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Red Internacional
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FÚTBOL. Democracia Corinthiana: cuando el fútbol desafió a la dictadura III

Llega la tercera y última parte de la apasionante historia del proceso que se vivió durante la dictadura en el Corinthians de San Pablo.

Alan Gerónimo @Gero_chamorro

Jueves 7 de julio de 2016

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Así como hubo personas a las cuales les pareció novedoso e innovador el proceso de democracia directa que surgía dentro del club Corinthians, en contrapartida los sectores más conservadores que veían ilógico que los jugadores tomaran sus propias decisiones empezaron a cuestionar esta forma de llevar adelante el club y le pusieron el mote de “anarquía corinthiana”. Como era de esperar, la prensa conservadora empezó a cuestionar esto ante cada partido perdido o descalificación de algún torneo del Corinthians, sin poner en tela de juicio la forma de jugar sino atacando directamente a la autogestión del club brasilero. Ante estos ataques a la democracia dentro de las filas corinthianas sale un nuevo slogan: “Ser campeon es un detalle, pero siempre en democracia”; aunque el exitismo no es solamente argentino, se sabía que para sobrevivir era necesario ganar y por suerte los resultados acompañaban en general al club.

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En un nueva reunión de fichajes surge la posibilidad de contratar a quien fuera parte de la selección brasilera en tres oportunidades Emerson Leão, un excelente arquero pero que fue presentado ante el plantel por el director del fútbol como “arrogante, orgulloso, falso, prepotente, malhablado, ególatra pero un gran arquero y un excelente jugador de fútbol”. Cuando se le pregunto a Leão sobre la Democracia Corinthiana dijo: “en la democracia todos tenemos derechos y obligaciones, y en el caso de que no se volvieran a repetir las hazañas echas por los jugadores ¿de quién iba a ser la culpa? ¡De Leão! Mi jerarquía es el entrenador de fútbol, los dirigentes y nadie más, ningún jugador me va a dar órdenes”. Este arquero no entendía que parte de la democracia directa es justamente compartir aquellas culpas que fueron decididas por mayoría y que las decisiones se toman absolutamente entre todos. Nacen así las primeras fisuras entre los jugadores y se crean subgrupos.

Un soleado domingo de 1983 en el Estadio Pacaembú miles se acercaron a la cancha, esta vez no para ver un partido de fútbol, sino para participar de una manifestación anti-imperialista organizada por el PT (Partido de los Trabajadores) de Lula Da Silva; el trasfondo era así la primera marcha para pedir las elecciones directas para presidente.

En el plano futbolístico el Corinthians llega a la semifinal del campeonato paulista jugándola contra el Palmeiras, un partido reñido donde el rival tuvo la posibilidad de meter varios goles y nunca pudo definir. Sócrates en cambio tuvo una sola jugada y metió el gol con un remate de fuera del área dándole al club la posibilidad de jugar la final contra el São Pablo, como en 1982.

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Como la Democracia Corinthiana no era solamente adentro del estadio y los jugadores tenían un gran compromiso social, para hacerlo público el día de la final contra el Sãn Pablo salen a la cancha con la bandera que decía “Ganar o perder, pero siempre con democracia” mostrándole a los golpistas en sus propias caras que había millones atrás que pedían la democracia que ellos le habían negado. En el partido Sócrates marca un gol y el Corinthians nuevamente se gana el mote de campeón paulista. Ante tantos buenos resultados los jugadores se revalorizaron y los clubes europeos se peleaban por ver cuál podía contratar a Sócrates.

En el plano político se presenta la Enmienda Dante de Olivera, conocida así por el diputado del Mato Grosso que la elaboró, donde pedía las elecciones directas al año siguiente. Empiezan a surgir masivas movilizaciones en todos los puntos del país; con este reclamo en la espalda de la camiseta del Corinthians sale una nueva consigna, cortita y concisa: “Direitas Já”. Las marchas eran cada vez más multitudinarias, con personas pidiendo la posibilidad de ejercer el derecho al voto.

Es así como se llega en abril a la concentración de Vale Do Anhangabau en San Pablo, donde asisten más de un millón de personas de todos los sectores. En el palco de esa concentración se encontraban Casagrande, Wladimir y Sócrates para decirles que los futbolistas eran también parte de la sociedad y del reclamo. Sócrates hace un anuncio que marcará a fuego su carrera: “Si la enmienda Dante de Oliveira es aprobada por el Senado, no me voy a ir del país”. Las manifestaciones se hacen cada vez más multitudinarias, copando las calles de Brasil.

Llega el día en el que el Senado va a votar la enmienda de las elecciones directas; miles viajan a Brasilia dispuestos a defender su derecho al voto; pero como lo demostró el impeachment contra Dilma Rousseff este año, en esa institución unos pocos deciden y no les importa el futuro del pueblo brasilero. Ese 25 de abril a las 2 de la mañana se define la votación de la enmienda: no se logra la aprobación por sólo 22 votos; no habría elecciones directas por varios años más. Se dice que esa noche no hubo ningún tipo de represión, no por que la policía no quisiera, sino porque había tanta gente en la calle que no había suficiente efectivos para reprimir

El fin de la Democracia Corinthiana

Como Sócrates había prometido, si no se aprobaba la enmienda se iría del país y así fue: la Fiorentina de Italia se hizo de sus servicios y allí jugó en las temporadas ‘84/’85. En 1984 se empieza a formar en Brasil la unión de los trece clubes más importantes del país, conocida como “Club de los 13”, donde para participar la figura del presidente era clave. Los resultados no acompañaron al Corinthians: en los años ‘84 y ‘85 tuvo malas campañas y los clubes brasileros empezaron a tomar forma de gestiones de clubes europeos con capitales privados; y también se inculcó un nuevo concepto de gerenciamiento deportivo.

Los resultados de la Democracia Corinthiana que solamente duro simples años fueron altamente positivos: el equipo llegó a la semifinal del campeonato local de 1982 y conquistó el campeonato paulista en 1982 y 1983. Además durante el período de autogestión Corinthians consiguió sanear toda su deuda, dejando incluso una reserva en caja de 3.000.000 dólares para el siguiente período.

Fuera del club los jugadores, por un sentido democrático, pedían elecciones democráticas representativas: ir, votar cada dos años y no plantearse las decisiones políticas cotidianas hasta las próximas elecciones. Pero sin saberlo, ellos dentro del club estaban ejerciendo la más preciosa de las democracias, la democracia directa donde cada individuo es dueño de su destino; con métodos de asamblea y discusión fraternal demostraron al mundo que existe otra forma de ejercer la democracia, tomando las decisiones en sus propias manos, demostrando que la autogestión es mucho más eficaz que cualquier tipo de limitada democracia burguesa. Mucho tiempo después cuando a Sócrates se le preguntó por el proceso llevado adelante en el club respondió: “Abolimos el proceso que existía en el fútbol, donde los dirigentes impedían que los jugadores se hicieran adultos”. Agregó también que “los jugadores no estaban acostumbrados a expresarse, a decidir. Pero fueron aprendiendo y se prepararon para enfrentar su profesión y su vida”.

Sócrates murió el 4 de diciembre del 2011, un domingo; ese mismo día el Corinthians, el club que supo amar, salía vencedor del Campeonato Nacional, una despedida que pocos tienen.

Acá en Argentina hay dos lugares que son grandes ejemplos de autogestión y democracia directa, dos fábricas recuperadas y puestas a producir bajo control de los trabajadores: la ex Zanón y MadyGraf que lucharon contra la patronal vaciadora y fueron reprimidos y perseguidos en incontables ocasiones. Cuando me toque jugar el deporte que tanto amo, un partido de fútbol en alguna de estas dos fábricas -que abren la puerta a todos los que quieran ir- y tenga la posibilidad de meter un gol, lo voy a festejar con los pies juntos y con el puño izquierdo en alto recordando a mis camaradas, a Sócrates y su Democracia Corinthiana

Leé la primera y segunda parte de la nota.

Le quiero dedicar esta nota a mi camarada brasilero Biru, corinthiano de ley, aunque el sabe que yo voy por el Gremio de Porto Alegre

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