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Red Internacional
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Tribuna Abierta. El dilema de la política monetaria: estabilidad o crecimiento

El Banco de México decidió mantener el objetivo para la tasa de interés interbancaria a un día en un nivel de 7.75%. Una alta tasa de interés puede desalentar el crecimiento de la economía, por lo cual es vital replantear ante la realidad económica mexicana las funciones del Banco Central.

Martes 21 de agosto de 2018

Si uno revisa los estatutos expresados en las Actas y Leyes orgánicas de los bancos centrales del mundo, el objetivo fundamental es velar por la estabilidad de precios, es decir, conservar el poder adquisitivo de la moneda nacional.

En los años noventa y después de las recurrentes crisis con altas tasas de inflación, diversos países, sobre todo de América Latina, concedieron la autonomía del banco central. Ello significó que éste adquiría total libertad en materia de política monetaria respecto a los poderes políticos.

Asimismo, múltiples actas o leyes orgánicas de distintos países prohíben préstamos a los gobiernos a partir de la emisión de billetes. Ello porque la teoría económica ortodoxa culpa a la excesiva oferta monetaria como una de las principales causas del aumento de la inflación.

Sin embargo, en la última década, frente a los problemas de crecimiento en el capitalismo mundial posteriores a la crisis del 2008, ha existido el dilema de si el banco central debe de preocuparse exclusivamente por la estabilidad de los precios o si debe asumir un rol en el cual promueva el crecimiento económico.

La decisión de no alterar la tasa de referencia de un día por parte del Banco de México, cuando Estados Unidos tampoco alteró su tasa de interés coloca dicha discusión en la mesa.

El panorama general

Los miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México se reunieron el 2 de agosto para decidir, ante el panorama nacional e internacional, si la tasa de interés interbancaria a un día debía elevarse o mantenerse.

Según la minuta de la reunión, publicada el 16 de agosto, la mayoría de los miembros comentó que las expectativas de crecimiento para 2018 debe de ubicarse por abajo del rango previsto en el último Informa Trimestral, de 2 a 3%.

Por otro lado, se indicó acerca de una posible recesión de Estados Unidos para 2020, ya que se argumenta que su ciclo económico –con un aumento en el ritmo de crecimiento en el último trimestre y con una expectativa de continua expansión para 2018 y 2019– alcanzó su nivel máximo.

En la dimensión nacional, los miembros señalaron que los riesgos de la inflación se mantienen, sobre todo por el repunte del componente no subyacente –energéticos y agropecuarios–. Para la primera quincena de julio, la inflación se ubicó en 4.85%, un aumento con respecto de junio (4.65%) y mayo (4.51%).

Con ello, la Junta de Gobierno de Banxico decidió no modificar la tasa de referencia, lo cual tiene algunas implicaciones en la economía.

Consecuencias de la decisión de Banxico

Los bancos centrales, encargados de la política monetaria, persiguen el objetivo de la estabilidad de precios a partir de la tasa de interés. Esta representa el precio del dinero, es decir, cuánto cuesta el dinero en la economía, lo que se encuentra estrechamente relacionado con la cantidad de dinero circulando.

Si la tasa de interés aumenta, es decir, si sube el precio del dinero, disminuirá la demanda de crédito, lo que a su vez implica una disminución en la inversión y consecuentemente en el consumo.

Ante una tasa de interés baja, por un lado, la inversión aumenta porque el crédito se abarata, lo que implica un aumento del nivel de empleo, lo que a su vez implica un mayor consumo. Por otro lado, los consumidores también demandarán mayores préstamos para consumir bienes.

Ambos efectos tienen como consecuencia, debido al aumento de la demanda de consumo, un aumento en los precios.

Una inflación alta y no controlada tiene efectos perniciosos para la economía: el poder adquisitivo de la moneda disminuye, lo que implica la depreciación de ésta. Por otro lado, el ahorro y la inversión se desalientan por la incertidumbre del valor del dinero en el futuro, lo que a su vez implica una potencial escasez de bienes.

Empero, mantener una tasa de interés alta fomenta el ahorro, pero disminuye la demanda de crédito, traducido a una menor inversión productiva, menor demanda de trabajo y menor consumo. Ello, tiene como consecuencia desde un crecimiento moderado hasta un estancamiento.

El papel de la política monetaria en el crecimiento

La corriente monetarista argumenta que la causa principal de la inflación es la oferta monetaria en exceso, lo que se traduce en bajas tasas de interés. Ante ello, el banco central debe de concentrarse exclusivamente en la estabilidad de precios.

Empero, ante la realidad económica mexicana, la cual crece desde 1988 a una tasa promedio de 2%, insuficiente para hacer frente a los problemas sociales, tales como la pobreza y la desigualdad, se debe replantear el debate acerca de la función del banco central.