Entrevistamos a Pablo Giori, compilador del libro “Sociabilidades punks y otros marginales-Memorias e Identidades (1977-2010)”.
Graciela Zurita @rojarabotnitsa
Sábado 24 de septiembre de 2016
El libro salió a fines del 2015, propone una compilación de trabajos académicos que analizan minuciosamente el surgimiento de la escena punk durante la dictadura militar y su desarrollo en la democracia. Cuenta con casi 200 páginas y está dividido en cuatro trabajos. Adriana Petra estudia el cruce entre el anarquismo y el movimiento punk como estilos de vida enmarcados en un país con un pasado anarco inmigrante; Pablo Cosso aborda el movimiento punk en Buenos Aires entre la dictadura y postdictadura; Locarnini y Tuja se ocupan de los fanzines con una interesante investigación con voces y testimonios "rescatando particularidades históricas del movimiento punk en Buenos Aires".
Pablo Giori analiza y describe los primeros años del movimiento hc-punk en Tucumán, trabajo que tuvo como base su tesis de licenciatura realizada en la Universidad Nacional de Tucumán. Pablo es licenciado en Letras, escribió numerosos ensayos sobre contracultura en Tucumán, es director del documental "HC-Punk en Tucumán - 10 años de rock y autogestión" y protagonista de una de las generaciones del movimiento punk tucumano.
Pablo Giori nos cuenta detalles sobre el material:
Los artículos son en su mayoría tesis de grado de diferentes provincias. ¿Cómo llegaron a la idea de editar un libro?
A partir del año 2000, el punk y las culturas alternativas comenzaron a ser una cosa aceptada y real en casi la totalidad de las provincias de Argentina, lo que llevó posteriormente a que desde la universidad se le comience a dar cada vez más importancia. Lo que une a los cuatro autores del libro es que pertenecemos a una generación que quería recuperar la memoria de los movimientos en los que
habíamos participado; queríamos difundir lo que se hacía y entender mejor de dónde veníamos y hacia dónde íbamos. En este sentido el libro busca recuperar la memoria de una forma alternativa de vivir y eso se hizo desde la academia primero, pero después buscando difundir esas investigaciones e hicimos documentales como el mío sobre Tucumán, pero hay varios más, y comenzamos a hacer una red de investigadores sobre el tema en Argentina. Esto nos permitió ver junto a Pablo Cosso que nuestras investigaciones no estaban solas ni que éramos los primeros, ya había otras investigaciones con temáticas similares. Eso es lo que nos motivó a publicar el libro. Poder hacer una recopilación bien argumentada en la que se publiquen por primera vez estas investigaciones y se explique un poco la historia del hc-punk en argentina desde un punto de vista de todo el país, intentando generalizar. Hay más cosas de Buenos Aires que del resto del país porque objetivamente el movimiento fue más grande y hay más investigadores, pero la idea era enmarcar la reflexión en todo el país y motivar a la gente que esté investigando para que lo siga haciendo.
¿Por qué el título “Sociabilidades punks y otros marginales"?
La idea del libro es darle visibilidad a lo alternativo como crítica a las hegemonías que marginalizan a todo aquel que sea diferente. Nosotros queríamos darle voz y cuerpo a esa disidencia, explicar sus historias para valorizarlas y darles sentido en esa lucha contra la violencia simbólica de un sistema que margina lo alternativo. Al mismo tiempo, la idea central del libro son los hc-punks, pero su historia no se puede explicar por fuera de un ecosistema social que dialoga fuertemente con todas las disidencias, con los “otros marginales”, porque forman parte del mismo grupo y son víctimas de los mismos mecanismos de discriminación. El libro busca explicar este ecosistema, sus personajes, sus historias, sus paisajes y sus sonidos en unas luchas urbanas por el reconocimiento contra una sociedad normativa y un estado represor en muchos casos.
A fines de los 70 comienza el surgimiento de las bandas punks en Inglaterra en un contexto de conmoción social y político, en la Argentina se da unos años más tarde. ¿Cómo crees que se relacionó?
El contexto tiene mucho que ver, siempre, pero también los intercambios intercontinentales del sonido y de los conceptos. En Buenos Aires, porque están mucho más conectados con las vanguardias mundiales, llegó en los 80, mientras que en Tucumán hablamos recién de 1994 como año fundacional, el momento en que desde el Heavy metal y la 448 comienzan a surgir pequeños grupos de disidentes que quieren hacer una cosa alternativa y van hacia el punk y hacia el hardcore para luego crear un movimiento aparte. La dictadura en Buenos Aires y la decadencia represiva del menemismo-bussismo son fundamentales para entender el surgimiento del movimiento pero también la represión a la que se somete a estos jóvenes, unos que luchan contra ella desde el "Hazlo tú mismo" y la autogestión.
El trabajo presenta un recorte histórico desde el año 1977 al 2010. ¿Qué hay de esos punks del año 77 y los del 2010?
El punk, como todo movimiento cultural, se transforma, se diversifica, se ramifica, se multiplica y se extiende. Yo diría que el punk del 77 y el del 2010 es el mismo pero diferente, las razones de sus luchas siguen vigentes al igual que sus planteos autogestivos, de contestación social y de proponer una vida alternativa.
Hay momentos en que esto se hace más visible y momentos de invisibilidad pero en la gente queda un aprendizaje que se aplica para siempre en sus vidas porque no es solamente música sino que es un estilo de vida, una forma de ver y hacer las cosas en el mundo de manera crítica. También es cierto que en sus inicios el movimiento estaba bastante unificado pero al pasar los años se fue sobre especificando, salieron miles de tipos diferentes de punks de todas las ideologías, eso ayudó a difundir sus ideas y sonidos pero también fragmentó su capacidad de proponer alternativas y de crear alianzas transformadoras.
Reconstruís una forma diferente de encarar el análisis cultural, sobre todo cuando los medios de comunicación, principalmente en la provincia, fueron hostiles a los grupos contraculturales. ¿Qué influenció tu trabajo?
Mi tesis buscaba dar luz sobre el movimiento hardcore-punk tucumano, conocer su historia y dignificar a sus personajes, pero eso era difícil de hacer con la manera de abordaje tradicional. Con la ayuda Pedro Arturo Gómez (docente de la UNT), ideamos una teoría de análisis cultural, que inspirada en la Escuela de Birmingham, me permitió entender mucho mejor los aspectos materiales, culturales y experienciales del movimiento y cómo fueron cambiando en el tiempo. La propuesta se basa principalmente en el estudio documental, fundamentalmente con las entrevistas y el trabajo de campo. Las herramientas que nos da la antropología sirvieron para entender la experiencia propia de los sujetos puesto que la realidad no existe por fuera de cómo los sujetos la viven, y desde ahí el trabajo del investigador es construir generalizaciones comparando los puntos de vista individuales para entender el movimiento en general. La tesis, entonces, se compone de un gran apartado teórico en el que estudio el estado del arte en los temas trabajados, con la propuesta de análisis, y una gran segunda parte donde se estudia el caso en concreto a partir de todo el material y las entrevistas.
El libro cuenta con dos artículos narrados en primera persona. ¿Tuviste vinculación con los grupos del hc-punk tucumano?
Yo formaba parte de una segunda generación del hc-punk tucumano, aquella de MayDay o Extrema Voluntad por ejemplo, donde veíamos a los más grandes, de la primera generación de Volstead y Sol Perpetuo, como unos ídolos, al mismo tiempo que sabíamos que nunca podríamos ser como ellos. Había algo en su experiencia vital que nosotros no podíamos tener, un aura. Al mismo tiempo, ellos decían que las cosas habían cambiado y que ya no eran como antes. A partir de estas dos ideas comencé mi investigación para ver qué cosas habían cambiado y cómo se configuraban estas tres generaciones del movimiento. Esto me permitió reconstruir la historia del hc-punk tucumano, de interpretar las transformaciones y la importancia que esta experiencia tuvo para los propios sujetos que la vivieron.
¿Cuál es tu aporte al libro?
Mi aporte al libro busca difundir mis principales resultados de investigación, al mismo tiempo que proponer una forma alternativa de escritura de los mismos. Comienza con un breve texto donde recuerdo lo que significaba para un joven tucumano ver un cartel de un recital del fin de semana y qué significaba esa experiencia, vivir esa energía. Posteriormente explico la historia del hc-punk tucumano y sus momentos más importantes para concluir con un apartado sobre los fanzines y la feria que había en la Plaza Urquiza.
El tema de los fanzines es importante porque el hc-punk no es únicamente un movimiento musical sino un movimiento cultural y para eso necesita medios donde difundir sus ideas, un medio son las letras de las canciones y otro son los fanzines y las ferias donde se distribuyen. Para entender la historia del movimiento había que estudiar los fanzines como un espacio de intercambio intelectual que superaba ampliamente Tucumán y que es lo que permitió realmente traer a las bandas de Buenos Aires y expandir el movimiento hacia las provincias del norte. Esos ideales afectaron fuertemente a todos los miembros del movimiento, algunos con más ganas de hacer cosas que otros obviamente, pero todo el mundo aprendió y sabe que si querés hacer algo podés hacerlo, todo era cuestión de buscar un garaje, pegar cinco carteles e invitar a tus amigos.
No estás viviendo temporalmente en Tucumán. ¿Hace mucho que no frecuentas alguna movida en la provincia, para saber cómo continúan las generaciones que estudiaste?
El último recital al que fui en Tucumán fue en diciembre 2015 con Volstead y me pareció impresionante, el mismo sonido, la misma energía. Realmente seguir tocando desde hace tanto tiempo por amor al arte, y no les veo ganando ningún dinero. En las condiciones en que lo hacen creo que es admirable. Creo que su resistencia es lo que realmente hoy da vida al movimiento, tener a gente así aun tocando tendría que ser una inspiración para todo el norte argentino de que las cosas se pueden hacer y se pueden hacer bien y de forma alternativa. Espero que la próxima vez que vaya a Tucumán pueda coincidir con un concierto, porque como experiencia es muy interesante.
Hardcore-Punk y Contracultura
En la década del 70 tuvo origen la explosión del Hardcore y el Punk en los países Anglosajones donde sectores juveniles lo utilizaron como un medio de expresión. Algunos con un tinte nihilista, más ligado al escepticismo, y otros, comprometidos con ideas políticas, sociales y culturales creando, con su música y forma de vida, una forma de golpear a una sociedad conservadora.
En la Argentina surgió tras la dictadura militar y la guerra de Malvinas, enmarcado en un contexto social de movilizaciones obreras y populares. Sus inicios fueron en el under porteño donde los principales referentes de la escena fueron los Laxantes, Los Violadores entre otros, tenían un repertorio con un mensaje contra la represión y el régimen político. En los 90 floreció el movimiento con referentes como Flema y 2 Minutos. Un importante sector juvenil, golpeado por las políticas de desempleo del menemismo y el abuso policial, sintieron representación y una forma de expresión. Sin embargo, vale subrayar que el origen social del punk es más complejo y va más allá de las movidas musicales.
Tucumán, no se quedó atrás y a inicios de los 90 comenzó a emerger un movimiento contracultural y contrahegemónico. Jóvenes de diferentes barriadas obreras comenzaron a organizar sus bandas heavy, hc-punk y sus propios fanzines como medios de difusión de música e ideas. Energía la cultura del "Hazlo tú mismo" y la autogestión, fue creciendo año a año en una provincia con aires conservadores y reaccionarios, signada por los gobiernos de Palito Ortega, el genocida Bussi y Julio Miranda, con los medios de comunicación que no le jugaban a favor y con la policía que los perseguía a cada ensayo que organizaban.
A lo largo del 2000, la escena fue creciendo y no quedó ajena al impacto que produjo la masacre de Cromagnon, el tope horario de las 4 de la mañana aplicado en la provincia y, en los últimos años, los distintos recambios de gobierno. Aspectos y contextos que serán desarrollados en una segunda parte de esta nota.
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