Este lunes, Sebastián Piñera dio a conocer sus nuevas indicaciones a la ley de Fármacos, de las cuales, las más importantes están ligadas a fortalecer el negocio y el lucro dentro de los remedios, una de las demandas más sentidas para la población.
Martes 8 de mayo de 2018
El presidente se dio cita con impulsores de la Ley, entre ellos, Girardi (PPD) y Goic (DC) en el Cesfam Luis Ferrada Urzúa de Maipú. En la instancia, anunció medidas que son necesarias para poder reducir la desaprobación a la que se sigue arriesgando si no toma medidas en torno a uno de los elementos más importantes para el conjunto de los trabajadores en el país, como lo son los remedios.
Pero como el paquete de indicaciones es propiciado por un gobierno netamente empresarial, este quiere dar aún más pie a las farmacias privadas para poder sacar ganancias a costa del Estado, ya que uno de estos "arreglos" es permitir convenios a estas empresas de la farmacéutica con la Central de Abastecimiento del Sistema Nacional de Servicios de Salud (CENABAST), organismo público encargado de gestionar los recursos que mandata el Ministerio de Salud.
En palabras del mismo Piñera esto podrá “Facilitar el acceso a las personas”. Pero cabe abrir la interrogante ¿a que personas se está refiriendo? a las personas de la clase trabajadora que sufren a fin de mes con los costosos tratamientos de la salud, o a quienes hacen negocios con los fármacos, los cuales ahora podrán hacer tratos con el Estado a fin de ofrecer su producto con mayores facilidades, en un país donde los remedios llegan a ser tres veces más caros que en otros de la misma OCDE y que sustenta el titulo –junto con Colombia- de tener los precios más elevados en fármacos de América Latina.
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Por último, el mandatario anunció la propuesta de que sean los supermercados, las grandes cadenas de productos de consumo, que generan millonarias riquezas para transnacionales como Cencosud o Wallmart, puedan tener dentro de su abanico de bienes a los fármacos que no precisen recetas médicas ni mayores indicaciones, refiriéndose respecto a esto que es lo que hacen “todos los países desarrollados del mundo”.
Estas medidas, que solo van en función de poder poner paños fríos a las demandas del conjunto de los trabajadores y trabajadoras, lejos de terminar con el negocio dentro del ámbito farmacéutico, siguen planteando a la salud como un medio de consumo, donde invertir y hacer riquezas para un puñado de empresas sigue siendo el pilar que sostiene este gobierno, auto designado de los “tiempos mejores”, pero ¡ojo!, solo para unos pocos...