Yasmina Khadra es el seudónimo de Mohammed Moulessehoul, un ex comandante del Ejército argelino que adoptó este sobrenombre para poder escribir en su país con libertad. “El atentado” es uno de sus libros más lúcidos, contundentes y perturbadores. Aborda algunos de sus temas habituales: la violencia, el fundamentalismo occidental e islámico... pero incorpora un punto de vista insólito: el de un médico judío bien situado, de origen árabe, cuya mujer, a la que ama, se inmola en un atentado suicida, con claras resonancias políticas.
Ante el doctor se abre un doble abismo: el de la culpabilidad y el replanteamiento de un pasado en el que creía saberlo casi todo, y el de un entorno social, el israelí, que comienza a rechazarlo de formas cada vez menos sutiles. Tanto los suyos como los camaradas de su mujer lo relegan cuando acude en busca de respuestas. Todos lo creen en cierto modo culpable, bien por su origen árabe -vemos el racismo presente en la sociedad israelí- y el desconocimiento de las intenciones de su mujer, o por haberse refugiado en la jaula de oro de su trabajo dando la espalda a la injusticia y a la violencia sociopolítica que sacudía su país y a una vaga noción de “terrorismo” que no incluye la violencia ejercida por activa y por pasiva por parte del estado sionista.
Khadra, que nos envuelve con rapidez en la tensión del relato hasta su impresionante desenlace; vuelve a demostrar cómo con su pluma, acerada y cortante, inteligente, en ocasiones despiadada, pero a la vez enormemente emocional -con ráfagas de ternura- puede narrar con igual solvencia y ritmo las historias más diferentes sin abandonar nunca el compromiso.
El libro ha sido objeto de una más que digna adaptación al cine, por parte de Ziad Duoeiri, realizador de la más reciente “El insulto”- una alegoría social más desenfadada, que logra captar la tensión, la opresión del ambiente y el compromiso del original. La magnífica interpretación de Ali Suliman como un hombre enfrentado a sus más oscuras regiones de pensamiento y sentimiento ponen la guinda de un filme lleno de suspense e inteligencia. Una película libanesa que es también un canto a la libertad de expresión y en el que el realizador domina el reparto y domina con maestría e intensidad los saltos espacio-temporales.
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