Noemí Alejandra, más conocida como "Ale", es ayudante de enfermería, y escribió una emotiva carta en las redes sociales refiriéndose a su despido: "para los de arriba somos descartables, no lo voy a permitir", sostuvo.
Martes 4 de septiembre de 2018 14:33
"Dejé la vida y mi salud en el Hospital Posadas. Por estar enferma me echaron, porque para los de arriba somos descartables. No lo voy a permitir"
Soy Alejandra, tengo 60 años y trabajo desde el año 2000 en el Hospital Posadas.
En 1958 se inaugura el hospital y entra a trabajar mi mamá en lavandería. Mi mamá decidió llevarme a los 3 años a la guardería del Posadas. A los 16 años, en el ´76, mi mamá le contaba a mi papá cómo era trabajar en la dictadura, dejando el documento, iba su piso y trabaja (ya enfermera) y lo retiraba cuando se iba. Siempre trabajó en “gastro”. Su amiga Teresita, dejó de ir a trabajar y desapareció. El hospital estaba militarizado. En el Posadas hubo un centro clandestino donde desaparecieron muchos compañeros.
Años más tarde empecé a trabajar con mi mamá, que no le alcanzaba el sueldo y vendíamos quesos y salamines, después bufandas, pañuelos, etc.
Después tuve a mis hijos, cuatro, cuando ellos crecieron necesitaba trabajar y pensé en entrar en el hospital. Cuando mi hijo tenía 5 años, empecé a trabajar ad honoren, sin saber si me iba a quedar trabajando. Empecé a trabajar en la Neonatología, después pasé a Terapia Pediátrica, luego volví a la Terapia y de ahí a la guardia de pediatría. Para esta época ya estaba con tareas livianas, porque me había operado de una diverticulitis perforada, que me llevó a tener que hacerme ocho operaciones más.
Había mucho trabajo y no se respetaban las tareas livianas, había un gran equipo, usábamos camillas muy pesadas y tubos de más de 100 kilos, así pasé muchos años, empecé a sentir dolores musculares y me tuve que retirar varias veces con ART porque los dolores eran cada vez más profundos. Terminé operándome, primero de cervical, después de columna, tengo nueve reemplazos, y sufrí varias eventraciones por esfuerzos realizados que no tenía que hacer. Llegué a ponerme una malla de titanio, porque era mucho peso el que tenía que mover. Cuando llegué a ese punto, mi médico ordenó directamente no hacer más esas tareas, pasarme a un horario reducido por año para ver si podía acomodar un poco mi salud, mi cuerpo y así salí de la guardia de pediatría después de nueve años.
Empecé a trabajar en consultorios, después de haber pasado por muchísimos dolores y hernias de discos cervicales y lumbares. Terminé con un problema psicológico y el cuerpo muy deteriorado, después de haber entrado a trabajar con un “apto A”. Siempre planteé en el departamento de enfermería, que necesitaba un compañero que venga a la guardia por las tareas pesadas y siempre me contestaban que nadie quería ir. Me quedaba por mis compañeras, sabiendo que estaba haciendo mal a mi salud. Por eso les recomiendo a la chicas más jóvenes, que están en las guardias de adultos y pediatría que ahora son jóvenes que no acepten trabajar así, que te revientan la salud, llegás a llevar 40 cajas de sueros de 6 kilos cada uno. Es un esfuerzo enorme. Más los pacientes, que muchas veces los llevás sola. A veces llevaba 16 pacientes por día.
Después de muchos años de trabajar en el hospital, volví la semana pasada para certificar un parte médico, por mi mamá que la tengo a mi cargo. Encima en noviembre del año pasado me había fracturado la pelvis y había agotado los partes médicos por largo tratamiento. Me tomé las vacaciones, francos para poder cuidar a mi mamá que está convaleciente. Una vez que agoté los días que tenía, como mi mamá seguía enferma estuve con ella. No podía dejarla sola, porque soy la única persona que tiene para que la cuide, hasta que la semana pasada fui a justificar en medicina laboral la última internación que tuvo y me dicen que no estoy en el sistema hace 12 días. Llamé a personal y me informan que estoy desvinculada del hospital, después de decirme en ese mismo sector que mientras tuviera todo justificado no iba a pasar nada, y tenía todo perfecto, las 2 internaciones, las 2 epicrisis, y esta es la tercera internación. Fui a personal y me informan nuevamente que estoy despedida y si me había llegado algún telegrama, que ellos no estaban al tanto.
Dejé toda mi vida y mi salud en el Hospital Posadas, y por estar enferma me echaron, porque para los de arriba somos descartables. Toda mi vida fui también una luchadora por la salud pública y los derechos de los trabajadores, por cambiar esta sociedad de desigualdad, donde pocos se llevan todo y la mayoría no tenemos nada.
En este hospital pasé de todo y aprendí de muchos trabajadores y sus luchas, como la de los despedidos de enero, las enfermeras que no resistieron las 12 horas de trabajo, y como ellas yo también voy a pelearla. No voy a permitir que cuando quieren nos usan, y cuando quieren nos descartan. Como se lo demostré el otro día a Darío Silva, de ATE Morón, cuando lo encaré por mi despido, reafirmo una vez más que: yo no tengo miedo ni a ellos ni a este Directorio que responde al Gobierno.
Sé que estamos en un momento difícil para los trabajadores. Este gobierno está llevando adelante un verdadero saqueo y cuenta con muchos cómplices de varios colores.
También sé que lo que me pasa a mí no es sólo una historia personal. Es la realidad de un montón de trabajadoras y trabajadores que tenemos que levantar la voz, ponernos de pie, aunque nos duela el cuerpo y la vida, como me duele, porque si no lo hacemos ya, lo que viene será peor y está en juego nuestro futuro, el de mis hijos y mis nietos y también el de los tuyos.
Les pido a mis compañeros y compañeras de trabajo, a mis conocidos, amigos y familiares, a los estudiantes y las mujeres que luchan con tanta energía que me acompañen, que unamos nuestras luchas, y que me apoyen en la pelea por la reinstalación"
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