Estados Unidos volvió a utilizar drones en Afganistán. Según fuentes de inteligencia podrían haber alcanzado a dos de los líderes del Estado Islámico, que reivindicó los ataques en Kabul del jueves. Hay denuncias de "daños colaterales", es decir que civiles habrían muerto en los ataques.
Sábado 28 de agosto de 2021 11:58
Fuente: Jim Huylebroek / The New York Times
Tras los ataques en el aeropuerto de Kabul el jueves, que dejaron más de 170 muertos y que fueron reivindicados por la filial afgana del Estado Islámico, un Biden desorientado aseguró en una conferencia de prensa que atacarían a esa organización y a sus líderes. Esa afirmación se acaba de cumplir mediante un ataque con drones en el que afirman haber asesinado a dos de los líderes del Estado Islámico, y tiene como telón de fondo una retirada catastrófica de las fuerzas estadounidenses.
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Los portavoces militares confirmaron que utilizaron drones contra un presunto "planificador" y un "operador" del ataque del jueves. Los objetivos habrían sido dos de los autores pertenecientes a la rama afgana del Estado Islámico (ISIS-K), que reivindicó el atentado. Fuentes de la inteligencia estadounidense señalaron que la operación tuvo como escenario la provincia de Nangajar, en el este de Afganistán.
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Aunque EE. UU. no dio mayores detalles, hay denuncias de que durante el bombardeo podrían haber sido heridos y muertos habitantes del lugar, algo que Estados Unidos denominó durante años como "daños colaterales", para referirse a los civiles asesinados por "error" durante los ataques con aviones no tripulados.
Según el diario The Guardian un anciano de la comunidad en donde cayeron las bombas estadounidenses, dijo que tres personas murieron y cuatro resultaron heridas en el ataque aéreo alrededor de la medianoche del viernes, y agregó que los talibanes lo habían citado para investigar el incidente.
Todo indica que los bombardeos buscan mostrar algo de iniciativa de parte de Estados Unidos en medio de la desbandada caótica que tras 20 años de ocupación y guerra permitió a los talibanes hacerse del control del Estado en tan solo una semana, y que una organización como el Estado Islámico, que se creía con poco poder de fuego, pudiera perpetras ataques suicidas con capacidad de daño considerable.
Esperan nuevos ataques
El viernes el Pentágono afirmó que todavía hay "amenazas creíbles" contra su misión en Afganistán. El portavoz del Departamento de Defensa, John Kirby, lo dijo un día después de que el ataque en el aeropuerto asesinara a más de 170 personas. El reconocimiento de posibles nuevos ataques no hace más que mostrar las fallas profundas de inteligencia durante la retirada desordenada.
En los días y horas previas al brutal ataque del jueves las distintas comunidades de inteligencia advirtieron sobre la posibilidad de un ataque en las afueras del aeropuerto de Kabul. La más explicita fue la de la inteligencia británica que lo declaró públicamente solo para que la acción se hiciera realidad unas pocas horas después.
Hasta el jueves todos evitaban hablar del Estado Islámico en Afganistán (ISIS-K), sin embargo los ataques en Kabul obligaron al propio presidente de EE. UU. Joe Biden a tener que dar una conferencia de prensa, y amenazar con ataques al ISIS-K, que se materializaron con este primer ataque con drones.
Estados Unidos aún se encuentran en tiempo de descuento para una evacuación prácticamente imposible que incluya no solo a todos los estadounidenses sino también a quienes consideran colaboradores de la ocupación durante los últimos 20 años. Se trata de miles de personas, que el propio Biden en la conferencia de prensa del jueves no pudo garantizar que pudieron realmente evacuar.
Su discurso incluyó estas amenazas de perseguir al Estado Islámico para intentar ocultar la realidad de la decadencia hegemónica de Estados Unidos reforzada por la catastrófica retirada del país y cimentada por los ataques del jueves. Ataques que, nada indica, no se vuelvan a repetir en las próximas horas y días.
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