La líder de la Coalición Cívica reunió a su tropa con vistas a las elecciones de 2019. Intendencias y municipios son sus principales objetivos, pero no los únicos.
Martes 12 de junio de 2018
Con la mira puesta en las elecciones 2019, Elisa Carrió reunió este fin de semana, en San Nicolás, a la mesa provincial de la Coalición Cívica, con el objetivo de organizar el partido rumbo a la disputa por la distribución en las listas de la coalición gobernante Cambiemos, de la que forma parte y es una de sus principales mentoras.
La Coalición Cívica tiene hasta ahora solo cargos legislativos. Aprovechando su caudal de votos recogidos en las últimas elecciones legislativas, Lilita se prepara para expandir su pequeñito partido. Carrió arengó a los presentes, afirmando que “este es el partido que quedó, este es el partido que yo quiero, acá están los que resistieron, ya no hay oportunistas en la Coalición Cívica de la Provincia de Buenos Aires". Y agregó "ahora la responsabilidad es de ustedes y de no perder estos ejes aunque pierdan elecciones".
Las ansias de Carrió tiene sus apoyaturas. La diputada chaqueña sabe que el macrismo la necesita para traccionar votos a favor de la reelección de Mauricio Macri, por esto se siente fuerte para sus nuevos objetivos. Además, pretende demostrar que el espacio que ella construyó no solo puede legislar, sino también gobernar.
Recordemos que fue la decisión política de Elisa Carrió, de acercar a la UCR al proyecto de coalición, que tiempo después se llamaría Cambiemos, la que permitió conformar una estructura nacional que el PRO carecía. Desde esta coalición Macri se hizo del poder.
Entre los cargos que evalúan conquistar son algunas intendencias: Guaminí, Roque Pérez y Bahía Blanca. Los dos primeros están en manos de peronistas, mientras que bahía Blanca esta gobernada por un PRO: Héctor Gay.
Su perfil anticorrupción
Desde que Carrió rompió con la UCR, armó distintos espacios políticos que poco tiempo después los hacía volar por los aires. Esta vez el espacio de Cambiemos parece contener sus ambiciones seudo republicanas, desde donde se alzó con cerca del 50 % de los votos en las últimas elecciones legislativas.
Encontró un espacio donde no es cuestionada, que a su vez le permite mostrarse como la garante no solo de la moral, sino de la gobernabilidad. Así lo expresó este fin de semana en San Nicolás. “Somos el partido más respetado de Argentina”, dijo Carrió. Y volvió a levantar las banderas de la anticorrupción y la honestidad.
Bajo estas banderas blindó a los funcionarios del gobierno cada vez que fueron denunciados por corrupción, como fue el caso del excarapintada José Gómez Centurión. Carrió dijo en su momento que "es un hombre honesto. Confío en un hombre que defendió la Patria con su vida". También blindó al propio presidente Macri, cuando este fue señalado por tener cuentas en paraísos fiscales.
Pero Carrió también defendió al gobierno ante la desaparición forzada de Santiago Maldonado y llegó a decir brutalidades, amparada en su ‘fuentes’. “Hay un 20 por ciento de posibilidades de que esté en Chile”, dijo en una entrevista televisiva. Luego, cuando lamentablemente se encontró el cuerpo sin vida del joven lo comparó con Walt Disney . Más tarde volvería a mostrar su verdadera cara: la de una siniestra reaccionaria. Sostuvo que impulsaría la revisión de los juicios a represores, porque muchos de ellos fueron “condenados sin pruebas”.
Lilita, como la llaman sus seguidores, es una conservadora ultracatólica, que está contra el derecho al aborto, se manifestó contra el matrimonio igualitario (aunque en la votación se abstuvo por conveniencia política) y suele tener brotes místicos, rayanos con el delirio, para sostener las políticas más antipopulares.
Lo cierto es que más allá de sus "delirios", es funcional al macrismo para llevar adelante las políticas más antiobreras y antipopulares.
Lo que habrá que preguntarse es si la reunión de Carrió con los suyos constituye el prólogo a una actuación más independiente en el marco de la fuerte crisis que golpea al oficialismo nacional.