Jueves 28 de agosto de 2014
Los incendios en las sierras de Córdoba tienen un costo muy elevado y es un problema de larga data. En la problemática hay que considerar factores climáticos, el cambio en el uso de suelo, la introducción de especies arbóreas extrañas en los valles, y la capacidad o no de respuesta para actuar sobre los focos de incendio.
Particularidades del clima cordobés y especies extrañas
Hace poco más de 10 días, el fuego asoló el departamento de Punilla, que abarca casi todo el valle del mismo nombre, está cruzado por el río San Antonio que confluye en Carlos Paz con los ríos Cosquín, Mojarras y Los Chorrillos que desembocan en el Lago San Roque, y es una de las zonas más afectadas por los incendios en esta época del año. La otra zona que fue afectada por los incendios es el Paraje Intiyaco en el Valle de Calamuchita, cerca de la zona del río Los Reartes que es tributario del lago Los Molinos. En ambos valles el clima es un factor muy importante. Los dos tienen amplitudes térmicas importantes durante el día. Además, se suma el particular régimen hídrico de Córdoba que concentra las lluvias en verano y en invierno llueve poco o nada. Es por eso que, si a la "sequía" del invierno se suma un poco de calor y viento, aumenta la probabilidad de que se generen focos de incendio.
Por otro lado, pero ligado a lo anterior, es importante destacar que se han introducido en las cuencas de las sierras de Córdoba especies arbóreas extrañas para el ecosistema de cada valle. Según estudios realizados por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), varias especies han mostrado una notable capacidad de actuar como invasoras desplazando a las especies nativas. Para Federico Kopta, Biólogo Coordinador del Foro Ambiental de Córdoba, “la incorrecta selección de especies genera problemas que contrarrestan los beneficios de las especies autóctonas y en algunos casos resulta directamente perjudicial, como lo muestran diversos estudios científicos, algunos de los cuales fueron realizados recientemente en Córdoba”. (La Voz 27/09/2011).
Un ejemplo es el valle de Calamuchita, la principal área de producción forestal de Córdoba. De las 35 mil hectáreas forestadas para producción de madera, 24 mil están en las serranías de este valle. Prácticamente su totalidad son pinos y, desde el año 2008, los aserraderos asentados en la zona promueven la plantación de robles, acacias, nogales y otras especies de mayor valor económico. Estas especies exóticas muestran una excesiva demanda hídrica en relación a las especies nativas. Además, especies como el pino, son muy combustibles. Es preciso agregar que la gran mayoría de los pinos quemados (en incendios anteriores) o caídos debido a temporales no son retirados. Esto último potencia aun más la posibilidad de focos de incendios.
Desvío de Fondos y Manejo del Fuego
En el año 2003, en las sierras de la provincia de Córdoba, se quemaron 139 mil hectáreas en una seguidilla de focos ígneos en zonas rurales, bosques y pastizales. Estos incendios se prolongaron desde mediados de Agosto hasta casi finales de Septiembre y los valles más afectados fueron el Punilla, Paravachasca y el Calamuchita en lo que se consideró el incendio más grave de esa década. Un año más tarde, en 2004, se crea el plan de Manejo del Fuego, un impuesto que se paga con la factura de energía y está destinado a recaudar fondos para combatir los incendios forestales en las sierras.
Según el gobierno provincial, lo recaudado hasta mediados de agosto por el impuesto al fuego alcanzaba los $33 millones. Pero según denuncian los bomberos, desde inicios de año hasta esa fecha, los cuarteles no habían recibido prácticamente nada de esos ingresos. El 5 de Agosto pasado se registró el primer incendio del año en Jesús María y desde el cuartel de Bomberos de esa localidad aseguraban que “la situación por la que están pasando es crítica” ya que desde hace ocho meses no cuentan con los fondos del Plan de Manejo del Fuego.
"Del total recaudado por el Plan, sólo el 10% va directamente a la Federación, para repartirse entre los 175 cuarteles. Eso da un monto aproximado mensual de 3 mil pesos” aseguró, a un conocido medio radial de Córdoba, Luis Coggiola, presidente de la Federación de Bomberos Voluntarios de Jesús María y destacó: “Eso lo estamos recibiendo, pero cada mes deberían ingresar 28 mil pesos. Habría que preguntarse dónde está esa plata y quién la está manejando".
La poca transparencia con respecto a los fondos del Plan de manejo del Fuego dificulta las tareas que deben llevar adelante los bomberos voluntarios, y no permite realizar un mejor control y cuidado de los valles afectados generalmente por los incendios.
Es importante para preservar la situación de nuestros valles que el Plan de Manejo del Fuego debería ser parte de un plan integral de manejo de cuencas. En este, se debería considerar el cuidado y control de los cauces naturales de los ríos y de los lagos, debería regular el uso del suelo, limitando fuertemente el desarrollo de madereras, emprendimientos turísticos y desarrollos inmobiliarios. Estas actividades modifican los cauces naturales y no consideran el régimen propio de los ríos, consumen excesiva cantidad de agua y agravan la situación de sequía en climas semiáridos, como el de Córdoba. Nada de esto es desconocido por la gestión provincial de José Manuel de la Sota, que recauda del bolsillo de todos los cordobeses el impuesto al fuego y se niega a esclarecer cual es el destino de estos ingresos.