Recientemente, la marca Dior realizó una pasarela en México presentando su nueva colección, dónde rápidamente se hicieron visibles las críticas de la apropiación cultural, el encasillamiento de la cultura mexicana y la utilización de la lucha contra los feminicidios.
Joss Espinosa @Joss_font
Lunes 29 de mayo de 2023
Cientos de críticas se desataron en las redes sociales luego del desfile de Dior realizado en el ex colegio de San Idelfonso donde presentaron su colección “Crucero 2023”, señalando la apropiación cultural, el hecho de seguir encasillando la cultura mexicana en la figura de Frida Kahlo, así como la utilización de la bandera de la lucha contra el feminicidio en el cierre de su desfile.
Entre los señalamientos más sentidos está el hecho de que repliquen este “combo” de Frida Kahlo/artesanías/México como un estereotipo sobre la cultura mexicana. Además de la utilización de telas y patrones de diseño tradicionales sin dar crédito a artesanos ni comunidades originarias.
Un feminismo que venda
Dior no es la primera marca que intenta apropiarse de la lucha de las mujeres y contra la violencia para hacerse de un nuevo público -de un nicho de mercado-. Múltiples marcas han integrado en sus diseños símbolos feministas o de la lucha contra la violencia machista, mientras son marcas que reproducen las peores condiciones laborales para sus trabajadoras/es, o que simplemente utilizan esto para aumentar sus ventas y presentar un feminismo “descafeinado”, que pretende cortar el filo combativo que han desarrollado estas protestas.
Entre los casos que destacan son las botas “Ni Una Menos” de Liverpool, una marca que encubrió el feminicidio de Angélica Trinidad Romero, quien trabajaba en el área de limpieza de una de sus tiendas. También la marca Panam que sacó una colección de tenis que hacían alusión a las protestas feministas, marca que se jacta de tener mayoritariamente mano de obra femenina, pero que oculta los raquíticos salarios que les otorga a sus trabajadoras. La misma marca Dior hace algunos años, fue señalada por lanzar una playera con la frase “Todos deberíamos ser feministas” con un precio de 920 dólares, valor mucho más alto que el sueldo de 1 mes de sus trabajadoras.
Siguiendo este mismo caso de Dior, resulta aún más paradójico e indignante que ahora se presenten con la bandera feminista, no solo por lo desgarrador que es en el país el feminicidio, sino que además las marcas banalizan este terrible fenómeno, dónde Dior ya tiene largo historial, enfrentando múltiples escándalos por trabajo casi esclavo en Asia, que incluye crímenes patronales, apropiación cultural y robo de diseños.
Con todo esto, la política de precarización que tienen les reditúa en cuantiosas ganancias, pues la firma LVMH factura alrededor de 45 millones de euros al año —firma que contempla marcas como Christian Dior, Louis Vuitton, Tiffany, Moët, Fendi, Bulgari, Givenchy—. Tan sólo Dior está valuada en 8 mil 919 millones de dólares. Todo a costa de la explotación de sus trabajadoras y trabajadores y sus sueldos de miseria.
El corolario de esto fue el cierre de la pasarela con la “Canción sin miedo” de fondo de Vivir Quintana, la que ha sido coreada en las múltiples manifestaciones contra la violencia machista en México. Incluía además vestidos blancos con bordados completamente fuera de lugar como el “corre por tu vida”, al lado de unos tacones rojos, los cuales han sido símbolo de las mujeres desaparecidas y asesinadas en México.
Para una marca tan grande en la que sus dueños y altos diseñadores quizá no les resulta problemático estas alegorías, sí resulta completamente indignante en un país inundado por la violencia. Según la directora de Dior -Maria Grazia Chiuri- el objetivo era dar “un mensaje conmovedor, poético y fuerte sobre la cultura mexicana y denunciar los feminicidios”, sin embargo, el resultado solo es la banalización de esta lucha y la utilización del dolor para presentar su colección y generar ganancias millonarias.
El problema no solo radica en la utilización de estos elementos como una “expresión artística” sino que en este caso venida desde una marca como Dior, resulta en una expresión “lujosa y glamurosa” de lo que significan los feminicidios, recubriéndola de una estética que termina normalizando o alejando de la realidad el relato que intentaron construir con este desfile. Esto sin contemplar que esta y otras marcas han sido parte fundamental de la construcción de una retórica sobre los cuerpos “bellos o estéticos”, que reditúa y reproduce la cosificación de los cuerpos de las mujeres.
Queda claro que estas marcas, tan lejanas de la realidad de quienes viven la violencia de manera cotidiana, no tienen prurito en hacer un espectáculo del contexto que se vive en México y nada tienen qué aportar a las mujeres ni a sus reivindicaciones en nuestro país.