"Buena suerte, Leo Grande" es una comedia dramática dirigida por Sophie Hyde, con guión de Katy Brand y protagonizada por la célebre actriz británica de "Sensatez y sentimientos", acompañada por el actor irlandés Daryl McCormack, conocido por su papel de Isaiah en la exitosa serie "Peaky Blinders".
Martes 9 de agosto de 2022 09:57
En Buena suerte, Leo Grande, Emma Thompson se pone en la piel de una profesora jubilada, viuda, que contrata los servicios de un joven acompañante para intentar disfrutar del placer sexual, que nunca antes experimentó en su vida. Los sucesivos encuentros con el joven, que se hace llamar Leo Grande por sus clientes, transcurren en un cuarto de hotel, lo que le da un aspecto de puesta teatral al rodaje, cuyos escenarios se vieron limitados por las restricciones de la pandemia de covid.
"El goce es un derecho humano fundamental", sentenció el senador Pino Solanas en su recordado discurso a favor de la legalización del aborto en Argentina, en 2018. Y mientras él hablaba de las jóvenes de su generación, aterradas por la posibilidad de embarazos no deseados y probables abortos clandestinos inseguros, la directora de Buena suerte, Leo Grande, expone el derecho al goce en la tercera edad, cuando los cuerpos se alejan de la lozanía y el vigor de la juventud, incluso los que se preciaron de corresponder a los estereotipos hegemónicos.
La protagonista es esta mujer sexagenaria, madre de dos jóvenes adultos que le resultan aburridos o distantes, con una única pareja sexual en toda su vida -su marido- con quien el sexo era una anodina y rítmica rutina en la que jamás experimentó un orgasmo. Y que, a pesar de ser educada con rigor y de dictar clases de religión con igual severidad a adolescentes con menos disposición a la obediencia que la que ella supo tener, se atreve a saldar esa deuda pendiente consigo misma. La deuda de gozar de su cuerpo, a través de otro y por sí misma.
Los diálogos que mantienen el escort y su clienta en sus sucesivos encuentros transcurren entre momentos hilarantes, nostálgicos, angustiantes y reflexivos. ¿Debería ser el trabajo sexual un servicio público?, se preguntan al pensar en todas aquellas personas que requieren a Leo Grande para obtener el placer que les está vedado disfrutar espontáneamente. ¿Pensamos alguna vez en el goce prohibitivo para aquellos sujetos que no cumplen con los dictámenes de la hegemonía, por la edad, el género, la diversidad funcional, etc.? Él la invita a reconocer su atractivo, en y más allá de su cuerpo y adivina que seguramente tiene algunos admiradores. Ella responde que no le faltan propuestas, pero que provienen de señores de su edad y no le interesan los viejos. ¿Puede la sociedad invisibilizar los cuerpos y los deseos de quienes no responden a los imperativos del juvenilismo, los cánones estéticos y el empoderamiento que proviene de la masculinidad, el dinero o el éxito?
Muchas líneas sugerentes que no terminan desarrollándose, en una historia que rompe con el arquetipo de la prostituta "rescatada" por el hombre joven, elegante y millonario que la convierte en su esposa. En este caso, la clienta es ella, es una jubilada que cobró un salario de profesora toda su vida y él no busca abandonar su actividad para convertirse en un joven "mantenido". Quizás Buena suerte, Leo Grande vale más por lo que suscita el desnudo frontal de Emma Thompson, a sus 63 años, y lo que se insinúa entre líneas, para seguir pensando a la salida del cine.
A pesar de que el relato, por momentos, resulta poco convicente y de que los personajes están delineados -desde el guión mismo- de manera algo estereotipada, los actores brillan en su interpretación. Especialmente la sensacional Emma Thompson, cuya transformación es elocuente desde una primera aparición como una flemática británica reprimida y un tanto neurótica hasta un final en el que se siente liberada de aquellas ataduras que la oprimieron por décadas. Excelente acompañamiento del joven actor Daryl McCormack, que se luce también en sus matices y prestancia al lado de una celebridad como Thompson. Aunque por momentos no sea muy convicente, la película no deja de ser entretenida y abre algunas hendijas para respirar otros aires que no huelen a los mandatos sociales que tanto abruman.