×
×
Red Internacional
lid bot

TELÉFONOS DE MÉXICO. Esposa de telefonista encabeza lucha por justicia para su familia

Hasta 2014, Guadalupe se dedicó a "las labores del hogar". Ante el ataque a la calidad de vida de su familia y los derechos laborales de su esposo, alzó la voz y salió a luchar.

Jueves 9 de febrero de 2017

La imposición de roles establecidos para las mujeres no es un secreto, millones de mujeres son oprimidas hoy en día y obligadas a mantener entre cuatro paredes sus problemas y sus quejas sobre el mundo que habitan.

Hoy como hace muchos años, sigue siendo especialmente difícil para una mujer alzar la voz y pelear por sus derechos, tomar la decisión de salir de lo privado muchas veces implica ser señaladas. Sin embargo, las que lo hacen, las que desafían estos roles y salen a lo público por defender sus derechos sin miedo, revelan la gran fuerza y determinación que las mujeres tenemos para luchar.

La historia

Guadalupe vive en Ciudad Juárez, Chihuahua, la ciudad del feminicidio, la ciudad fronteriza en la que el narcotráfico y la violencia son solo la punta del iceberg de los problemas que enfrentan las familias trabajadoras. Hoy sin duda, con mayores carencias por la subida de precios generalizada en medio del contexto internacional y nacional.

Madre de familia y ama de casa, tuvo que cambiar su vida y su manera de mirar los problemas a raíz de un accidente que dejó a su esposo sin posibilidades de trabajar y por el cual su familia quedó en la calle, al negársele injustamente una jubilación especial, aun teniendo 28 años de antigüedad en la empresa Telmex (Teléfonos de México).

Leer: Accidente laboral en Telmex, largo camino por justicia

Las consecuencias del accidente, dejaron sin caminar y con problemas cognitivos a Jesús, diagnosticado con XX se vio impedido para defenderse. Guadalupe se puso al frente de la lucha por defender los derechos laborales de su esposo, teniendo que estudiar el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT), entender los lineamientos de la empresa y la ley del seguro social intentó por varias vías hacer valer los derechos de Jesús como trabajador del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM).

El hijo de ambos, XX tuvo que dejar la escuela para trabajar y así mantener a la familia, pues el mejor arreglo que consiguieron hasta ahora les otorga cerca del 30% del salario de Jesús. Guadalupe se dedica tiempo completo a cuidar a su esposo, escribir cartas y buscar solidaridad para la lucha que mantienen hace ya casi 3 años.

A pesar de que existe evidencia suficiente para otorgarle a Jesús la jubilación especial por el accidente de trabajo, esta no ha sido otorgada, la señora Guadalupe ha hecho junto con su esposo múltiples viajes a la capital del estado para poder ver a los representantes sindicales, teniendo que costear ellos los viajes y poniendo en riesgo la salud de Jesús.

Guadalupe, después de ver que no había respuesta en lo privado, y que los acuerdos siempre eran para beneficiar a la empresa y no al trabajador, decidió denunciar públicamente tanto a Telmex como al Seguro Social, quienes no pudieron resolver la situación de Jesús aunque esta causa fuera justa.

Levantó demandas contra ambas partes y denunció en medios de comunicación los atropellos que ella, su esposo y su familia han pasado.

A la señora Guadalupe ya le llamaron “bruja”, “metida”, “chismosa”, pero a pesar de los señalamientos ella no está dispuesta a dar un paso atrás, lo que está en juego es la calidad de vida de su familia.

No es un hecho aislado, es el capitalismo y el patriarcado

Pero el caso de Guadalupe no es un hecho aislado, como ella miles de mujeres salen a diario a las calles a trabajar y defender el derecho de su familia a una vida digna, muchas veces dejando el cuerpo y la mente en el trabajo miles de mujeres en el mundo son las encargadas de garantizar el sostén y la reproducción de su familia a pesar de las condiciones estructurales que cada vez nos dificultan más.

A pesar de los trabajos cada vez peor pagados y mucho más precarios, aguantando acosos laborales y sexuales, y cumpliendo con las dobles jornadas laborales que implica el trabajo y la casa, muchas mujeres han dejado el espacio privado para salir a luchar en lo público, haciendo ver a muchas más que la opresión y la explotación que enfrentamos solo debe impulsarnos a salir a las calles y pelear por una mejor vida, una vida digna para la clase trabajadora y sus familias.