Autoridades del liceo Los Pinos intentaron evitar la denuncia para no perjudicar campaña del Partido Nacional .
Martes 19 de noviembre de 2019
Ana Carpintero, profesora de Dibujo, denuncia que sufrió acoso sexual por parte de dos alumnos. Lo ocurrido tuvo lugar en el liceo de la Fundación Los Pinos (iniciativa promovida por el Opus Dei) ubicado en Casavalle. La docente manifiesta que la institución intentó evitar la denuncia para no perjudicar la campaña de Pablo Bartol, integrante del equipo técnico de Luis Lacalle Pou y posible ministro de Desarrollo Social si gana las elecciones. Bartol fue uno de los fundadores de Los Pinos y director general hasta diciembre 2018.
Los hechos
La docente relató lo sucedido en el periódico La Diaria.
"En julio se produjo una situación con dos estudiantes: había terminado la clase y estaban ordenando las sillas, cuando sintió “un roce en la parte baja de mi espalda”. Según relató, al darse vuelta estaban los dos estudiantes, de entre 14 y 15 años, pero pensó que lo habían hecho sin intención. Se corrió y otra vez sintió “un roce, a nivel de la pierna, la cola. Me doy vuelta y tengo a los mismos chicos”. Pensó que ya no era sin querer, por lo que se dirigió hacia la puerta hasta que todos los estudiantes terminaran de ordenar, y le pasó de nuevo. “No les dije nada delante del resto de la clase para no dejarlos en evidencia”, contó la profesora, pero luego fue a hablar con el director pedagógico, quien le respondió que se citaría a las familias de los estudiantes y que los sancionarían. Las autoridades le dijeron que los habían suspendido, pero la sanción no apareció en el boletín de calificaciones en la reunión de profesores de setiembre. “Una vez un chico me eructó en la cara y me dijeron que lo iban a observar, pero tampoco apareció en el boletín la sanción. Empecé a sentir que a los chicos les perdonaban todo y que yo no les importaba”.
Unos meses después, en septiembre, volvió a pasar lo mismo: sintió un pellizcón en sus glúteos cuando ordenaban la clase. “Me di vuelta y vi a los mismos dos chicos de nuevo. ¿Qué soy? ¿Un adorno que pueden andar tocando? Capaz que ahí estuve mal en no decirles nada, de nuevo pensé que no quería dejarlos en evidencia”, comentó, pero apenas salió de la clase le dijo al adscripto, y ambos hablaron con los estudiantes. Al llegar a su casa, Carpintero les escribió un correo electrónico a los tres directores (hay un director general, uno pedagógico y uno religioso, ya que la institución es una iniciativa del Opus Dei), al adscripto y a la psicóloga, contando lo que había pasado. El director general, Gregorio Medina, le contestó que era “una horrible situación”, planteaba citar a las familias de los estudiantes, suspenderlos nuevamente y condicionarles la matrícula 2020 a que hicieran una terapia. En caso de ser necesario, agregaba el director en el correo, “el alumno deberá retirarse de la clase y rendir la asignatura en examen”, y se mencionaba que si se repetía la situación, “la institución acompañará a la docente a realizar la denuncia policial correspondiente”. “Tenemos que hacer notar a los alumnos que en este tipo de situaciones actuamos con sumo rigor”, cerraba el correo."
Carpintero pensó que tomarían medidas al respecto, sin embargo las autoridades de la institución le avisaron por correo que uno de los alumnos había asumido la culpa y se había disculpado. La docente le informó al director que quería hacer la denuncia, y el director le dijo que "era complicado, porque si después quería buscar trabajo en otro lugar se le iba a complicar, le iba a quedar esa denuncia en los antecedentes." Y también le expresaron (según consta en la denuncia que presentó Carpintero ante la Inspección General del Trabajo y la Seguridad Social): ‘No, fijate, en esta época de campaña electoral, en la que nos buscan hasta lo mínimo, le perjudicarías la campaña a Pablo Bartol si hacés la denuncia’.
La docente relata que volvió al liceo después de las vacaciones de septiembre. Los estudiantes involucrados no podían ingresar a su clase, pero en una ocasión se los encontró en un pasillo, se empezó a sentir mal debido al estrés que le generó la situación y tuvo que ser atendida por la emergencia médica.
Ella le comunica a la institución que no estaba cómoda con tener que cruzar a los estudiantes en el liceo porque se sentía humillada, le respondieron con un "‘bueno, vemos cómo la llevamos’. La docente cuenta que en ningún momento le preguntaron si precisaba apoyo ni le propusieron hablar con la psicóloga. “Sentí que Los Pinos no me estaba valorando. No digo que los tuvieran que echar, pero sí haber cumplido con que no estuviesen los días que doy clase. Si hubieran hecho eso y me hubiesen acompañado, como me dijeron, a hacer la denuncia, hoy no estaría como estoy”, cuenta. Al otro día, tras un pico de presión, fue diagnosticada con ansiedad, derivada a tratamiento psiquiátrico y certificada, situación en la que todavía se encuentra.
Denuncia ante Inspección General del Trabajo y la Seguridad Social (IGTSS)
Carpintero relata cómo siguió la situación:
Tras la denuncia ante la IGTSS, que resolvería el asunto en los próximos días, la docente se acercó al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación Privada (Sintep), que convocó a una audiencia tripartita en el ministerio para evaluar la situación laboral de Carpintero. En la primera audiencia el Sintep pidió que se le diera a la docente licencia especial con goce de sueldo hasta diciembre, ya que el próximo año ella no sería docente de los estudiantes involucrados. Pero en la segunda, a fines de octubre, “ellos dijeron que para evitarse lo que iba a pasar podían hacer un despido ahora”. Ella no pensaba renunciar, y el liceo le ofreció “una indemnización, pero a condición de que retirara la denuncia” por acoso sexual, contó Carpintero. Según Sergio Sommaruga, dirigente del Sintep, Los Pinos pidió “que ella presentara una nota desestimando la denuncia” para acordar un despido. La docente se negó a desestimar la denuncia: “Junté todo el valor para hacerla, para defenderme por lo que pasó, y volver atrás me haría peor”, aseguró.
Las autoridades de la institución niegan haber intentado detener la denuncia y que todo es una "mala interpretación" de la docente.
El Partido Nacional y "las malas interpretaciones"
El caso de la docente presionada para no denunciar abuso y no perjudicar la campaña del integrante del equipo de Lacalle Pou, es otro escándalo que que surge cercano al entorno del Partido Nacional. En octubre el protagonista fue Moreira, el intendente de Colonia, cuando se viralizaron audios donde ofrecía pasantías a cambio de favores sexuales. El intendente en su defensa expresó en conferencia de prensa que se "mal interpretaron" los mensajes y que se sacaron de contexto.
Hasta la fecha la Junta Departamental de Colonia no obtuvo el quórum necesario para tratar el caso del intendente. Después de seis intentos para abordar la cuestión del juicio político contra el Moreira, no se pudo lograr ya que los ediles del PN siguen respaldándolo en bloque. Por otro lado, en los últimos días se supo que una línea de investigación del caso sería la posible edición, o "armado" de los audios.
Solidaridad con la trabajadora docente
Desde la Agrupación de Mujeres Pan y Rosas de Uruguay nos solidarizamos con la trabajadora docente, una mujer que sufrió acoso sexual por parte de alumnos y presiones para evitar que denunciara. Una mujer que no tuvo el acompañamiento necesario y que el estrés de la situación le causó problemas de salud.
Es inaceptable lo sucedido, se intentó evitar una denuncia para no perjudicar una campaña electoral y la reputación de una institución educativa que cuenta con el respaldo del Opus Dei. ¿Qué "buena imagen" quiere aparentar el Partido Nacional? ¿Qué reputación quiere proteger la Iglesia, después de comprobársele tantas denuncias graves durante toda su historia? Una institución cómplice de genocidios, con un largo historial de corrupción y abusos sexuales, que protege a curas pederastas manteniéndolos intocables y condenando al silencio a las víctimas.
¿Hasta cuándo las mujeres vamos a seguir silenciadas por el machismo, el poder político o religioso?
La Agrupación Pan y Rosas, que forma parte del movimiento de mujeres de Uruguay, venimos denunciando esta serie de abusos hace mucho tiempo. Denunciamos la complicidad de la Iglesia y las instituciones del Estado que revictimizan a las mujeres, que ponen en duda sus palabras tratándolas de mentirosas o locas, y que encima atacan sus derechos de todas las formas.
Una vez más queda visible cómo ciertos sectores gozan de total impunidad, todo queda minimizado bajo la excusa de "malas interpretaciones".
Es indignante ver cómo una campaña electoral y la "imagen" de algunos personajes o instituciones valen más que una mujer trabajadora que fue acosada y humillada. Que el poder de "algunos" no interfiera en la resolución de este caso, ni el poder político ni religioso. ¡Que ningún apellido o campaña valga más que la dignidad de una mujer trabajadora! ¡Que se investigue y se resuelva su caso!