Ayer despedimos al Pela, militante de nuestro partido, el PTS. Quienes lo conocieron personalmente nos hicieron llegar anécdotas e historias de su militancia apasionada, de su optimismo revolucionario. Así las nuevas generaciones aprendemos, en la escuela de la vida de quienes lucharon hasta el final por cambiarlo todo, vibrando con cada anécdota, con cada historia. Nos toca a los jóvenes continuar ese camino. Unas palabras sobre este desafió, el mas entusiasmante y hermoso de todos. Y un abrazo lleno de optimismo a todo nuestro partido.
Lunes 27 de marzo de 2023 16:04
Cuando un camarada muere, quedan muchas cosas. Entre ellas, historias. Anecdotas, momentos, recuerdos. Pero los revolucionarios no estamos para contar historias. Estamos para preparar la toma del cielo por asalto. Entonces, ¿cual es la función de esas historias?
Sucede que la vida del revolucionario no es anecdotica. Esas historias no se cuentan solo por la pasion que trasmiten, por la alegria que despiertan en medio de la tristeza, por el placer que emanan. Se cuentan porque hay un elemento educativo. La vida de un revolucionario es una escuela, una poderosa arma para trasmitir lo que no puede hacer un libro, lo que no pueden hacer las ideas cuando se desligan de la carne.
Son lecciones para las generaciones que vienen. Las que venimos. Cuando muere un camarada hay un fuego que nos sacude, que se agita con cada historia, con cada recuerdo, con cada anecdota, donde se tensiona qué significa ser un revolucionario.
En las historias que llegan por estas horas, un camarada cuenta que cuando lo despidieron, el Pela se había ido de viaje hacia un día. Pero cuando se enteró automáticamente se volvió, para ocupar su puesto de combate. Otro cuenta sobre como lo conoció en la toma de Guernica, y como no paró de dar batallas hasta el ultimo dia. Otro cuenta que en el vocabulario del Pela no existía la frase "no pasa nada", porque sabia que siempre hay una vía, una forma de atravesar lo que parece impenetrable. Otro lo define como un "optimista revolucionario", y ahí queda claro que "optimismo" no es una palabra vacía, que queda linda en discursos grandilocuentes. Es una opción de vida, ligada a una comprensión común, a un hilo rojo que une nuestra lucha con una tradición que nos excede y nos supera. Así lo recuerdan las luchadoras de la comisión de mujeres de Guernica:
Para los jóvenes la vida de un revolucionario es un desafió, que te obliga a posicionarte, a preguntarte, ¿hasta donde estoy dispuesto? Pero también es una invitación, a continuar ese legado, esa pelea permanente por una vida que merezca la pena ser vivida.
Por eso la muerte de un camarada trastoca la vida cotidiana, mucho mas allá de quienes le conocieron personalmente. A su manera, expande los limites de lo posible, y demuestra que se puede mas. Que no hay lugar para la queja, para la suplica, para la desmoralización. Nos dejaron un camino maravilloso, aunque inacabado. Nos dejaron una responsabilidad, la mas grande, importante y hermosa. Ser una parte de ese camino, que atraviesa los años, las regiones, los momentos y las coyunturas.
El mundo arde, se desgarra, lo que conocíamos se deshace. Lo establecido se rompe, la normalidad ya no existe, la tranquilidad pertenece al pasado, y ahí se tiene que quedar. Las historias trasmiten que el Pela odiaba esa tranquilidad, la de los explotadores. Podemos tomar su bandera, y dejar esa tranquilidad en el basurero de la historia, para que reine nuestra tranquilidad. Una donde las futuras generaciones libren la vida de todo mal, opresión y violencia, para que la disfruten plenamente.
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A quienes conocieron al Pela personalmente, les mando un abrazo enorme, lleno de optimismo. Y también a todo el marxismo revolucionario, que hoy llora a un imprescindible, mientras cuenta anécdotas, momentos, recuerdos, e historias.
Segundo Asse
Estudiante de Sociología UNLP