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De nuevo Milei contra la Universidad: construyamos un movimiento estudiantil a la altura

Segundo Asse

De nuevo Milei contra la Universidad: construyamos un movimiento estudiantil a la altura

Segundo Asse

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Debilidades del gobierno, malestar y bronca que crecen, luchas y resistencias que hay que unificar. En la nueva marcha universitaria del 2 de Octubre tenemos el desafío de volver a las calles, coordinar entre todos los sectores y enfrentar los ataques de Milei con un solo puño. Basta de la rosca de los de arriba, confiemos solo en nuestras propias fuerzas organizadas desde abajo. Pongamos al movimiento estudiantil de pie y defendamos la universidad para transformarla. Una juventud que se planta, organiza plenarios abiertos en todo el país para preparar la marcha y debatir cómo seguir porque la pelea recién comienza.

En las últimas semanas se acumularon postalesque muestran la debilidad del gobierno de Milei y que empiezan a despertar una bronca que crece. El presidente, sonriente con Susana Giménez en el balcón de la Casa Rosada , hace que nos planteemos una pregunta “¿qué está festejando?”. La noticia de ese día fueron los datos de pobreza del INDEC: 52,9% en todo el país. Esta desconexión entre el relato oficial y los padecimientos de millones no termina ahí. La foto en Córdoba de los bomberos que vienen enfrentando los incendios, viendo como el helicóptero presidencial se alejaba, generó ira, como expresó un importante periodista de la provincia. Este festival de desprecio hacia los de abajo no termina. Luego de la “victoria” en el Congreso para vetar el aumento a los jubilados y reprimirlos, con un nuevo escándalo por gasear a una nena, Milei y los diputados colaboracionistas terminaron con un asado de “festejo” que alarmó incluso al Financial Times, que destaca la caída en su popularidad según distintas encuestas. El instituto Di Tella, que mes a mes realiza informes sobre la confianza en los gobiernos desde hace años, registró una de las caídas más abruptas conocidas: 15% menos de confianza en septiembre respecto a agosto.

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Del otro lado, el malestar le abre paso a la bronca. El intento de privatizar Aerolíneas Argentinas, con una campaña mediática de desprestigio brutal que recuerda a los noventas, se choca con la organización de los trabajadores y, cada vez más, con el apoyo de los pasajeros y la sociedad, como se ve en esta fallida entrevista de TN. Los conflictos se multiplican, como los aceiteros que rompieron el techo salarial con sus medidas de lucha. Los trabajadores de la salud, el neumático y estatales que enfrentan despidos. Los jubilados que cada miércoles vuelven al congreso y son reprimidos por la policía de Bullrich. La docencia que defiende sus derechos y la educación de los pibes. El paro de transporte, convocado para el próximo mes, puede ser un puntapié para la lucha si supera los márgenes que le quiere imponer la burocracia. Hay que unificar la resistencia.

Es en este contexto que gana peso la pelea universitaria, con los masivos paros del 26 y 27 de septiembre y la convocatoria a una nueva marcha educativa este 2 de Octubre, a la que se sumó CTERA (Confederación de Trabajadores de la Educación) y de la que también votaron participar los trabajadores del Hospital Garrahan que se vienen organizando por sus reclamos, un ejemplo para replicar. Esta nueva marcha es una oportunidad para avanzar en la coordinación. Desde los sectores combativos el reclamo por la huelga general resuena, aunque la CGT (que adhirió pero sin llamar a paro, debilitando la medida), la CTA y las distintas burocracias sindicales, le siguen dando la espalda.

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Abajo los vetos, arriba el presupuesto

Es en este marco que Milei anunció el veto a la Ley de Financiamiento Universitario, con la fecha límite el 3 de Octubre, es decir que puede vetarla un día después de la movilización. Por eso, es importante saber que esta pelea no termina el 2, sino que ahí recién comienza, y vamos a tener que continuarla. Este veto, al igual que hizo con el aumento a las jubilaciones, es para sostener el sagrado “déficit cero”, como presentó en el miserable presupuesto 2025. Una cosa queda clara: para el gobierno hay que ajustar al pueblo, la educación y la salud hasta que duela, con recesión, desocupación, tarifazos, extractivismo y despidos, porque lo único que les importa es pagarle la deuda odiosa al Fondo Monetario Internacional. Específicamente en la universidad la pérdida salarial que denuncian los docentes y no docentes sigue abierta. Les ofrecen un aumento del 6%, que es ridículo ante el 30% de pérdida que llevan en el año. Ni hablar de los miles de docentes ad honorem que seguirían quedando afuera, sosteniendo las clases a pura voluntad.

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A nivel presupuestario se destina la mitad de lo exigido por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) para el funcionamiento: “Diversos analistas plantean que si bien nominalmente el presupuesto es un 36.7% superior al del año 2024, quedaría por debajo de la inflación que rondará el 50%. Este presupuesto educativo quedaría así por debajo del de este año, que ya se encontraba un 40% por debajo del presupuesto de 2023. Continuando así una larga cadena de años de ajuste presupuestario. Al mismo tiempo, el equipo jurídico del Gobierno dejó trascender que trabaja en un proyecto para traspasar las universidades a las provincias [1]. Para que el gobierno nacional envíe fondos mínimos, y estas dependan del presupuesto de cada provincia, amenazando con arancelar las Universidades. Quiere retomar viejas recetas menemistas, que transfirieron el manejo de la educación secundaria a las provincias”. Una política de ahogo que apunta a la futura privatización.

Sin embargo, el gobierno tiene límites para avanzar en esta dirección. La movilización del 23 de Abril mostró la fuerza que tenemos para defender la educación y el extendido apoyo social para este reclamo, con un proceso de organización en las facultades el primer cuatrimestre, siendo más de un millón en las calles de todo el país, donde diversos analistas señalaron que en esa marcha había muchos jóvenes que votaron a Milei. Sumado a esto, la opinión pública no acompaña el discurso oficial acerca de una supuesta “casta universitaria”. Al contrario, el último informe de Zuban Córdoba [2]
muestra que las universidades son una de las instituciones en las que más confianza tiene la población. En el marco de la caída generalizada en la popularidad de Milei y el crecimiento de la bronca y la resistencia de la que hablamos al principio, meterse con la universidad tiene costo.

Pero entonces ¿Por qué aún no se logró recuperar el salario de nuestros docentes y conseguir el presupuesto que necesitamos? ¿Y qué pasó después del 23A, por qué no siguió la organización? Para encontrar la respuesta a estas preguntas hay que buscarla en los responsables políticos que usaron nuestra lucha para negociar migajas con Milei. Porque la movilización de abril fue convocada por el CIN, que está conformado por los rectores de cada universidad, radicales y peronistas, que después de la movilización del 23, aceptaron parar la lucha a cambio de un aumento del mal llamado “presupuesto para funcionamiento” de la universidad, que no contemplaba los salarios docentes (decimos mal llamado porque sin los docentes la universidad no funciona).

Fueron los propios radicales que habían convocado a la movilización con un discurso de defensa de la educación pública, los que después no se sentaron a dar quórum en la sesión donde se trataba el aumento de presupuesto universitario. Las mismas ratas que en el Congreso se vendieron al gobierno para negarle el aumento de 17 mil pesos a los jubilados. Aunque los quieran echar del bloque, esa mancha no se borra. No podemos olvidarnos de los diputados peronistas, que fueron en las listas de Massa y ayudaron con sus abstenciones a que salga el veto. Milei los premió con una comida que sale más cara que el aumento que negaron a cada jubilado porque sin estos aliados no tiene la bancada en el Congreso para aplicar sus planes. Estos personajes con una cara te dicen que van a defender tus derechos, pero con la otra aceptan coimas, cargos en dólares y prebendas. Por eso, frente al veto al financiamiento, tienen que saber que los estamos mirando. Ningún diputado o senador que votó contra los jubilados puede volver a tomarse un café tranquilo, y ningún diputado o senador que vote contra la universidad pública puede volver a pisar una facultad en su vida.

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Por su parte, los sindicatos docentes y no docentes y los centros y federaciones estudiantiles, que también están dirigidos por radicales y peronistas, tampoco estuvieron (ni están) a la altura de la pelea que está planteada. Siguiendo la estrategia de la negociación y la rosca de las autoridades, cerraron el proceso de organización que se había abierto. Nadie nos preguntó si después del 23 había que aceptar estas migajas y volver a cursar como si hubiera normalidad. No se decidió en asambleas donde podamos expresar nuestra voz. No fuimos los estudiantes y los docentes los que no queríamos seguir una pelea donde mostramos una fuerza enorme. Lo decidieron ellos desde arriba.

Ahora vuelven a convocar a una nueva marcha universitaria después de dejarnos en banda durante meses y sin prepararla activamente, con asambleas en cada facultad para que podamos debatir cómo hacer para que sea masiva y el comienzo de un segundo round para esta vez sí derrotar los ataques. Como decíamos en esta nota: “Por eso, es fundamental poner en pie espacios de autoorganización, donde nos podamos encontrar estudiantes, docentes y no docentes, incluso convocando también a otros sectores en lucha que vienen siendo atacados por Milei. No podemos confiar en los que convocan a medidas aisladas para lavarse la cara y pretenden utilizar nuestra fuerza en las calles para negociar mejor. Tenemos que apostar todo a la organización desde abajo, con asambleas democráticas y participativas, que resuelvan un plan de lucha para darle continuidad a la pelea no solo en defensa de la educación sino contra todo el plan de Milei y el FMI.”

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Transformemos la bronca en resistencia

Planteamos dos peleas importantes: la primera, por desarrollar la desconfianza con los traidores que nos venden y las direcciones que se duermen en los laureles. Y por otro, ligada a la primera, el desarrollo de la autoorganización desde abajo y la unidad de la lucha educativa con todos los sectores que pelean contra el plan de Milei. Estas peleas son fáciles. Pero hay varios elementos que nos permiten pensar que hay mejores condiciones para plantear esta perspectiva y que sea tomada por nuevos sectores de estudiantes y trabajadores.

Por ejemplo, como muestra el último informe de la consultora Tendencias, ante la pregunta “¿Saldrías a la calle a reclamar que cambien las políticas económicas?”, un 18% responde que hay que salir “hasta que cambien las políticas”, otro 17% que hay que salir “para mostrar el descontento”, y un 7% que “ve bien que otros reclamen”. Lo que falta no es voluntad de salir a la calle, es una convocatoria clara como fue la del 23 de Abril. Si esta fuerza no se expresó es por la política del peronismo y las direcciones sindicales y estudiantiles que responden al mismo.

Si escuchamos por ejemplo el discurso de Maximo Kirchner (en un acto marcado por las internas del peronismo en las que hasta se metió el Papa), pidiendo que no nos enojemos con el veto porque la mayoría apoya a este gobierno y porque es un mecanismo “constitucional y válido”, es claro que no apunta a poner a su propia base a la ofensiva para derrotar los ataques, sino a adaptarse y resignarse, sosteniendo que hoy no queda nada que hacer. De este modo, también, convalida los mecanismos autoritarios con los que este gobierno (pese a su debilidad) está llevando adelante el ajuste. Pero lo de Maximo no es una excepción, es honestidad brutal en su máxima expresión, a tono con varias de las declaraciones a las que ya nos tiene acostumbrados Grabois. Esta política de desmoralización se ve cuando no se ponen en pie espacios democráticos, cuando se convocan paros aislados, cuando se realizan acciones débiles, cuando no se organiza la resistencia contra los despidos, cuando no se coordinan las luchas y se permite que queden aisladas, cuando se convoca a movilizar pero estas medidas no son acompañadas de un paro para garantizar la masividad, y por lo tanto, impedir la represión.

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El malestar no lleva linealmente a romper con una adhesión política y mucho menos a superarla por izquierda. Pero como hipótesis, puede pensarse que esta situación lleve a que, dentro del campo anti Milei, los sectores críticos del peronismo estén más abiertos a algunos de nuestros planteos. Esto también puede explicar el enorme crecimiento que tiene la imagen positiva de referentes como Myriam Bregman, que según Consultora Tendencias, alcanza un altísimo 33%. Algo que se repite en muchísimas encuestas de consultoras de diversas inclinaciones político ideológicas. Otro dato muy interesante de esta consultora es el que refiere a las opiniones sobre el capitalismo, donde un 20% eligió la respuesta: “El capitalismo es malo y habría que probar con un sistema donde se planifique la economía desde los trabajadores, un tipo de socialismo desde abajo”.

Sería erróneo exigirle a los sectores críticos de la política del peronismo que muestran ciertas simpatías con la izquierda, que de un día para el otro rompan con esa alternativa, pero nuestra apuesta es a que se desarrolle ese cuestionamiento para convencer de por qué es necesario construir otra salida. Y esto solo puede ser producto de desarrollar una experiencia común, de apoyarnos en este cambio en el estado de ánimo para impulsar la organización más allá de los límites que plantea esa dirección, mostrando que es una política condenada al fracaso.

Nuestra militancia percibe este cambio de ánimo. Un mayor interés y apertura a nuestras ideas, el reconocimiento al rol que juega la izquierda es muy amplio. En todo el país hemos avanzado en la organización de agrupaciones anticapitalistas, independientes de las autoridades y los gobiernos, y que pelean por la unidad con la lucha de los trabajadores en las 29 Universidades y 86 facultades en las que estamos. Pero también notamos que cuando tenemos iniciativa para impulsar la organización del movimiento estudiantil, más allá de lo que proponen las direcciones, debatiendo en las cursadas, impulsando espacios de debate, hay una mayor recepción. Es que justamente estos sectores que no rompen con el peronismo esperan que sus centros, sus conducciones, que sus dirigentes marquen el camino. Pero no podemos esperar de brazos cruzados. Si las direcciones que deberían ponerse al frente de organizar esa bronca no lo hacen y al contrario, le ponen paños fríos, tenemos que impulsarla nosotros, desde abajo, dando el debate en cada cursada. Y en ese camino, exigirles que dejen de hacer la plancha, para masificar la lucha.

Un movimiento estudiantil a la altura

Como decíamos al principio, ante la pasividad de las direcciones y para debatir esta perspectiva con todos los que quieran defender la educación pública y enfrentar a Milei, desde la Juventud del PTS impulsamos plenarios abiertos y encuentros en todo el país, para encontrarnos estudiantes universitarios, secundarios, terciarios, docentes, no docentes, investigadores y trabajadores. Queremos generar espacios colectivos de debate e intercambio acerca de las conclusiones que dejó el 23 de Abril, para preparar la movilización del 2 de Octubre, irrumpiendo en la normalidad que quieren imponer desde arriba.

Un aspecto central es el de generar espacios democráticos en cada lugar, para que nadie defina por nosotros. ¿Cuál es el límite para que todos los centros de estudiantes dirigidos por el peronismo no hayan convocado asambleas, y que decenas de miles de estudiantes tengan un espacio para hacer valer su voz? Si ellos no los impulsan, hagamoslo nosotros.

Otro es el de la coordinación y la unidad con los trabajadores y las mayorías populares. La defensa de la educación pública es muy potente, pero como vimos, si nos limitamos solo a lo educativo, es imposible revertir la situación crítica que estamos viviendo. ¿Qué educación puede haber en un país donde los jubilados son material descartable, donde la pobreza y la miseria le niegan un futuro a las nuevas generaciones, donde los derechos de los trabajadores son pisoteados? El ajuste a la educación es parte de un plan de conjunto, de un país al servicio de los intereses de los empresarios y del FMI, donde la máxima jerarquía es pagar una deuda odiosa que solo beneficia al imperialismo. Sin derrotar este plan, uniéndose y coordinando con los trabajadores, es una utopía pretender que la educación pueda ser verdaderamente un derecho y mucho menos, que pueda ser de de las familias obreras.

Y esto nos lleva a un punto muy importante. Queremos defender la universidad, pero para transformarla, porque sigue siendo una universidad de clase. Por su lado, los libertarios quieren una educación elitista, donde los conocimientos y la ciencia estén puestos al servicio del mercado y las grandes empresas. Por el otro, los peronistas tienen un discurso donde la universidad debería estar al servicio de una supuesta “redistribución” y “desarrollo nacional” dirigido por el Estado, un relato que no para de chocarse con la realidad, que muestra que en este sistema los más importante son las ganancias de los empresarios y terminan realizando convenios con grandes multinacionales extractivas. Para nosotros, la defensa de la educación pública debe ir de la mano de pelear por una universidad al servicio de los intereses de los trabajadores, donde nuestros conocimientos estén puestos en función de mostrar las irracionalidades de este sistema, y mostrar cómo se podría reorganizar la sociedad desde abajo.

Es por eso que también desde la Juventud del PTS y Armas de la Crítica somos parte, junto con la Asamblea de Intelectuales Socialistas, de impulsar las Jornadas “Por un futuro Comunista” en octubre, donde queremos dar el debate acerca de qué rol puede jugar la universidad para pensar y construir una sociedad sin opresión y explotación.

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Desde la Juventud del PTS y nuestras agrupaciones, en el camino de desarrollar la más amplia lucha contra el plan de Milei, junto a todos los que ven que es momento de activar, también damos una pelea por estas ideas. Para nosotros hay que poner de pie un verdadero movimiento estudiantil, organizado desde las bases, en espacios democráticos, que solo confie en sus propias fuerzas, que tenga claro quiénes son sus enemigos y quienes sus aliados, que no se conforme con la miseria de lo posible, que sea solidario, que tome como propias las peleas de todos los que luchan. Pero también, construir una juventud de izquierda, que pueda pelear por una alternativa distinta a la que nos propone tanto la derecha como los peronistas. Esta es la pelea que dimos en las elecciones de la UBA y que queremos dar en las elecciones que vienen en cada universidad, pero sobre todo en las calles. Una juventud orgullosamente socialista, que pueda defender esta perspectiva, pelear para que se vuelva mayoritaria y que se proponga transformarlo todo.


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Segundo Asse

Estudiante de Sociologia - UNLP
Estudiante de Sociología UNLP