La decisión del Gobierno de Larreta abarca a 4 hoteles que se usaron para el aislamiento extradomiciliario. Estos se utilizaban sobre todo para personas con hogares hacinados. El cierre de los hoteles hace que se vuelque más carga al sistema de salud público que ya se encuentra casi colapsado. Además despiden a los que trabajan en los hoteles.
Viernes 28 de agosto de 2020 12:59
Esta semana se conoció la decisión del Gobierno porteño de cerrar 4 hoteles que se utilizaron estos meses para el aislamiento de personas contagiadas del virus del Covid-19. Los hoteles son: De Las Luces, DecO Recoleta, el Aparthotel Gardel Flats y el Destino Real. Los mismos no solo eran lugares de aislamiento, sino que se brindaba atención médica las 24 horas, se diagnosticaba si los casos pasaban a ser graves además de brinda la comida y la limpieza necesaria.
Estos lugares fueron fundamentales para las personas que no podían llevar el aislamiento de forma individual, sobre todo aquellos hogares con condiciones de hacinamiento o con convivientes del grupo de riesgo. Claramente los sectores más vulnerables de la Ciudad fueron los que utilizaron más estos hoteles. Por eso abundaba población de villas, barrios carenciados, asentamientos, etcétera.
Esta medida provoca que todas estas personas se vuelquen al sistema de salud para realizar el aislamiento. Si no hay lugar para el aislamiento y deben permanecer en sus hogares, puede convertirse rápidamente en un foco de contagios entre los convivientes y en estos barrios donde, por las condiciones que viven, es muy difícil mantener la distancia social. Recordemos que las políticas de Larreta junto al accionar de AYSA dejaron sin agua potable a parte de la Villa 31 hace unos meses, y en seguida el barrio se convirtió en un foco de contagios de Covid-19.
Pero además esta decisión del Ejecutivo porteño hace que sobrecargue más el sistema de salud. Con trabajadores que vienen con meses de trabajo agotadores, con crecimiento de casos entre el propio personal de la salud, y el crecimiento de ocupación de camas.
Todo esto en medio del segundo día que se superan los 10000 casos de contagiados diarios. Aunque hace semanas que se dice que alcanzamos el pico, los casos siguen creciendo en todo el país y en la Ciudad de Buenos Aires.
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Una médica que trabaja en uno de estos hoteles le relataba a El Grito del Sur “Brindamos atención a los pacientes positivos que se aíslan de sus familias y de la comunidad. Muchos de los que llegan son de barrios vulnerables, de conventillos u hoteles familiares y en sus hogares se les complica mantener las condiciones de higiene. Realizamos control de temperatura, seguimiento de salud y detección de casos potencialmente graves, que posteriormente se derivan a hospitales”.
Y agregaba: “No es un momento para cerrar estos dispositivos. Muchos de los pacientes no pueden hacer cuarentena, ya que tienen trabajos informales y no pueden subsistir sin salir a trabajar. La mayoría no tiene forma de aislarse y estos hoteles, que brindan techo y comida, les facilitan el aislamiento”.
Esta decisión además deja sin trabajo a todos los que estaban realizando tareas en estos centros de aislamiento. Desde los propios médicos, enfermeros, cocineros, personal de limpieza, personal de seguridad que habían sido contratados con salarios muy bajos y ahora los despiden en el medio del pico de contagios.
Como se puede ver el cierre de estos hoteles que funcionaban como centros de aislamiento es una medida que perjudica directamente a los sectores más empobrecidos de la ciudad, a la salud pública y a los trabajadores que realizaban tareas ahí.
Paralelamente el Gobierno de Rodríguez Larreta le da el visto bueno a la apertura de hoteles para que retomen las funciones comerciales. Una vez más se deja en evidencia la presión de los sectores empresariales tiene mucho más peso que la salud y el cuidado de las poblaciones más vulnerables.
