A principios de marzo, las y los docentes nos enteramos de que el secretario general del SNTE, Alfonso Cepeda Salas, estaba dentro de las listas de candidaturas de senadurías plurinominales del partido Morena, actualmente en el poder.
Miércoles 24 de abril
Cepeda, en ese entonces secretario general del SNTE (bajo la presidencia sindical de Juan Díaz de la Torre), estuvo del lado del Partido Revolucionario Institucional (PRI) cuando era el partido en el gobierno federal, apoyó la implementación de la reforma educativa peñanietista y no movió un dedo ante el levantamiento magisterial y la criminalización y persecución del gobierno contra el magisterio disidente.
Como si fuera parte de su trabajo, luego de la renuncia de Díaz de la Torre y en cuanto el Morena tomó el poder, Cepeda se puso a su servicio y declaró al sindicato como “ejército intelectual de la 4T”, mostrando que se alinearía sin chistar a las condiciones que el gobierno le presentara, dándole continuidad al SNTE como un sindicato charro que no está para defender a la base laboral sino a los intereses de la patronal, en este caso el Estado y el gobierno en turno.
Muestra de ello es la inacción con la que dejó pasar la nueva reforma educativa y la Nueva Escuela Mexicana (NEM), sin pelear para que se consultara realmente al grueso del magisterio, ni a madres, padres, tutores y estudiantes; tampoco se peleó por la total abrogación de la anterior reforma educativa, considerando que actualmente, si bien se anuló el examen de permanencia, quedó la USICAMM como un mecanismo de exclusión y desigualdad entre docentes, mientras que el artículo 3º constitucional continúa poniendo en excepción laboral al grueso de trabajadores de la educación y los temas de seguridad social, salario y jubilación siguen causando malestar entre la base trabajadora.
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Aunado a ello, la carga administrativa aumentó, continuando y agravando la situación de trabajo no pagado del magisterio con los cursos de la NEM, la elaboración de planeaciones llenas de nuevos requisitos y las evaluaciones, entre otras.
A pesar del descontento y de las manifestaciones que ha habido a lo largo del sexenio en todo el país y que el presidente ha negado en las conferencias mañaneras, la dirección del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) no ha hecho más que limitarse a sus rutinarias encuestas acerca de las propuestas para mejoras laborales y educativas, evitando la organización y la participación de las bases en la lucha magisterial. Al parecer, la candidatura de Cepeda es un premio por avalar incondicionalmente la política del gobierno hacia el sector educativo, guardando –por ambas partes- la apariencia de representación legítima del magisterio.
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Llaman la atención las declaraciones del presidente en la mañanera del 22 de abril, donde al ser interpelado por un periodista que recordó los orígenes de Cepeda junto al PRI y a Claudio X. González, contestó: “todos cometemos errores. También dijo que “todos, tenemos derecho a votar y ser votados”, pero, ¿esto es así? No podemos dejar de lado que las candidaturas plurinominales son de dudosa procedencia, ya que es el mismo partido y no la ciudadanía quien los elige, por lo que se desconoce qué métodos se utilicen realmente para su elección.
Otra situación que causa resquemor es el altísimo sueldo de este tipo de funcionarios públicos, que consta de 119 mil 700 pesos mensuales más bonos y prestaciones –igual que el resto de los senadores–, por lo que cabe preguntarnos por qué un trabajador promedio no alcanza ni la décima parte de esa cantidad; es más, no alcanza ni los 16 mil pesos que el presidente prometió en su momento.
Democraticemos nuestro sindicato
Las y los trabajadores necesitamos representaciones que luchen por nuestros derechos, por dignidad laboral, que nos hagan parte efectiva de las decisiones que se toman en nuestros centros de trabajo, así como a nivel regional y nacional. Por ello, desde la agrupación Nuestra Clase-Pan y Rosas nos parece imprescindible aprovechar los espacios de organización independientes de los partidos políticos del régimen, como el próximo Congreso de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), a realizarse del 26 al 28 de abril, para organizarnos y definir un plan de lucha unitario, en el que consideramos necesario incorporar, como parte de los objetivos del movimiento magisterial, la lucha por por la democratización del SNTE.
Pero además del Congreso de la CNTE, es importante la construcción de espacios de confluencia interseccionales y con la totalidad de involucrados en la educación, como las y los estudiantes y sus familias, los que pueden ser de carácter regional, como las alcaldías para forjar desde abajo la unidad del movimiento, basada en la más amplia discusión y la toma de decisiones de manera democrática.
Contáctanos y organízate con nosotros: Agrupación Nuestra Clase-Pan y Rosas México