Lunes 29 de noviembre de 2021
Entre las principales medidas se encuentran: la creación de más cárceles, aumentar las penas y sanciones a la violencia urbana y también para los adolescentes de entre 14 y 18 años. La creación de “una nueva instancia de inteligencia policial” que incorpore a todos los órganos, como las policías, FFAA y Gendarmería. Proteger a los cuerpos de seguridad del Estado y entregarles más libertad de actuación sobre la ciudadanía. “Frenar la inmigración ilegal” y “Recuperar La Araucanía”. Reservar zonas de exclusión de protestas en determinados horarios y fechas. Crear un “registro y empadronamiento de manifestantes y protestantes violentos para que sean identificados públicamente”. La creación de una Coordinación Internacional Anti-Radicales de Izquierda para “identificar, detener y juzgar a agitadores radicalizados”. Declarar las barras bravas organizaciones ilícitas, tipificará las funas como delito para que sean sancionadas e instalará más vigilancia formal en los espacios públicos.
La derecha de conjunto sabe que sin el endurecimiento de las medidas represivas será imposible derrotar a los sectores movilizados, por eso ven en el programa de Kast una salida a esta crisis del régimen político que los tuvo entre las cuerdas a finales del 2019. Sin embargo saben a si vez que no pueden cantar victoria antes de tiempo, ya que el fantasma de la rebelión aun sigue presente en sus retinas y temen que la imposición de estas medidas provoque el efecto inverso al que buscan.
JAK hipócritamente en su programa habla de “el derecho de vivir en paz” en Chile. Pero sabemos que la paz que busca es la paz para que los grandes empresarios apliquen sus planes de ajuste y precarización laboral, para que los forestales y latifundistas gocen de la propiedad de la tierra usurpada al pueblo mapuche sin ninguna resistencia, para que las iglesias promuevan su ideología anti mujeres y anti disidencias sexuales sin contrapeso.
Ahora bien, de la derecha chilena de conjunto este tipo de cosas se puede esperar ya que es parte de su ADN, es sabido que son capaces de llevar adelante las más horrendas medidas represivas contra el pueblo con tal de mantener su poder político, económico y militar. Sin embargo lo desconcertante es que el candidato del Frente Amplio y el PC busque coincidir con el programa securitario de Kast de cara a la segunda vuelta presidencial, relativizando la situación de los presos políticos de la revuelta/mapuche y la inmigración ilegal. Según ellos es necesaria este giro a la moderación para llegar a un voto indeciso y más conservador. Sin embargo parece más una línea de intentar calmar al gran empresariado, demostrando que no es cierto que buscan hacer cambios profundos al régimen, sino más bien ciertos retoques a los aspectos más irritantes del neoliberalismo en chile. Cuestión que lo único que ha logrado es darle espacio a la derecha para rearmarse y fortalecer su discurso de “orden y seguridad”.
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Ante este escenario, en el que la izquierda reformista modera aún más su discurso, para calmar al gran empresariado y para atraer a los partidos de la ex concertación para garantizar un futuro gobierno, hay que pensar como realmente es posible detener el avance del Pinochetismo, ya que ha quedado demostrado que aquello es imposible jugando en su terreno. Por eso es fundamental la activación de los organismos con capacidad de convocatoria de masas como la Confech y la CUT. No para que convoquen a paros testimoniales a los que nos tiene acostumbrados sus direcciones ( en manos del FA y el PC) sino para abrir la posibilidad de la unidad y coordinación desde las bases y en la acción.
Sea cual sea el resultado de la segunda vuelta, se hace mas urgente que nunca no abandonar las banderas de la rebelión, seguir luchando por el aumento de salario, por el fin de las AFP, por vivienda, salud y educación publica, por aborto libre y legal, por la desmilitarización de wallmapu y por la libertad de todas y todos los presos políticos mapuche y de la revuelta, para así hacer frente hasta el final los intentos de recrudecimiento de la represión que la derecha buscara impulsar logrando el gobierno o no.
Para aquello es muy importante tomar en consideración que de la mano de alianzas con la vieja Concertación, como lo está buscando hacer el FA y el PC, será imposible frenar la ofensiva reaccionaria de la derecha y el gran capital. Por eso desde el PTR y La Izquierda diario es fundamental, además de fortalecer la organización, coordinación y lucha, construir una gran fuerza política independiente a los partidos de los 30 años y a los empresarios. Un referente de independencia política y unidad de las y los trabajadores, que logre avanzar tanto en el terreno de la lucha de clases, como en la arena política, para así oponerse a todos los intentos de desvíos y cooptación institucional de las movilizaciones, tal como sucedió con el “acuerdo por la paz” y la implementación de la convención constitucional encorsetada por el viejo régimen.