Compartimos reseña de un trabajador que lee a un trabajador que escribe. Entre letras y ficciones, se busca escapar a la alienación cotidiana e imaginar otro futuro posible. De eso, un poco, va la novela “Todos nosotros”
Viernes 17 de enero de 2020 23:16
Kike Ferrari es un trabajador del Subte que se dedicó a escribir, y yo soy un trabajador que se dedica a leer.
Ambos, escritor y lector proletarios, intentamos escapar de la alienación cotidiana a través de las letras, con las historias que contamos o con las que dejamos que nos atrapen.
Habiendo leído otras novelas del autor, cómo "Que de lejos parecen moscas" una increíble novela policial, llegar a "Todos Nosotros" era casi natural, sumado a ver leído recomendaciones en Facebook y reseñas varias.
Pero lo que más me atrajo de leerla fue que ponía en el centro del relato el asesinato a traición de Trotsky, y el intento de evitarlo, 80 años después, por parte de militantes de su corriente política.
Mi corriente política.
Gente como yo, Troska, que más allá de su adhesión partidaria o no, seguía con la convicción de que "el viejo" representa el hilo de continuidad indispensable con la Revolución rusa.
Una novela de múltiples voces, de diferentes historias, que son entrelazadas con un oficio magistral, para llevar al lector en una aventura que es de ficción y es política, a través de diferentes siglos y países.
Una novela, que para los que la "troskeamos" o al menos lo intentamos, en nuestra vida, y en dónde sea, tiene esa satisfacción de revancha con la historia, con lo que fue.
Dice el Gordo Felipe uno de sus protagonistas “está muy sobrevalorada la realidad, Mario, igual que la Historia. No es trotsko eso. La revolución es romper los límites de lo posible, ¿cómo nos vamos a dejar aplastar por algo tan banal como el tiempo?”
Una novela para leer y dejarse llevar, entre historia, ciencia ficción y Revolución Permanente.
