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Red Internacional
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Sí a la huelga en el STUNAM. Defender la educación es defender los derechos de sus trabajadores

El Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM) ha comenzado las negociaciones de aumento salarial que año con año entabla con la UNAM. El día de hoy se movilizaron para exigir nuevamente un incremento del 20% del salario.

Martes 25 de octubre de 2022

Las negociaciones salariales de este año se dan en el marco de una crisis inflacionaria que ha recaído sobre los hombros de las y los trabajadores y de la juventud, que entre otras cosas a generado una oleada de asambleas y paros estudiantiles en facultades y escuelas de la UNAM, del IPN y otras universidades de la zona metropolitana, las cuales se han desatado producto del deterioro de las condiciones educativas y de lo complicado que se ha vuelto mantener los estudios con un sistema educativo que no garantiza lo básico.

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La exigencia de aumento salarial de las y los trabajadores de la UNAM, no es ajena a la realidad que vivimos les estudiantes. Pues mientras la casta dorada de la universidad percibe salarios de hasta 139 mil pesos mensuales, somos estudiantes y trabajadores junto a las y los docentes, quienes no alcanzamos a llegar a fin de mes y enfrentamos la criminalización y represión por parte de las autoridades cuando decidimos organizarnos como sucede en la FES Acatlán.

¿Por qué apoyar la huelga y la lucha por el aumento salarial?

Hay quienes pretenden prevenir del peligro de la unidad de estudiantes y docentes con las y los trabajadores que día a día hacen que la universidad, sus facultades, institutos y servicios funcionen, advirtiendo que se trata de un sindicato que nada tiene que ver con los intereses de la comunidad universitaria.

Frente a estos discursos, es importante dar cuenta que a lo que temen es que la fuerza de esa unidad pueda imponer el conjunto de las demandas de los sectores que componemos la universidad. Para lo cual es clave denunciar las maniobras de la dirección sindical que llama a confiar en las negociaciones y se niega a imponer el incremento salarial y el respeto a los derechos laborales a través de sus métodos como lo son el paro y la huelga, priorizando la confianza en que el congreso destinará un incremento al presupuesto educativo.

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También obstaculiza la unidad con los demás sectores de la universidad al no abrazar sus demandas, como sucedió con el movimiento UNAM No Paga donde a lo mucho se limitó a pronunciamientos sin llamar a la movilización y apoyar activamente las demandas de los trabajadores académicos a quienes se les impone un sindicato pro patronal y contrataciones cada año; algo que de cuestionarse plantea la posibilidad de pelear por un sindicato único para docentes y trabajadores que sea una herramienta de lucha para defender sus derechos como comunes.

Pero cualquier estudiante sabe que las y los trabajadores son los primeros en solidarizarse cuando hay movimiento estudiantil, ya sea apoyando con víveres para los paros, saludando las asambleas, así como defendiendo el derecho a servicios como las bibliotecas, como fue el caso de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

Trabajadores, docentes y estudiantes, unidos y adelante

Uno de los males en común de estudiantes, docentes y trabajadores es la antidemocracia ue impera en la universidad. Unos cuantos funcionarios, que no tienen ni idea de lo que vivimos día a día para poder mantener nuestros estudios, deciden a espaldas de la comunidad cómo se distribuye el presupuesto, asignándose enormes salarios porque según su lógica el trabajo de directivos y altos funcionarios es mucho más valioso del de los docentes y trabajadores.

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Deciden también dar a penas 120 becas alimenticias como en el caso de la Facultad de Filosofía y Letras, recortar el presupuesto destinado a los deportes, dejando a entrenadores sin salarios y haciendo que les estudiantes paguen hasta sus uniformes. Deciden gastar cientos de miles en ceniceros inexistentes, antes que garantizar comedores subsidiados o transportes seguros para todes y aptos para las personas con discapacidad.

Pero el problema va más allá de la UNAM, las estructuras antidemocráticas existen en todas las universidades del país e inclusive en todos los niveles educativos. A esto se suma que el presupuesto a la educación es completamente insuficiente, pues es claro que para el gobierno no es una prioridad. ¿Por qué necesitarían de tantos profesionistas egresados en un país donde lo que más se necesita es manos de obra barata que pueda operar una máquina o hacer funcionar la industria de los servicios trabajando para apps de reparto, tiendas departamentales y de comida rápida o en call centers?

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No solo es el actual gobierno, esta política de desfinanciamiento de las universidades es un proyecto común de los gobiernos que responde en última instancia a los intereses del gran empresariado y de sus necesidades de mano de obra. Los incrementos en la matrícula se dan siempre sobre la base de la precarización de los trabajadores de la educación porque no están acompañados de un aumento en el presupuesto significativo.

Por un movimiento en defensa dela educación y de los derechos laborales de sus trabajadores

En este sentido, quienes nos organizamos para defender nuestro derecho a la educación —y el de aquelles millones que año con año les es negado el acceso a las universidades o que ni siquiera se les presenta como una alternativa— no podemos olvidarnos de las condiciones en las que laboran docentes y trabajadores, que son quienes en última instancia, hacen posible que podamos estudiar. Por esto, como estudiantes, debemos apoyar las demandas de las y los trabajadores por aumento salarial digno y por el alto a los ataques a sus derechos laborales

Para conquistar una universidad que no esté dirigida por una cúpula de burócratas y para pelear por reducir a cero el presupuesto a la militarización y por un incremento al presupuesto que sea administrado por su comunidad, es clave que forjemos la unidad entre estudiantes, docentes y trabajadores, comprendiendo que sus demandas y las nuestras, son parte de una misma lucha.

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Como decimos en esta nota, “una huelga del STUNAM hoy, por una justa exigencia de aumento salarial del 20 por ciento (pese a lo insuficiente de este porcentaje ante la inflación) sería muy potente, y podría contar con la solidaridad del amplio movimiento estudiantil que ha impulsado movilizaciones y paros tanto en la UNAM como el IPN y en otras universidades en defensa del derecho a la educación pública y gratuita, exigiendo mejores condiciones de trabajo para los docentes y terminar con los altos salarios de la burocracia dorada.”

“Pero no solo eso, el STUNAM también podría apostar a tejer alianzas con otros trabajadores del sector educativo y universitario que tradicionalmente esperan la revisión salarial de la UNAM para fijar postura y negociar con las universidades (el STUNAM es parte de varias federaciones sindicales que agrupan a sindicatos del sector educativo, por ejemplo), e incluso con aquellos ya están luchando por mejoras salariales, es el caso de el SUTIEMS, que también ha emplazado a huelga para mitad de noviembre. El STUNAM puede construir esta unidad con el sector educativo con el magisterio, las normales, las UBBJ, la ENAH, el IPN, las universidades públicas a nivel nacional. ¡Por presupuesto para la educación y no para los militares!”