Nuevas letras e imágenes en un género que pisa cada vez más fuerte. Columna de Cultura en El Círculo Rojo, programa de La Izquierda Diario los jueves de 22 a 24 por Radio Con Vos FM 89.9.
Celeste Murillo @rompe_teclas
Viernes 12 de noviembre de 2021 01:42
Escuchá la columna completa acá
· Si hubiera un GPS musical, las coordenadas originales del trap serían los barrios pobres de Atlanta (Georgia, Estados Unidos), a fines de los años ‘90. La palabra trap viene del trapicheo de drogas (venta a pequeña escala).
· Muy relacionado con el hip hop, tiene una métrica más sencilla que el rap, más libre en cuanto a las rimas. Usa sintetizadores, super bajos y un estética más oscura / menos de protesta. El trap latino nace mezclado con ritmos como el reggaeton o la cumbia.
· En la serie Género 101 sobre diferentes géneros musicales, el episodio dedicado al trap argentino propone un origen posible en la Buenos Aires del siglo XIX, los payadores, la gauchesca y las copleras del norte, mezclando ritmos, improvisación e ingenio en las rimas.
· Resume el recorrido: los años ‘80 y los ‘90, algunas bandas como Illya Kuryaki, las pioneras de Actitud María Marta en un ambiente casi exclusivamente masculino. Y llegan los años 2000 con dos subrayados: la crisis social y las posibilidades tecnológicas de la grabación digital.
· El freestyle llega a las plazas urbanas, el género crece con batallas comerciales como la Batalla de Gallos de Red Bull e independientes como Halabalusa o el Quinto Escalón.
· El género se consolida durante las primeras décadas del siglo XXI y Argentina se transforma en una especie de meca del trap. Trueno canta con Wos en Sangría: “Te guste o no te guste somos el nuevo rock and roll” y encendió el debate con el rock.
· Hay “fundamentalistas” del rock creen que es una herejía reconocerle algo al trap, que mueve multitudes sobre todo entre menores de 30. Hay dos lugares comunes: considerar al trap como un género “menor” y que no es un género nacional. Sobre esto, me gustó algo que dice Cazzu en Caja Negra: que mucha gente dice que “no es un género ‘nuestro’ pero en definitiva el rock tampoco lo era”. ¿Cómo se mide la argentinidad?
· Los nombres que más suenan son Duki, Ca7riel, Wos, Trueno, y muchas chicas en la primera línea: Nicki Nicole, Dakillah, La Joaqui y Cazzu.
· Es interesante lo que pasa con las traperas porque todas tienen canciones entre las más escuchadas. Y son exponentes de un género señalado por sus letras hipersexualizadas o cosificadoras de las mujeres. Suena contradictorio. Es verdad pero a veces simplificar homogeniza algo difícil de homogeneizar y le otorga a otros géneros una superioridad ficticia. ¿O el pop no cosifica? ¿El rock no tiene letras misóginas?
· Con la cumbia y el reggaeton pasa algo parecido. En “Cumbia, nena”, Malvina Silba y Carolina Spataro reflexionaron sobre el lugar de las mujeres en la cumbia villera y proponen pistas que siguen vigentes para pensar cómo se metamorfosean los problemas.
· Como en otros géneros, la representación de las mujeres como objetos sexuales, en un lugar subordinado, está diseñada para el placer masculino. Pero como en muchas expresiones culturales, los sentidos que se construyen no están tallados en piedra y aunque la industria cultural lea tarde los cambios o no los lea. Eso no quiere decir que no haya cambios de este lado de la pantalla o del auricular.
Escuchá la columna completa acá
En el escenario y en la calle
· En el trap, hay muchas más mujeres en el escenario y ya no solo se escuchan las representaciones que hacen de ellas los varones sino las propias. Dos subrayados importantes.
· Su irrupción no es en una escena silvestre, aislada del mercado. Las traperas llegan a una industria que ya tenía su lugar para las mujeres. Por eso traperas como Cazzu dicen “Como no era linda tuve que ser diferente”. El problema no dejó de existir, lo que cambia a veces es la respuesta.
· Que haya más mujeres no se traduce en feminismo, más bien se visibilizan problemas. No es que tengan discursos feministas, hay críticas, hay imágenes diferentes pero sobre todo están visibilizados debates y problemas que antes estaban naturalizados. Y esto tiene más que ver con que la escena musical esté inserta en una sociedad, donde se trata a las mujeres como objetos sexuales pero también hay movimientos sociales y políticos que critican y desnaturalizan esos prejuicios. En esto son más importantes quizás las que escuchan que las que cantan.
· Hay letras que reproducen estereotipos, otras con chicas que deciden, son sujetos. También a veces resignifican imágenes estigmatizadas y la hacen suyas como las imágenes negativas, la perra o la turra, la atrevida (pasa en las canciones y en la “vida real”).
· Cazzu en Turra canta: “Yo me tiro, ya fue, corte descarada” y explica todo lo que le haría al tipo que le gusta. Lejos del lugar pasivo que todos los géneros musicales reservan para las mujeres.
· El límite entre empoderamiento (individual) y cosificación (social) siempre es difuso, porque no vivimos solas. Podés mostrarte como quieras, pero las imágenes circulan en una sociedad que ya está organizada alrededor de determinados valores. Lo interesante es que la pregunta está planteada.
· Es interesante lo que pasó con el remix Ella no es tuya· El original de Rochy D original tiene 500.000 reproducciones en Youtube. En febrero lo remixó con Nicki Nicole, que le agregó la voz femenina: dice que cuando está con él, es lo mejor pero ella no es de nadie. La canción sigue siendo la de un tipo que le molesta que la chica salga con otro, ¿qué cambia? Escuchamos una voz que estaba ausente. El remix tiene 140 millones de reproducciones.
· Otra narrativa fuerte es la independencia económica ("mi plata la hago yo"). No me parece un detalle en una sociedad donde la dependencia económica es la piedra de toque de muchas desigualdades y violencias.
· En sí mismas ni las letras ni las imágenes de las traperas cuestionan todas las jerarquías y desigualdades. Como otras expresiones culturales, pueden exponerlas, toman nota de un momento. No alcanza como “programa”, como casi toda “resistencia” no agotan las posibilidades, no son el techo, más bien son un piso. Para lo que sigue, son necesarias muchas otras cosas.
· Mientras tanto, las chicas cantan y bailan con los ojos bien abiertos.
Celeste Murillo
Columnista de cultura y géneros en el programa de radio El Círculo Rojo.