A los pocos días de iniciada la guerra tarifaria y de aceptar por sorpresa reunirse cara a cara con el líder norcoreano, Kim Jong-un, el mandatario republicano anunció la destitución de su Secretario de Estado, Rex Tillerson, y su recambio por el director de la CIA, el halcón Mike Pompeo. Con la salida de Tillerson, cae otro de los pesos pesados que intentaban moderar los brotes nacionalistas de Trump (la semana pasada fue el consejero económico, Gary Cohn).
Martes 13 de marzo de 2018 15:40
La salida de Tillerson era un secreto a voces. En Washington se acuñó el término Rexit (de Rex y Exit) para referirse a su inminente marcha y se hablaba abiertamente de su sustitución por Pompeo. Es que las desavenencias entre Trump y su Secretario de Estado eran insostenibles. Desde su oposición a la salida del Acuerdo de París contra el Cambio Climático, así como al desplazamiento de la Embajada de EE.UU. a Jerusalén, por no hablar de Qatar o Irán o más recientemente la guerra tarifaria o su negativa a imponer sanciones a Venezuela, a diferencia de Trump.
Siendo la Secretaría de Estado un puesto por encima de los demás en el Gabinete ese nivel de diferencias no puede ser tolerable. Más aun cuando el Secretario de Estado habla, él es la voz de los Estados Unidos y del Presidente. De ahora en más entre Trump y Pompeo no va a existir esa separación: el ex director de la CIA tiene una relación diaria con el presidente y ningún miembro del gabinete goza de la confianza del presidente como él.
La decisión de Trump sacando a esta piedra de su zapato, muestra la importancia que éste da a su encuentro cara a cara con el líder de Corea del Norte, poniendo en la diplomacia a alguien de su entera confianza. Pero conociendo al nuevo personaje y el rol de su reemplazante, una duda que surge es si la política de Trump apunta a abrir otro (¿uno más?) frente: Irán. El ex secretario de Estado salvó a duras penas el pacto nuclear con Irán gracias al apoyo del consejero de Seguridad Nacional, Herbert McMaster, y el Secretario de Defensa, James Mattis. Una decisión de la que Trump, pese a haberla asumido por la presión interna, no dejaba de quejarse en público y en privado. Por su parte, el ex jefe de la CIA, es un neoconservador con una actitud racista antimusulmana y un odio especial hacia Irán al que comparó con ISIS. Que ahora se convierta en Secretario de Estado es una mala señal para el acuerdo nuclear con Irán. La posibilidad de llegar a un compromiso con la Unión Europea se ha estrechado enormemente.
El reencuentro el pasado lunes 5 en Washington con un todo sonriente Benyamin Netanyahu , a pesar de sus gruesos problemas internos, y la próxima reunión con el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, el próximo 20 de marzo en la Casa Blanca no auguran nada bueno.
Juan Chingo
Integrante del Comité de Redacción de Révolution Permanente (Francia) y de la Revista Estrategia Internacional. Autor de múltiples artículos y ensayos sobre problemas de economía internacional, geopolítica y luchas sociales desde la teoría marxista. Es coautor junto con Emmanuel Barot del ensayo La clase obrera en Francia: mitos y realidades. Por una cartografía objetiva y subjetiva de las fuerzas proletarias contemporáneas (2014) y autor del libro Gilets jaunes. Le soulèvement (Communard e.s, (...)