Miércoles 3 de septiembre de 2014
Las reformas lanzadas por Cuba para modernizar su economía aumentaron la división racial en la isla y llevaron a cubanos blancos a recuperar algunas ventajas económicas que los favorecieron durante siglos.
Bajo la presidencia de Raúl Castro, que tomó las riendas del gobierno cuando su hermano Fidel enfermó en el 2008, Cuba amplió el trabajo en el sector privado, levantó restricciones a los viajes y promueve los pequeños negocios y las cooperativas.
Pero la desigualdad se ha ido colando a medida que el Estado cede poco a poco el control casi total que tenía de la economía: gran parte del financiamiento para nuevos emprendimientos como restaurantes, servicios de taxis y hospederías está llegando de manos de familiares emigrados blancos que se establecieron en los últimos 50 años en Florida, Estados Unidos.
Fueron ciudadanos de piel clara los que en su mayoría recibieron en Cuba cerca de U$S 3.000 millones en remesas el año pasado, algo que deja en desventaja a negros y mulatos a la hora de establecer un negocio.
Expertos coinciden en que las reformas trajeron mayores libertades económicas pero también más discriminación, en una sociedad que desciende casi en su totalidad de colonizadores españoles y esclavos africanos.
“Tato” Quiñones, intelectual que preside en la isla la organización Cofradía de la Negritud, dice que basta con observar las pequeñas cifras de negros y mulatos que tienen fuentes de ingreso relativamente lucrativas como restaurantes, bares, hospederías o taxis.
Poco después de reemplazar a su hermano Fidel en la presidencia de la isla, Raúl Castro permitió a los cubanos hospedarse en hoteles que una vez fueron exclusivos para turistas. Ahora, según Quiñones, la mayoría de los clientes y empleados del balneario de Varadero son blancos, mientras que la mayoría de los obreros de los hoteles del lugar son negros.
Un estudio del Havana Consulting Group, con sede en Miami, reveló que de los cerca de U$S 3.000 millones que llegaron el año pasado a la isla en remesas familiares, el 82% terminó en manos de blancos y un 12% fue destinado a mestizos. Los negros sólo recibieron un 5,8% del total.
La relación no guarda proporción con la composición de la población: el último censo hace dos años mostró que de los 11 millones de cubanos un 64,1% es blanco, un 26,6% es mestizo y un 9,3% tiene la piel negra.
Las remesas están ayudando a financiar los nuevos negocios, pero también están alimentando la desigualdad.
Fuente: Reuters