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Red Internacional
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Paso del Norte. El corazón obrero de la nueva Ciudad Juárez

Obrera, industrial, cosmopolita… La nueva Ciudad Juárez concentra todas las contradicciones de una gran capital fronteriza en un país que comparte 3,200 kilómetros de frontera con Estados Unidos.

Jimena Vergara

Jimena Vergara @JimenaVeO

Martes 9 de febrero de 2016

La “China occidental”

En 2013, Stratfor publicó un sugerente artículo titulado “El PC16: identificando a los sucesores de China”. Ahí sostenía que, la lenta declinación China como principal bomba de oxígeno de la economía mundial y su lugar de “taller del mundo” comenzaba a ubicar a 16 países como los mejor situados para reemplazarla. México se anotó en la lista, recuperándose de los años previos en los cuales el ascenso asiático había golpeado duramente la Industria Maquiladora de Exportación y todas las ramas manufactureras.

Fue justo en el 2013 que, como subproducto de la forma en la cual Estados Unidos salió de la recesión del 2008-2009, México se consolidó como plataforma de exportación industrial y manufacturera de la economía estadounidense producto de sus ventajas relativas frente a los llamados BRICS y otras economías “emergentes”. Dichas ventajas yacen fundamentalmente en la masiva Inversión Extranjera Directa (que en el 2013 registró su pico más alto histórico), la apetecible mano de obra abaratada incluso frente al gigante asiático y la fluida red comercial –principalmente motorizada por el TLC– que le permite importar insumos tecnológicos e industriales a bajo costo pero también le permite bajas tasas arancelarias para exportar sus productos.

El dinamismo industrial, basado sobre todo en la relocalización de la llamada Cadena Automotriz y Autopartes (CAA) pero también en otras ramas industriales como la aeroespacial y electrónica, robusteció a la clase obrera mexicana, integrando masivamente a las mujeres del campo y los jóvenes a las fábricas.

La frontera norte, imperio de la industria maquiladora, fue arrastrada por esta dinámica, configurando nuevos centros urbanos altamente cosmopolitas como Ciudad Juárez y engrosó las filas del proletariado. Como registró el diario estadounidense The Nation a fines del año pasado, en Ciudad Juárez laboran 255 mil obreros concentrados en más de 300 fábricas. De 17 grandes fábricas, 8 pertenecen a las trasnacionales estadounidenses, 3 taiwanesas, 2 europeas y 2 mexicanas. De conjunto, estas 17 grandes fábricas concentran a 69,000 mil trabajadores.

Es tanta la demanda de fuerza de trabajo, que la movilidad de trabajadores de una a otra fábrica es sistemática y en todas cuelgan grandes carteles de contratación. Esta tendencia llevó a semanarios y revistas empresariales como PwC a bautizar a México como la “China occidental”.

El corazón obrero de Ciudad Juárez comienza a latir

Durante prácticamente un cuarto de siglo, la clase obrera juarense estuvo callada, padeciendo los fenómenos más degradados de la penetración imperialista. La frontera norte, el corredor más importante del mundo de personas, estupefacientes, capitales y mercancías gestó el feminicidio, la trata, la proliferación del narcotráfico que involucra a funcionarios, policías, mandos del ejército y empresarios.

A varios años de que salió a la luz la novela del escritor chileno Roberto Bolaño donde describe esta realidad monstruosa, las propias necesidades de las trasnacionales están configurando una realidad distinta. Mientras en el pasado el feminicidio, el sicariato y la militarización inhibieron la acción y expresión de los asalariados, el pujante desarrollo industrial y la disminución de los asesinatos a manos de las bandas del narcotráfico, están dándole nuevas fuerzas, aunque el feminicidio persiste como flagelo social.

Esta clase obrera está compuesta sobre todo por mujeres (aunque en determinadas ramas la mayoría son varones) que viajan kilómetros a vivir en el desarraigo y en los barrios periféricos sin agua, sin asfalto, sin alumbrado eléctrico y que comenzaron a tejer redes sociales y solidarias entre sí. En los años previos, se reconocieron en la adversidad.

Frente al feminicidio y la desaparición de sus hermanas, amigas, esposas e hijas, se organizaron para salir al desierto, buscar a sus desaparecidas y exigir justicia. Hoy el corazón obrero de la maquila comienza a latir en las propias fábricas, con la proliferación de los plantones de las maquiladoras durante los últimos meses del año pasado que, frente a la experiencia de la super explotación y la bonanza de los poderosos, tendieron lazos solidarios para luchar por salario, contra el acoso sexual en la fábrica y por el derecho elemental de contar con un sindicato.

A fines del año pasado, estallaron luchas en Foxxcon, ComsCrom, Eaton, ADC y Lexmark y si bien hoy sólo permanece este último plantón y en muchos casos estas luchas fueron derrotadas, lo que persiste es la indignación obrera y el surgimiento de un activismo obrero que se está insertando en nuevas fábricas.

Una obrera que quiere ser presidenta municipal

En ese marco, surgió la aspiración a la candidatura obrera de Antonia Hinojos, de la cual hemos dado cuenta en Izquierda Diario. “Toñita”, como ya es conocida en Ciudad Juárez, plantea correctamente la denuncia a los partidos tradicionales y la explotación de las trasnacionales en las fábricas y quiere ser una voz de las maquiladoras.

La acompaña un sector de la vanguardia de Lexmark que sigue en pie de lucha y despierta apoyo en sectores obreros de la entidad. Esta experiencia puede ser un primer paso para que las y los trabajadores en Ciudad Juárez –que pueden también ser un ejemplo para los asalariados latinos y nativos al otro lado de la frontera–, reconozcan la necesidad de poner en pie su propia organización política, en franco antagonismo con los partidos patronales como el PRI, el PAN y el PRD.

Si el activismo obrero que surgió con los plantones abraza esta campaña como suya y avanza en reconocerla como la vía para organizarse políticamente contra los partidos burgueses, es posible gestar un movimiento que trascienda a la vanguardia y conmueva el corazón obrero de Ciudad Juárez. Sería además, un enorme ensayo del desarrollo de la espontaneidad y la conciencia obrera que prepare los combates por venir. Al servicio de esta candidatura y de esta perspectiva están las páginas de Izquierda Diario México.


Jimena Vergara

Escribe en Left Voice, vive y trabaja en New York. Es una de las compiladoras del libro México en llamas.

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