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Red Internacional
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Contra la Kastitución. El ataque al derecho a huelga en la nueva propuesta constitucional

De entre todos los ataques que contiene la nueva propuesta constitucional contra las grandes mayorías, la amenaza para los derechos de los trabajadores es de las principales, destacando la intención de reducir y limitar el derecho a la huelga a nivel constitucional.

Martes 12 de diciembre de 2023

La huelga no solo es un hecho laboral, sino un fenómeno social, político y económico, fundamental para la defensa y el avance de los derechos y las condiciones de vida de los trabajadores a lo largo de la historia.

Y no siempre fue considerado un derecho, ni menos de rango constitucional. En Chile durante el siglo XX, la huelga fue perseguida y reprimida brutalmente por el Estado y las patronales, dejando como consecuencia históricas masacres, como la huelga portuaria de Valparaíso en 1903, la huelga de la carne en Santiago el año 1905, y la matanza de la escuela Santa María de Iquique en 1907, solo por mencionar las primeras del siglo. La huelga ha pasado de ser un delito perseguido a sangre y fuego por los empresarios y el Estado, a un derecho humano, reconocido por la legislación nacional e internacional.

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Actualmente, la Constitución de 1980 no menciona explícitamente el derecho a la huelga, pero este se encuentra contemplado en tratados internacionales ratificados por Chile y se encuentran vigentes mediante el artículo 5 de la actual constitución. A pesar de esto, incluso organismos como la OIT han señalado en repetidas ocasiones que la legislación chilena restringe de manera profunda e ilegítima el ejercicio de este derecho.

La limitación actual del derecho a la huelga se encuentra en el libro IV del código laboral, restringiendo su aplicación a las materias y tiempos de la negociación colectiva, lo que ya la sitúa en una posición muy atomizada. Sin embargo, las luchas de los trabajadores nunca fueron totalmente dominadas por esta legislación restrictiva, y es que durante los últimos años , son diversos los casos en donde se ha ejercido la huelga por fuera de la negociación colectiva, ya sea por el no pago de sueldos, en contra de los despidos, en defensa de derechos fundamentales, razones sanitarias, entre muchas otras razones. Frente a esta realidad, la Corte Suprema no ha tenido más opción que fallar en concordancia a los tratados internacionales ratificados por Chile, reconociendo la huelga como un derecho humano cuya aplicación excede las actuales limitaciones del Código del Trabajo.

Es justamente esta situación la que busca “arreglar” la nueva propuesta constitucional, ya que en su artículo 16, numero 27 establece: “La libertad sindical. Esta comprende el derecho a la sindicalización y a la huelga ejercida dentro del marco de la negociación colectiva.”

Esto implicaría que la limitación al ejercicio de la huelga, antes regulada en el código laboral, ahora estaría consagrada a nivel constitucional, lo que constituye un ataque directo a la capacidad de movilización de los trabajadores que han logrado, a través de la paralización de la producción, hacer valer sus demandas más allá de las restricciones del código laboral. Y de paso, deja “amarrada” a la corte suprema, abriendo paso a la inconstitucionalidad de las huelgas por fuera de la negociación colectiva reglada.

Por todas estas razones, es fundamental rechazar esta nueva constitución votando "en contra" este domingo, para defendernos de los ataques a derechos mínimos de los trabajadores, que solo vienen a profundizar la reaccionaria legislación actual sobre el trabajo. Pero esto no basta, la idea de un nuevo proceso ya no puede usarse como excusa para posponer la lucha por nuestras demandas, como la salud, las pensiones, educación, la precariedad laboral, el alza del costo de la vida, etc. Hay que organizarse y movilizarse, porque todas las problemáticas que expuso la revuelta, simplemente aún no son resueltas. No podemos seguir esperando a una nueva Constitución hecha por los mismo partidos tradicionales, como si fuera la solución a todos los problemas y miserias que día a día padece el pueblo trabajador, menos un nuevo proceso controlado por la misma casta, donde las y los trabajadores no tuvimos nada que decir, y en ese camino, la huelga será el factor clave.

Por eso vamos por retomar la organización desde abajo, con un programa unificado por las demandas del conjunto de la clase trabajadora y el pueblo: salarios y jubilaciones dignas, vivienda para todos, fin a la precarización, educación y salud pública y gratuita, fin a las leyes represivas y autoritarias, el fin a la violencia contra las mujeres y el derecho al aborto legal libre seguro y gratuito. Esto podremos conquistarlo con la fuerza de los y las trabajadoras y la movilización, en la perspectiva de una Asamblea Constituyente Libre y Soberana que sólo podrá ser tal basada en la movilización y la caída del régimen heredado de la dictadura para poder discutir y decidir qué hacer con los recursos estratégicos, la educación, salud, etc., en la perspectiva de un gobierno de las y los trabajadores basado en sus propios organismos de lucha que se proponga poner fin al dominio del capitalismo y el poder de los grandes grupos económicos y trasnacionales en Chile, los mismos que hoy buscan pasarnos este ataque contra derechos tan básicos como el derecho a huelga.