El 30 diciembre del 2015, en pleno parque “Estado de México”, en Cuautitlán Izcalli, jóvenes grafitearon un helicóptero en exhibición. Esto enfureció a los órganos represivos del Estado, así como a quienes criminalizan a la juventud.
Viernes 22 de enero de 2016
En México, como en muchos otros países, el graffiti o bombing es visto como una manera de protesta por parte de los jóvenes que lo practican. Tal es el caso del Team Destructo, que hace unos años puso de cabeza a la policía del GDF. Esto motivó una campaña de linchamiento mediático contra este grupo de jóvenes que no dejó de hacer pintas masivas contra el gobierno de Peña Nieto y Mancera en los vagones del Sistema de Transporte Colectivo Metro.
Criminalizar el graffiti y también la disidencia
Pese a que el episodio del helicóptero fue poco difundido más allá de medios locales del Estado de México, resultó un mensaje incómodo para la administración priísta de Eruviel Ávila. Éste no tardó más de 24 horas en remover el graffiti de la superficie del símbolo de control que representa el vehículo militar.
Pese a que estos políticos patronales hacen gala y campaña de que velan por la juventud precarizada de la periferia de la Ciudad de México, la realidad es que dan un mensaje claro: cualquiera que disienta de la política represiva y de militarización del gobierno federal será censurado, criminalizado e incluso asesinado.
En el caso del asesinato de jóvenes practicantes del graffiti, a mediados del 2015. Policías judiciales dispararon contra Ricardo Cadena Becerra de 18 años, quien falleció al instante, al recibir un impacto de bala en la cabeza. Al ser realizado un mural en memoria del joven, en la barda del centro de estudio al cual pertenecía, las autoridades educativas y los policías estatales decidieron borrar el mural.
Rescatemos las calles para el arte y la política
Aunque el graffiti es considerado vandalismo incluso por una gran parte de la población gracias a las campañas mediáticas del gobierno, la realidad es que es una manera en que muchos jóvenes expresan su sensibilidad artística.
La mayoría de la juventud tiene puertas cerradas en la grandes escuelas de arte, por tener costos impagables y por tener que trabajar a temprana edad; por ello es que encuentran un lugar de expresión gratuito y de fácil acceso en las bardas, espectaculares, e incluso en los símbolos del Estado, con el fin de expresar sus ideas. Por ello no sólo es necesario conquistar las calles por medio de la expresión gráfica, sino también luchar por el derecho al acceso a la cultura, la educación y contra la represión del estado.
Es necesario recobrar lo que es nuestro y eso sólo va a ser a través de la lucha contra el estado capitalista y sus instituciones, el cual condena a las y los jóvenes a la miseria, el desempleo, la falta de educación -en el mejor de los casos al subcontrato con salarios de miseria-, y que nos priva del acceso a la cultura y al arte.