, contra la represión y la militarización, no debe haber ninguna lucha aislada. De ahí que diversas organizaciones estemos impulsando un gran Movimiento Nacional Contra la Precarización Laboral y los Despidos, que se propone agrupar a millones de trabajadores de todos los sectores, junto a intelectuales, artistas, profesionistas, etc. y organizaciones que quieran aliarse para fortalecer la lucha por nuestras demandas.
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Por todo eso, te invitamos a asistir al acto internacionalista del próximo 11 de julio, en el que hablarán trabajadores de Estados Unidos, Francia y Brasil, así como también habrá saludos desde Gran Bretaña, Alemania, Chile y Bolivia. Contra el racismo y la violencia policial; en apoyo a las luchas de la juventud, de la clase trabajadora y de todos los oprimidos; contra el saqueo y la opresión imperialista. ¡Nuestras vidas valen más que sus ganancias! ¡Que la crisis la paguen los capitalistas! Por una Internacional de la Revolución Socialista.
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