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Red Internacional
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PODER DISOCIADO. El canciller Timerman “rompió el carnet” de la AMIA

En una carta a la mutual judía les avisó que dejó de ser socio, los acusó de frenar la investigación del atentado de 1994 y hasta les recordó, hipócritamente, su pasado prodictadura. Pero sigue defendiendo la “pista iraní” inventada por la CIA y el Mossad.

Daniel Satur

Daniel Satur @saturnetroc

Miércoles 29 de abril de 2015

Foto: Archivo Télam

El canciller Héctor Timerman renunció de manera "indeclinable" como socio de la AMIA, a la que acusó de encabezar con la DAIA y con el fallecido fiscal Alberto Nisman una acción de "obstrucción" y "boicot" contra la investigación del atentado a la mutual judía y hasta de favorecer "fines contrarios a los nacionales".

La denuncia de Timerman fue dirigida al presidente de la AMIA, Leonardo Jmelnitzky, en forma de carta y está en sintonía con la denuncia que la semana pasada realizó Cristina Fernández, cuando vinculó a Nisman y a la dirigencia judía con los fondos buitre capitaneados por Paul Singer.

En el texto que reprodujo completo la agencia estatal Télam el canciller expresó que su renuncia es “indeclinable” y que, como ya no pertenece más a esa organización, le retira a la DAIA el derecho a hablar en su nombre. Y agregó que "ambas instituciones, con su accionar obstruccionista, continúan impidiendo el avance en la investigación del criminal atentado terrorista ocurrido el 18 de julio de 1994", alimentando a su vez, “tal vez sin desearlo, campañas de quienes desean usar dicha tragedia para fines contrarios a los nacionales".

Timerman acusa a las instituciones judías y al fiscal Nisman de entorpecer la investigación sobre el atentado. Pero curiosamente lo hace defendiendo la misma “tesis” sobre el atentado que sostienen ellos. Para Timerman sus viejos aliados y hoy adversarios, al rechazar el memorándun con Irán impulsado por el gobierno desde 2013, buscaron "mantener la denuncia contra los sospechosos y al mismo tiempo boicotear toda posibilidad de iniciar el juicio, comenzando por obstaculizar los instrumentos de cooperación judicial alcanzados con Irán. En síntesis, culpables sí, juicio no".

Pero lo que no dice Timerman en su carta (y no podría decir) es que la acusación contra los exfuncionarios iraníes, el supuesto mayor “avance” en la investigación de la causa AMIA, fue un engendro cuasi ficcional elaborado por el gobierno a través de Alberto Nisman y Antonio “Jaime” Stiuso, a pedido de Estados Unidos e Israel y con “pruebas” famélicas aportadas por la CIA y el Mossad.

Como lo informara reiteradamente La Izquierda Diario, fue Néstor Kirchner quien impuso a Alberto Nisman al frente de la causa AMIA y selló su asociación con los servicios dirigidos por Stiusso y las agencias imperialistas, todos comprometidos con el encubrimiento y con la "pista iraní".

Casi como queriendo desconocer una década de colaboración mutua, Timerman ahora plantea que "realmente me han llegado a cansar la AMIA y la DAIA, siempre poniendo trabas y palos". Y hasta les advirtió a los dirigentes de esas entidades que "van a ir a juicio cuando se sepa todo lo que hicieron, lo mismo que Beraja", que será juzgado por encubrimiento del caso en su primera etapa, junto a Menem, Corach, el juez Galeano y los primeros fiscales.

No aclare que oscurece

En su carta de renuncia a la AMIA, el canciller también aprovechó para ubicar a la mutual judía y a la DAIA en el campo “destituyente”, contrario al gobierno de Cristina Fernández. Bien juntos, casi asociados, con Clarín y La Nación, como lo indica el manual básico del relato kirchnerista.

Así, Timerman calificó como una "escena tan triste" el desfile por los medios del Grupo Clarín de todo dirigente de la comunidad judía "que desee vilipendiar la posibilidad de que se juzgue y castigue a los culpables del atentado".

Acto seguido dio un salto en la historia y se despachó diciendo que “tal desfile por dichos medios me hizo recordar el drama de la familia Graiver durante la dictadura. Días y semanas enteras en los cuales los diarios Clarín, La Nación y La Razón junto a los dictadores diabolizaron a los Graiver. En cada nota, en cada opinión se destinaba antisemitismo. Si la DAIA y la AMIA se hubiesen mantenido en silencio ya hubiese sido complicidad, pero fue peor: sus dirigentes alimentaron la descripción de la familia Graiver como delincuentes".

Timerman bien podría haberse ahorrado semejante acto de hipocresía. No es él precisamente un funcionario que pueda hablar de su pasado sin quedar atrapado por sus palabras. Es que siendo un joven periodista en 1976 Timerman dirigía el vespertino La Tarde, un diario dedicado nada menos que a rendirle pleitesía a los genocidas. Una tarea muy poco "democrática" y "progresista" de parte del hijo de Jacobo Timerman, quien por entonces dirigía el diario La Opinión en sociedad con el grupo Graiver.

El ministro de relaciones exteriores puede denunciar con razón lo hecho por Clarín, La Nación, la AMIA y la DAIA en tiempos de la dictadura. Pero también es verdad que él y su padre se habían aliado a un sector de las Fuerzas Armadas golpistas, depositando muchas expectativas en el Proceso de Reorganización Nacional. Y que sólo después de esa alianza fracasara él terminó exiliado y su padre preso y torturado.

A modo de ejemplo, vale compartir un fragmento del artículo de La Tarde publicado en la edición del 1° de abril de 1976, pocos días después del golpe. “El Presidente de la Nación, teniente general Jorge Rafael Videla, recibió a los directores de diarios y medios de comunicación en la Casa Rosada. En representación de La Tarde concurrió su director Héctor Timerman. Señaló el presidente que existe entre los hombres que integran la Junta Militar el ferviente deseo de concretar las esperanzas que se han generado en el pueblo, a partir del 24 de marzo. El general Videla ponderó la labor periodística y señaló su deseo de que los medios de difusión formulen críticas cuando el gobierno concurra en desviaciones de sus propósitos de gobierno”.

Así Timerman acompañaba el camino emprendido por los militares represores mientras otros periodistas y militantes, como Rodolfo Walsh, desaparecían y morían en las cuevas del terror.

Paradógicamente (o no) hoy el canciller es un alfil del gobierno que alguna vez se presentó como "heredero" de aquellos periodistas y militantes desaparecidos. Y lo hace con el mismo convencimiento con el que intenta convencernos que su gobierno hizo un gran aporte todos estos años para esclarecer el atentado a la AMIA, junto a la dirigencia judía, a Nisman y a Stiuso.

Tapa del diario La Tarde del 22 de marzo de 1976. Dos días después se consumó el golpe de Estado


Daniel Satur

Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).

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