×
×
Red Internacional
lid bot

Historia del movimiento obrero peruano. El paro nacional del 19 de julio de 1977 y la lucha de clases en Perú

El paro nacional del 19 de julio de 1977 protagonizado por la clase trabajadora, fue uno de los hechos más trascendentes de la historia del proletariado peruano del siglo XX. Hoy se cumplen 44 años de su realización, con este artículo queremos empezar a discutir algunos elementos que este paro puso en agenda y que hoy nos parecen importantes para que la clase obrera pueda recuperar su rol protagónico.

Lunes 19 de julio de 2021

Fotos: IEP

Fotos: IEP

¿Cómo se llegó al paro nacional del 19 de julio?

Las reformas laborales promulgadas por el régimen del General Francisco Morales Bermúdez en mayo de 1977, conocido como el “paquetazo laboral” a cargo del Ministro de Economía, Walter Piazza, miembro del gremio patronal “La Sociedad Nacional de Industrias”, y el Ministro de Trabajo Bertorini, tuvo como respuesta una masiva movilización de los sindicatos y de las bases de las centrales sindicales, quienes empezaron a protestar y fomentar el más amplio paro nacional contra el régimen dictatorial.

De esta forma, de acuerdo a Denis Sulmont [1], se producen masivas movilizaciones en Cusco, Tacna, Ayacucho, Arequipa, Huancavelica, Huancayo, Trujillo y Lima. Todo esto pese a no existir garantías civiles contra los manifestantes, y el carácter represivo de la persecución policial y militar que había iniciado el régimen contra los obreros sindicalistas en huelga y algunos militantes de izquierda vinculados al movimiento obrero que cursaban condena desde la época del general Velasco, como Genaro Ledesma, Hugo Blanco, Ricardo Letts, Ricardo Napurí, Justiniano Apaza Ordoñez, y otros, siendo en total trece los detenidos, secuestrados y desaparecidos, en el marco del famoso Plan Condor [2].

El paquete económico de Morales Bermúdez pretende alinearse con las exigencias del capital financiero internacional, eliminar los derechos adquiridos por los obreros durante el régimen velasquista, pero, sobre todo, prolongar y fortalecer la represión militar iniciada por Velasco hacia las bases obreras. La efervescencia popular hace que el Ministro Walter Piazza renuncie, sin embargo, buena parte de la legislación laboral no pudo ser eliminada, y logra imponerse como el corolario del inicio de las nuevas políticas neoliberales y la destrucción del movimiento sindical que no cesaron hasta la década de los años 90 en Perú.

El contexto continental

El 28 de agosto de 1976, Francisco Morales Bermúdez, quien fuera Ministro de Guerra del gobierno del General Juan Velasco Alvarado, da un golpe de Estado con el total apoyo del ejército y los grupos de poder. Morales Bermúdez toma el poder ante la creciente inflación, la fuga de capitales promovida por los empresarios [3], y ante el desborde popular que Velasco no podía contener. Flexibiliza la legislación laboral y somete al Estado a los designios de los acreedores financieros extranjeros como el Fondo Monetario Internacional.

En Chile, de forma análoga, el ejército se prepara para dar un golpe de Estado al gobierno de la Unidad Popular de Allende, en Argentina el ejército da un golpe de Estado y coloca en el poder al General Videla, en 1971 toma el poder el militar Hugo Banzer en Bolivia, y en Paraguay el gobierno militar de mayor duración en la región, el de Alfredo Stroessner, se alinea por completo con políticas represivas, anti-huelguistas y anti-sindicales. Todos estos gobiernos fortalecen las políticas neoliberales de los Chicago Boys, eliminando subsidios a los alimentos, privatizando las empresas públicas, destruyendo el movimiento sindical y sometiendo toda la región al capital financiero norteamericano y europeo con una mayor presión crediticia.

Desarrollo del Paro y el rol de los partidos políticos

El 19 de Julio de 1977, las federaciones obreras y organizaciones sindicales en Cusco, Arequipa, Ayacucho, Huancavelica, y en general de todo el país desacatan la orden de toque de queda e inmovilidad social, y salen a protestar, reportando incidentes con la Guardia Civil desde muy temprano. De igual forma en Lima, el paro nacional es sumamente popular, todas las grandes Federaciones Obreras de Metalmecánica, Vidrios, Plásticos, Textiles, Papeles y de empleados como la Federación de los Trabajadores Bancarios deciden acatar el paro y salir a protestar. Se da inicio a una inmensa movilización obrera a nivel nacional que exigían la derogatoria de los decretos leyes emitidos por el Ministro Walter Piazza.

Pese a la convocatoria masiva de los partidos políticos y las centrales al paro nacional, se produce una controvertida actuación respecto al paro en las dirigencias de las centrales sindicales como la CTRP, La Confederación Nacional de Trabajadores, y la CGTP, además de la total negativa de la central aprista de involucrarse en el paro. De acuerdo al obrero y ex dirigente metalúrgico Adolfo Granadino [4] El partido aprista puso en su local de la Casa del Pueblo ubicado en Alfonso Ugarte, Breña, un afiche señalando “NO AL PARO” para quedar bien con las fuerzas del orden, sin embargo, ante la asistencia masiva de trabajadores a la movilización en el transcurso del día, luego cambiaron la banderola por el mensaje opuesto “VIVA EL PARO”, demostrando su total oportunismo.

Por otra parte, es importante señalar que el APRA, al igual que los partidos de la derecha liberal como el PPC y el Acción Popular, nunca acataron el Paro, y, por el contrario, su máxima exigencia al gobierno era la convocatoria a elecciones democráticas que permita poner fin a la efervescencia social desatada en todo el país.

Patria Roja, de carácter maoísta, había fomentado la creación del SUTEP recientemente, y crea el Comité de Coordinación y Unificación Sindical Clasista (CCUSC), un organismo que pretende ser el canalizador de las huelgas obreras que no se veían representadas en la dirección de la CGTP. De esta forma se crea una suerte de paralelismo fraccionalista, que, como define Manuel Valladares, finalmente no tuvo popularidad ni representación alguna en el Paro del 19 de julio de 1977. [5] De igual forma, el Paro se vio debilitado por la ausencia de los obreros metalúrgicos de la empresa Estatal Centromin, siendo el único gremio que no se suma al gran despliegue de fuerzas de la clase obrera peruana por creer firmemente en la capacidad de transformación de las fuerzas armadas burguesas, y tildar al paro de “PARO REVISIONISTA” [6].

Con un terrible despliegue político que sólo fomentaba la división de la clase obrera, el gobierno de Morales Bermúdez responde con mayor represión y ensañamiento contra el movimiento sindical, emitiendo el Decreto Supremo 10-77-TR que permitía el despido de más de 5 000 dirigentes sindicales de las empresas privadas y públicas que habían estado involucrados en el paro del día 19 de Julio, a fin de eliminar uno de los mayores obstáculos a su plan de privatizaciones masivas. El rol de las centrales sindicales: su abierto apoyo a Velasco y la Dictadura de Morales Bermúdez

Son muchos los testimonios de los obreros comprometidos en el paro en señalar que la CGTP, tuvo una postura ambigua en el Paro de 19 de Julio del 1977. De acuerdo al obrero Nicolás Ibarra [7] el movimiento sindical no tuvo una dirección, por el contrario, las dirigencias sindicales de las centrales estuvieron divididas. Por otra parte, la dirigencia de la CGTP, presidida por el Partido Comunista – Unidad (PC-U), mantenía un apoyo abierto al gobierno militar Velasquista desde 1968; y tuvo una relación ambigua con el gobierno de Morales Bermúdez pues nunca asumió una radical oposición.

Esta situación generó una crítica radical por parte de las bases sindicales, quienes llegaron a crear el Comando Unitario de Lucha, organismo que fue mucho más relevante para cohesionar las movilizaciones espontáneas de los obreros por todo el país. El Comando Unitario de Lucha estuvo conformado por bases de la CGTP, las bases autónomas de la CTRP, la pequeña Confederación Nacional de Trabajadores y otras, siendo éstas quienes se enfrentaban a la brutal represión del ejército en las calles.

De acuerdo al historiador Manuel Valladares, Víctor Cuadros, uno de los dirigentes mineros más relevantes de la Federación Minera que estuvo preso en la cárcel del Sepa por huelguista durante el gobierno de Velasco, mantenía una posición de abierta crítica a la dirección de la CGTP, la cual no solo había brindado apoyo al gobierno reformista de Velasco que perseguía a obreros, sino que tenía una posición ambigua e incluso fraterna y conciliadora con Morales Bermúdez. Precisamente en ese escenario, Cuadros encabezó, en el verano de 1973, la ruptura y desafiliación de la Federación Minera de la CGTP.

La derrota de la fuerza obrera y la dispersión de fuerzas

La Convocatoria a Elecciones Generales dadas por el gobierno de Morales Bermúdez, la nueva Asamblea Constituyente y finalmente la Constitución de 1979 con una enorme presencia aprista, fue visto por una gran parte de la izquierda de aquel entonces, y de hoy incluso, como una victoria de la clase obrera y de los sectores populares. Esto es falso, pues al ser la Asamblea Constituyente y las elecciones de 1980, tuteladas por el gobierno dictatorial de Morales Bermúdez, esto favoreció el triunfo de la propuesta de la derecha que tanto propuso el PPC y Acción Popular, lo cual significo un regreso forzado a un régimen democrático formal, pero pro-patronal a cargo del gobierno de Fernando Belaúnde Terry y luego de Alan García, contribuyendo notablemente a la desmovilización y desorganización de los trabajadores.

Los Decretos leyes emitidos durante el mandato de Morales Bermúdez como el Decreto N° 22342 Ley de Exportación no Tradicional aplicable a los trabajadores de la gran industria textil y de todos los rubros a fines, como el sector de bolsas, plásticos y derivados del poliéster, son normas que aún siguen vigentes, y que fueron fortalecidas durante el régimen de Alberto Fujimori con la nueva Ley del Fomento del Empleo y la Ley de Productividad y Competitividad Laboral, leyes que permiten el uso indiscriminado de contratos modales, de carácter temporal, precarizando la situación de los obreros. Todas estas leyes son el legajo de la política de los regímenes militares, que no reconocen derechos laborales a los obreros industriales, además de sancionar y disuadir enormemente su capacidad asociativa.

Rendimos honor a las víctimas del Paro del 19 de Julio de 1977. A la luz de la heroica y muy sacrificada historia de la clase obrera peruana. Consideramos más que nunca que el socialismo y la auto organización obrera y popular son la única esperanza del futuro, y que, para su respectivo triunfo, los trabajadores, a la luz de la historia, no deben someterse a direcciones conciliadoras ni a partidos políticos reformistas que no representen sus intereses de clase, a pesar de la apariencia y del discurso supuestamente radical.

Referencias:

1. Denis Sulmont. El movimiento sindical frente a la crisis económica. Perú 1976-1979. Revista Nueva Sociedad N° 43. 1979.

2. Roncagliolo. “El Perú participó en operaciones del Plan Condor” https://rpp.pe/politica/actualidad/roncagliolo-el-peru-si-participo-en-operaciones-del-plan-condor-noticia-1024457?ref=rpp 18 de julio del 2020.

3. Pierre Salama et Jacques Valier. L’économie gangrenée. Hyperinflation. La Découverte. Paris: 2010.

4. Granadino. Testimonio sobre el paro del 19 de julio del 1977. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=sy7dZ7XeHZw 18 de julio del 2020.

5. Manuel Valladares "Experiencia política del paro nacional del 19 de julio de 1977", Revista Investigación UNMSM: 2007.

6. SUTEP. “recordamos la gesta popular del 19 de julio de 1977” https://sutep.org/articulos/recordamos-la-gesta-popular-del-19-de-julio-de-1977/ 18 de julio del 2020.

7. Nicolás Ibarra. Testimonio sobre el paro del 19 de julio del 1977. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=sy7dZ7XeHZw 18 de julio del 2020.