El PSOE gana sin resolver la crisis de gobernabilidad. Unidas Podemos sigue ofreciendo el gobierno de coalición y ser parte de un cierre por arriba de la crisis de régimen. Vox emerge y seguirá marcando la agenda. La crisis catalana se mantiene abierta ¿Qué izquierda necesitamos para los desafíos que vienen?
Santiago Lupe @SantiagoLupeBCN
Domingo 10 de noviembre de 2019
El líder del PSOE Pedro Sánchez, su esposa Begoña Gómez y Carmen Calvo, celebran los resultados electorales hoy domingo en la sede socialista de Ferraz, en Madrid. EFE/JuanJo Martín.
Con el 99,8% de escrutinio, el PSOE ha ganado las elecciones generales -con el 28% de los votos- pero su apuesta por la repetición electoral no le ha salido como esperaba. Su victoria no consigue mejorar los resultados de abril. De hecho, Pedro Sánchez se deja 3 diputados. Tampoco lograría, o con muchas dificultades, el otro gran objetivo: una reconfiguración del Parlamento que le permita llegar a los 176 votos sin tener que contar con ninguna fuerza independentista catalana. Lo que sí ha conseguido es el enorme crecimiento de la extrema derecha, aupada en las políticas y discursos reaccionarios contra Catalunya de las que Sánchez se ha puesto a la cabeza en estos meses.
Una crisis de gobernabilidad que ha venido para quedarse
A pesar de que la llamada “izquierda del cambio” ha vuelto a empeorar sus resultados, su voluntad de llegar a un acuerdo con el PSOE se mantiene incólume. Unidas Podemos baja 7 diputados, quedándose en 35, y Más País entra con 3 escaños -uno de ellos el que ya tenía Compromís-.
Sus 38 votos ya han sido ofrecidos a Sánchez. Lo ha hecho Iglesias en su primera comparecencia, en la que ha insistido en su propuesta de un gobierno de coalición. Y puede que ahora este gobierno, a falta de otra opción, sea al que apuesten a partir de mañana el grueso del establishment.
Si el PSOE se aviene a aceptar la oferta de Unidas Podemos, y logra sumar a los de Más País, 7 diputados del PNV, el del PRC de Revilla, los 2 de Coalición Canaria - Nueva Canaria, el de Teruel Existe, el de Coalición por Melilla y los que han obtenido las fuerzas agrupadas en “Agora Repúblicas” -5 de EH-Bildu y el diputado del BNG-, podría llegar a 176.
Un ajustado resultado que, si no consigue aunar todos estos variados socios, dejaría la pelota en el tejado de ERC, que debería al menos abstenerse. Algo que, visto el curso de los republicanos catalanes de vuelta a la gestión de la autonomía, es posible pero no exento de contradicciones por el giro ultraespañolista de Sánchez en las últimas semanas.
¿Lo lograrán? Puede ser, o puede ser que no. Pero aún si la investidura esta vez logra salir adelante, el gobierno saliente, con el apoyo de una decena de formaciones, una nueva crisis económica en el horizonte inmediato y la crisis catalana abierta de par en par, no será el gobierno “fuerte” con el que fantaseó Sánchez y la CEOE a la hora de provocar unas segundas elecciones.
La extrema derecha entra de lleno en la lucha por la hegemonía de la derecha y seguirá marcando agenda
La gran novedad de la noche ha sido la gran subida de Vox que más que dobla sus resultados, llegando a los 52 diputados, sorpasando al PP en zonas como Andalucía e incluso llegando a ser la primera fuerza en otras como Murcia.
La extrema derecha llega a lomos de la radicalización azuzada por el PP y Cs, pero también el PSOE. En especial en la cuestión catalana, pero también en otras como la criminalización de la inmigración. No olvidemos que la manera de responder de Sánchez a Abascal en el debate sobre este último tema, fue querer competir con él en ver quien había expulsado más inmigrantes.
El PP se recupera de su peor resultado histórico de abril, subiendo a los 87 diputados. Una mejora que, dado el ascenso de su competidor verde por la derecha, pasa como una victoria amarga. A pesar de que Cs sufre un desplome sin precedentes, hasta los 10, la guerra por la hegemonía de la derecha se mantiene abierta, aunque ahora reducida a dos contrincantes. Esto le pone extremadamente difícil a Casado y Sánchez poder ensayar alguna fórmula de pacto del viejo bipartidismo. El PP no querrá ponérselo tan fácil a Vox para que concluya el sorpasso que ya ha comenzado en muchas provincias.
Iglesias, Errejón, Colau y Baldoví han coincidido que la única manera de frenar el auge de la extrema derecha es un gobierno de coalición con el PSOE. Pasan por alto, nuevamente, que lo que más ha alentado a Vox han sido las políticas y discursos de derecha, de los que Sánchez ha hecho gala sin tapujos en estas semanas especialmente en la cuestión catalana. Un gobierno con el partido del 155, el IBEX35 y las políticas de ajuste cuando las crisis las demandas -como hizo Zapatero- no hará sino seguir allanando el camino al fortalecimiento de la derecha populista.
La crisis de régimen seguirá abierta, ¿qué izquierda necesitamos?
La principal grieta de la crisis del Régimen del 78 sigue abierta. A pesar de la bajada de participación, de 5 puntos, el independentismo catalán conserva el número de votos -más de 1,6 millones- y sube un diputado en el Congreso. ERC baja 2, pero JxCat recupera 1 y la CUP logra entrar en el Parlament con 2 escaños. Una constatación de que, a pesar de la brutal represión, y como hemos visto en estas semanas en las calles, las aspiraciones democráticas catalanas siguen vivas.
Además, los 240.000 votos de la CUP han ido a parar a una opción que se presentaba criticando al Govern y sus partidos por su retorno al autonomismo y el papel que han tenido en la represión, y que se oponían abiertamente a la lógica del “mal menor” de apoyar al PSOE de la que es tributaria toda la izquierda reformista española.
También en el País Vasco suben las fuerzas soberanistas, tanto PNV como EH-Bildu suman un diputado más, y en Galicia el BNG consigue entrar con 1. La ofensiva recentralizadora que se viene aplicando por el bloque monárquico, en el último tiempo con el PSOE a la cabeza, encuentra en estos fenómenos un obstáculo mayúsculo para imponerse sin seguir alentando nuevos episodios de crisis y desafío al Estado.
Además de esta agenda centralizadora y autoritaria, el PSOE está comprometido con la agenda del ajuste pendiente. Las contrarreformas que tanto la patronal como la UE consideran que todavía hay que aplicar en el Estado español, y que las perspectivas de una nueva crisis hacen aún más urgentes. Hablamos de nuevos pensionazos, reformas laborales o ataques como la “mochila austríaca”.
Si alguien piensa que el acuerdo con Unidas Podemos y Más Madrid podrá modificar esta agenda, solo tiene que mirar a sus referentes internacionales, desde Tsipras en Grecia hasta Lenín Moreno en Ecuador. Cuando vienen mal dadas, el neorreformismo o los populismos de izquierda no han dudado en aplicar las mismas recetas de la Troika o el FMI que los gobiernos de la derecha o el “extremos centro”.
Lo que tenemos por delante será por tanto un gobierno que continuará con el curso autoritario, recentralizador y de ajuste. Un gobierno que no dudará tampoco en seguir siendo el abogado de las multinacionales españolas en el extranjero y apoyará por activa o por pasiva gobiernos reaccionarios como el de Piñeira en Chile o golpes como el de Guaidó o ahora el que está en curso en Bolivia.
Lo que necesitamos es justamente una izquierda que se prepare para enfrentarlo y no para ser su socio. Que marque como línea roja la independencia política de los partidos del régimen, empezando por el que se propone ahora gobernar, y levante un programa anticapitalista y de lucha contra el Régimen del 78.
La CUP, con sus nuevas posiciones en las Cortes, estará en una posición favorable a poder emplazar a trabajar por un agrupamiento de este tipo, y descartar cualquier retorno a los pactos con el procesismo. Grupos como Anticapitalistas deberán definir si quieren seguir dentro de un partido que se prepara para entrar al Consejo de Ministros de los social liberales del PSOE, o se deciden a romper y a comenzar a construir esta alternativa. Desde la CRT seguiremos trabajando en esta dirección, el único camino posible para poder enfrentar al gobierno que viene y los intentos de imponernos una crisis por arriba a la crisis del régimen.
Santiago Lupe
Nació en Zaragoza, Estado español, en 1983. Es director de la edición española de Izquierda Diario. Historiador especializado en la guerra civil española, el franquismo y la Transición. Actualmente reside en Barcelona y milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.