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El Círculo Rojo. El reino entre la religión y el poder

Ataques, representaciones y debates. ¿Evangélicos igual derecha o es más complejo? Columna de Cultura en El Círculo Rojo, programa de La Izquierda Diario los jueves de 22 a 24 por Radio Con Vos FM 89.9.

Celeste Murillo

Celeste Murillo @rompe_teclas

Viernes 27 de agosto de 2021 01:14

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· Hace dos semanas se estrenó El reino, una miniserie escrita por Claudia Piñeiro y Marcelo Piñeyro. Es la historia de un pastor evangélico candidato a vicepresidente de un partido de derecha y tiene que encabezar la fórmula cuando el candidato a presidente es asesinado.

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· El reino generó interés y varios debates. La Alianza de Iglesias Evangélicas ACIERA llamó a censurar la serie (con palabras elegantes) y atacó a Claudia Piñeiro por haber defendido activamente el aborto legal.

· También hay debates sobre la representación del mundo evangélico, que algunos ven ridiculizado y una equiparación entre evangelismo y derecha.

· Al margen de los recursos de la ficción, en El reino vemos dos aspectos del mundo evangélico, la Iglesia, por un lado, la fe y las acciones de las personas, por otro.

Qué vemos en El reino

· El pastor representa una institución en la que se mezclan religión y política.

· Escuchamos discursos que conocemos y nos suenan: que Satanás es la ideología de género, que quieren adoctrinar a nuestros hijos en la masturbación y la homosexualidad, que los asesinos se niegan a ver vida en el vientre materno.

· La pastora dice que necesitan diputados y senadores que voten las leyes que ellos quieren.

· Por otro lado, vemos a personas que intentan construir comunidades donde la precarización y la pobreza destruyen todo. Lo vemos en las escenas del barrio, en el hogar de chicos, también está presente la espiritualidad vista sobre todo a través de El Pescado o la fe en lugares completamente deshumanizados como la cárcel.

· Hay debates sobre la representación del mundo evangélico, ridiculizado o demonizado. Pero ninguno de los problemas de la iglesia está atribuido a la fe, pero sí se muestra su utilización para justificarlos.

· Esto no se traduce que se muestre a la gente creyente como tonta ni como autómatas. ¿Hay prejuicios sobre el mundo evangélico? Sí ¿Estamos empapados de acontecimientos y noticias donde figuras evangélicas y la derecha avanzan juntos? También.

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De nuestro lado de la pantalla

· Hay algo que siempre hay que considerar: no vemos ninguna producción cultural como una hoja en blanco. En nuestra mirada hay prejuicios, estereotipos y siempre hay lecturas del momento. Las plataformas de contenidos también deciden en qué momento destacar cada producción.

· En Argentina, vemos esta serie después de un despliegue muy grande de las iglesias evangélicas contra un derecho (aborto legal) o contra la educación sexual. Es cierto que no existe una sola iglesia evangélica, que hay muchas voces. Pero también es verdad que los voceros son casi exclusivamente reaccionarios.

· Criticar las instituciones, incluso si nos parece, criticar la religión, no significa despreciar a las personas. Esto lo digo porque a veces hay un prejuicio: si criticas la religión, le das la espalda a creencias populares, o que la izquierda no entiende o no le interesa entender la fe. Y no es así: de hecho es parte de la tradición socialista, por ejemplo, pensar y reflexionar sobre las religiones: lo hizo Karl Marx (se conoce “la religión es el opio de los pueblos”, pero la frase anterior habla del “corazón de un mundo descorazonado”), lo hizo León Trotsky en la Revolución rusa, lo hizo el marxista peruano José Carlos Mariátegui.

· Más que una oposición entre comprensión/incomprensión, me parece sugerente una reflexión de la feminista negra bell hooks en su libro Todo sobre el amor: ella dice que es necesario repolitizar el amor, las relaciones humanas en un sentido amplio, devolverles un lugar relevante en las reflexiones y debates de los movimientos políticos (ella dice “que sea tan importante como el trabajo”). Y hace un alerta interesante: no dejar el terreno liberado a las religiones organizadas, que tienen muchas certezas poderosas en un mundo caótico, que no alteran ni buscan transformar las condiciones materiales de ese caos social.

Es más complejo

·Es cierto que los lazos entre religión y política son más complicados que “evangélicos igual derecha”. Hay curas y pastores trabajando a ambos lados de la grieta. Hay programas oficiales como “Cristianos a ayudar” en Chaco, convenios de ministerios y Aciera en Córdoba, en los están presentes iglesias y organizaciones religiosas.

· No existen motivos para que instituciones religiosas participen en programas o políticas públicas. Son lugares de poder otorgados por las clases dominantes, una especie de tercerización de la contención social, un rol que no consigue cumplir solo el Estado (porque privilegia otros intereses). No lo digo yo, lo dice el secretario de Relaciones Políticas y Parlamentarias Fernando “Chino” Navarro, que las iglesias “son el capital social que desde el Gobierno debemos empoderar porque es el único instrumento que tenemos en esas barriadas”.

· Nadie puede decir hoy en qué se traducirá ese empoderamiento, pero no hay antecedentes que permitan un pronóstico alentador. Y, lo cierto es que no importa si apoyan a uno u otro lado. Siempre, Iglesias y Estado, asunto separado.


Celeste Murillo

Columnista de cultura y géneros en el programa de radio El Círculo Rojo.

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